Cristina alertó a la fiscal y jueza qué resultados espera y abrió una "guerra"

La cadena nacional de Cristina Fernández, de blanco y en silla de ruedas, fue hoy tapa de la mayoría de los diarios que, sin embargo, no priorizan los mismos aspectos del discurso que llevó una hora, y que se constituyó en el primer mensaje oficial sobre el caso Nisman. Para muchos, un nuevo ataque.


CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24) El mensaje que difundió anoche la Presidenta Cristina Fernández por cadena nacional, logró acaparar las tapas de los principales diarios. 
 
Luego de un discurso de una hora, algunos de ellos cuestionan a la mandataria nacional por “descalificar” la denuncia de Alberto Nisman, como sucedió en el caso de 'Clarín', o por vincular al gran holding argentino con Diego Lagomarsino, lo hizo 'La Nación'. 
 
Otros más oficialistas como 'Página/12', 'Tiempo Argentino' y 'Ambito', amplifican la disolución de la Secretaría de Inteligencia y la creación de la Agencia Federal de Investigación.
 
Por su parte 'Buenos Aires Herald', el diario elogiado por Cristina Fernández, demuestra que no se casa con nadie y afirma que los cambios en Inteligencia llegan "un poco tarde". 
 
Según Clarín, "Cristina descalificó la denuncia de Nisman y habló de un crimen". Define en la volanta que no hubo ni "autocrítica" ni "condolencias" para la familia del fiscal fallecido. Y calificó que los argumentos de la denuncia son "descabellados" y "absurdos".
 
"Fue en un mensaje grabado en  Olivos, vestida de blanco y en silla de ruedas, en el que defendió el memorándum de entendimiento con Irán por la causa AMIA, descalificó la acusación de Nisman contra ella, el canciller Héctor Timerman y otros dirigentes kirchneristas por presunto encubrimiento a los iraníes acusados de planificar el atentado a la mutual judía y anunció un proyecto de ley para disolver la Secretaría de Inteligencia y crear una nueva agencia, que enviará al Congreso para ser tratado en sesiones extraordinarias en febrero", se leyó.
 
En otra nota, el matutino dice que la jugada del Gobierno es apuntarle a Lagomarsino: "En la causa judicial que investiga la muerte del fiscal Alberto Nisman todavía no hay ninguna certeza. Y si bien su estrecho colaborador, Diego Lagomarsino, es el único imputado, aún no ha sido llamado declaración indagatoria ni acusado de otro delito que el de prestar un arma a una persona sin registro de legítimo portador. Para la presidenta Cristina Kirchner, esos elementos fueron suficientes para poner la lupa sobre el experto en informática y hasta lo vinculó al Grupo Clarín". 
 
Luego, el editorial "Negar todo y cambiar el eje" de Ricardo Roa: "Cristina volvió a ser Cristina. Dejó pasar 12 días desde la denuncia de Alberto Nisman y una semana desde la muerte del fiscal para hablarle al país. Fueron 55 minutos, más de la mitad dedicados a autoelogiarse por la política de derechos humanos. Todo lo que dijo ya se había escuchado. Y volvió a callar lo que también antes había callado: el juicio a las Juntas Militares y el Nunca Más en el gobierno de Raúl Alfonsín. Como siempre, la historia empieza cuando los Kirchner llegan a la Rosada. 
 
De riguroso blanco, sin joyas y en silla de ruedas: quedó claro cómo quería ser mostrada y qué quería transmitir. Una presidente víctima de “todos los demonios”. Los demonios de los fiscales y de los jueces, de los servicios de inteligencia y de los medios, “como nunca se vio en la democracia”.
 
En los primeros 35 minutos trazó un paralelo entre la eliminación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final con su “combate a la impunidad”. Y en esa bolsa metió el atentado a la Embajada de Israel, la masacre de la AMIA y el pacto de Irán. No se privó de nada, ni siquiera de mentir sobre la designación de Nisman como fiscal especial para investigar el ataque a la AMIA. Dijo que Néstor Kirchner no tuvo nada que ver, que lo había nombrado el procurador de entonces. Se pega a lo que le conviene y trata de despegarse de lo que no le conviene: el procurador de entonces, Esteban Righi, es el equivalente a la Gils Carbó, sólo que mucho más respetable.
 
El primer y en realidad único anuncio concreto vino a continuación: la disolución de la Secretaría de Inteligencia que había creado ella misma en reemplazo de la SIDE y que ella misma admitió que se trató de “un cambio de nombres que no significaba nada”. Más serio le parece lo que proyecta hacer ahora: una Agencia Federal de Inteligencia. 
 
La presentó poco menos que como una revolución. Dijo que el sistema de escuchas telefónicas dependerá de Gils Carbó, como si la Procuradora que encabeza la ofensiva oficial contra la Justicia fuese garantía de independencia. Para Cristina, la Procuraduría “es el único Ministerio extrapoder” ajeno al Ejecutivo, al Legislativo y al Judicial. Es un gran descubrimiento aunque tiene una dificultad: Gils Carbó es una funcionaria ultra kirchnerista. (...)
 
Otro plato fuerte del discurso fue poner a Jaime Stiusso como parte de la herencia recibida y no querida en los servicios de inteligencia. Stiusso estuvo con los Kirchner once años como jefe operativo de la SIDE. Por decisión exclusiva de ellos. No tienen manera de hacerse los distraídos. 
 
Cristina explicó las denuncias de corrupción como parte de ese menú preparado por espías traidores aliados con jueces, fiscales y medios. Y sin que se entienda bien por qué o entendiéndose muy bien por qué, coló a las empresas de Lázaro Báez. 
 
Y al fin llegó la denuncia de Nisman y la muerte de Nisman. Sin decirlo, ella dijo que la denuncia del fiscal no había sido escrita por el fiscal porque los argumentos “descabellados” “no caben en la cabeza” de ningún jurista. Sin decirlo, dijo que el fiscal fue sólo un instrumento. 
 
(...) En el fárrago, dio una primicia: la ministra de Seguridad existe, aunque sólo sea para comunicarse con ella.  (...)
 
Cristina volvió a ser Cristina. Autorreferencial y víctima de una conspiración a la que no teme y dará batalla en un relato en el que mezcla hechos con deducciones de cronista policial. Ya instalada la hipótesis del crimen, tiene un principal sospechoso: Diego Lagomarsino, “amigo íntimo” del fiscal. “Feroz opositor” al Gobierno y hermano de un técnico en sistemas de un estudio que trabaja para Clarín. No falta nada. El crimen del fiscal está esclarecido".
 
"La Presidenta volvió a sugerir que fue un crimen y apuntó a Lagomarsino", imprime el diario 'La Nación' en su titular más visible. Acentúa que señaló al dueño del arma como un "feroz opositor" y "vinculó al Grupo Clarín" junto a "espías de la exSIDE": "Cristina Kirchner, además, le endilgó un perfil anti-K. "Esta persona es un feroz opositor al Gobierno, pudimos ver en su Twitter las groserías... Esos agravios e insultos de tinte machista dirigidos a la persona de la presidenta de la República", señaló."
 
"Aún sin pruebas concretas, el objetivo de la Casa Rosada es dar una fuerte disputa en la opinión pública, apabullando con nuevos datos y circunstancias que sirvan para desligar al gobierno nacional y delinear una línea en la investigación", sostiene. 
 
Martín Rodríguez Yebra hace un análisis que titula "Sin autocrítica. Sin pruebas. Sin pésame", donde dice que Cristina "encontró un autor intelectual: el espía Antonio Stiusso. Sugirió el nombre del autor material: el informático Diego Lagomarsino. Y dejó bien en claro quién había sido la verdadera víctima: ella."
 
"Hasta la puesta en escena reforzaba la idea. Eligió mostrarse vulnerable, sentada en una silla de ruedas y con la bota ortopédica a la vista, lejos del escritorio que suele usar para sus discursos por cadena nacional.
 
Ajena a cualquier autocrítica, Cristina Kirchner intentó construir un alegato de defensa de su gestión de la causa AMIA, pero terminó por redondear un relato inquietante del Estado que ella conduce desde hace ocho años. Un país en el que oscuros agentes de los servicios de inteligencia son capaces de comprar voluntades, extorsionar y hasta matar para defender su poder.
 
La respuesta que ofreció fue una reforma del aparato estatal de espionaje preparada de urgencia durante el fin de semana. Así, enmarcó la muerte de Nisman en la guerra paraestatal desatada en los últimos años y que su gobierno falló en controlar.
 
Pero el cambio propuesto aporta poco más que un cambio de nombre. La futura Agencia Federal de Inteligencia retendrá gran parte de las funciones de su predecesora. Se le encomienda explícitamente involucrarse en investigaciones de delitos complejos, entre los que se incluyen los "económicos y financieros" -una puerta abierta a las arbitrariedades del Gobierno-.
 
Al nuevo organismo le quitará el área de escuchas telefónicas: decidió transferírsela a la Procuración General. Es decir, le entrega el monopolio de los secretos a Alejandra Gils Carbó, la abanderada de la justicia militante.(...)
 
Al dinamitar la vieja SIDE, la Presidenta intenta dibujar un ideólogo en las sombras de la muerte de Nisman. Del asesinato, aunque se cuidó de no decir la palabra.
 
La lógica implícita de su discurso por cadena nacional es que Stiusso y el sector de los servicios que se opuso al acuerdo con Irán por la causa AMIA convirtieron a Nisman en un instrumento de venganza. Le escribió la denuncia de encubrimiento y se encargó de eliminarlo para que las sospechas embarraran al Gobierno.
 
Puesta a dilucidar el misterio, insinuó que Lagomarsino podía ser algo más que el hombre que le prestó un arma a Nisman un día antes de morir. Presentó dos pruebas irrefutables: el hombre es un "feroz opositor" al kirchnerismo de acuerdo con sus expresiones en Twitter y, para colmo, uno de sus hermanos trabaja en una firma del Grupo Clarín -algo que la empresa desmintió al instante-.
 
No ofreció hipótesis alguna para explicar por qué las fuerzas de seguridad a su cargo no pudieron proteger a un funcionario judicial que estaba bajo amenaza y que había presentado una denuncia incendiaria contra la cúpula del Gobierno(...)
 
Una población que esperaba mensajes tranquilizadores en este verano de espanto se encontró con la declaración de otra guerra imaginaria. Tan carente de empatía que ni siquiera fue capaz de incluir el cortés consuelo de un pésame a la familia de un hombre muerto."
 
En un segundo plano, tanto 'Clarín', como 'La Nación', hablan de la creación de una Agencia Federal de Inteligencia y de la disolución de la Secretaría de Inteligencia (SI).
 
Con una foto de la placa que figura en el edificio donde funciona la SI, 'Página/12' pone el sello "Fuera de servicio". El eje que realza es el de la disolución de la SIDE y la creación de una Agencia Federal "con principios totalmente diferentes de los vigentes".
 
Con el desafío:" “A mí no me van a extorsionar, no me van intimidar, no les tengo miedo, que digan lo que quieran, que los jueces me citen, no me van a hacer mover un centímetro de lo que siempre he pensado”, aseguró ayer la presidenta Cristina Fernández de Kirchner luego de anunciar la “disolución de la ex SIDE” y la creación de una “Agencia Federal de Inteligencia”", comienza la nota.
 
Además, dedica otra al "hermano de Lagomarsino" y Raúl Kollmann escribe el artículo: "Imputado por prestarle el arma al fiscal", con la foto de Diego Lagomarsino... el culpable.
 
'Tiempo Argentino' rotula: "Cristina propuso disolver la ex SIDE y crear una Agencia Federal de Inteligencia". Remarca la creación del organismo, cuyos directores tendrán acuerdo del Senado; que las escuchas pasarán al Ministerio Público; y que la Jefa de Estado vinculó a Diego Lagomarsino con Clarín. Y con respecto al colaborador de Nisman comparte un dato inédito: "había fotografiado a familiares de las víctimas de Cromañón". Abre el interrogante: "¿Qué hace un experto informático contratado por la unidad de investigación de un atentado terrorista, a la que casi nunca iba pero cobraba un sueldo altísimo, tomando fotografías en un reclamo de Justicia por el incendio de Cromañón y postulándose para colaborar, de marera rentada, en el desbaratamiento de bandas criminales?"
 
'Ámbito Financiero' dice que "Disuelven la ex SIDE, crean nueva agencia y le sacan las escuchas". Manifiesta que el director y el segundo de la Agencia Federal de Inteligencia deberán tener un acuerdo del Senado, de acuerdo al nuevo proyecto de ley que envió el Gobierno nacional. Y edita que Cristina Fernández habló de un "complot" de "espías, jueces y fiscales" contra su Gobierno, y que le "restó solidez a la denuncia de Alberto Nisman" –agregó que ningún jurista la "defendió"-. Ostenta que el diario había adelantado dos datos: que iba a cambiar el tema de las escuchas y que esta semana hablaría en público.
 
"Además de la defensa de la posición del Gobierno ante la denuncia de Nisman y la descripción de lo que considera un complot político en su contra, la Presidente insistió en que "es necesaria una profunda reforma también en el Poder Judicial"", remarca el diario. 
 
"Cristina ensayó cambios en inteligencia para atenuar el impacto del caso Nisman", subraya 'El Cronista' en lo que se puede calificar como un título contundente. Se distinguen varios ejes: la creación de una Agencia Federal de Inteligencia en lugar de la SI, las escuchas pasarán a la órbita del Ministerio Público Fiscal que dirige Alejandra Gils Carbó, la vinculación de Diego Lagomarsino con el Grupo Clarín. Y hay un dato que no acentúa ningún otro periódico: François Hollande "suspendió su visita a la Argentina por ‘razones de contexto general’".
 
Dice que Cristina "también puso en duda la versión del secretario de Seguridad Sergio Berni ya que relató que fue la ministra Cecilia Rodríguez quien pasada la medianoche le avisó de un incidente en la casa del fiscal, que recién a las 2.30 le avisaron que el cuerpo en el baño era el de Nisman", y que como ya había insinuado en su segunda carta, "dirigió sus sospechas a Lagomarsino, colaborador del fallecido fiscal, al que catalogó como "feroz opositor a este gobierno" en base a su cuenta de Twitter, al afirmar que esa "persona de íntima confianza que le presta una pistola" es "el hermano de un importante estudio que es socio del Grupo Clarín". Un Gerardo Lagomarsino es administrativo de Saenz Valiente & Asociados, según su web. Igual el multimedios niega cualquier vínculo. Al final, la mandataria lanzó un desafío sin identificar su blanco: "No me van a extorsionar, no me van intimidar, no les tengo miedo, que digan lo que quieran, que los jueces me citen. No puedo permitir que se tenga sitiada a la democracia"".
 
Menos 'Página/12' y 'Buenos Aires Herald', todos exhiben a una Cristina Fernández en sillas de ruedas hablando por cadena nacional, tal como se la vio ayer en TV...

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