La retención de la fragata Libertad en el puerto ghanés de Tema, por un embargo trabado a pedido de los denominados fondos “buitres”, dejó al descubierto una larga guerra fría entre dos sectores del Gobierno. El lunes, los principales colaboradores del ministro de Defensa, Arturo Puricelli, preparaban su bártulos para dejar el edificio Libertador. El funcionario había presentado su renuncia a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.

Por Fernando Oz
No fue la feroz disputa entre la Cancillería y la cartera castrense, por deslindar responsabilidades mutuas por el papelón en Ghana, lo que llevó al ex gobernador de Santa Cruz a anunciar su dimisión. “Lo hizo para descomprimir la situación y porque está cansado. Ella quiere seguir controlando Defensa desde Gelly y Obes”, explicó en voz muy baja un funcionario que entra a diario al despacho de Puricelli.
“Ella” es la ministra de Seguridad Nilda Garré. Dos fuentes más confirmaron a PERFIL los momentos de incertidumbre que vivió el patagónico, una de ellas hasta había llevado unas cajas para poner sus pertenencias. La Presidenta no le aceptó la renuncia y un ministro y dos secretarios de Estado lo llamaron para solidarizare.
Ya son cuatro las bajas que se cuentan como consecuencia del escándalo. El pase a disponibilidad del Director General de Organización y Doctrina de la Armada, comodoro Alfredo Mario Blanco, y la del secretario general de esa fuerza, el contraalmirante Luis María González Day, fueron de la mano. El primero fue quien, “conforme a la documentación que obra en ese Ministerio”, ordenó “el cambio de destino” de la fragata “por razones operativas”. El segundo fue por decir en declaraciones a la prensa que la definición del itinerario de la embarcación era el resultado de “un proceso cooperativo interministerial”.
Después vino el pase a retiro del jefe de los marinos: almirante Carlos Paz. Tras el inicio de un “sumario administrativo” y el pase a disponibilidad de sus dos subalternos, Paz presentó un “pedido de relevo” y la Presidenta lo aceptó y designó en su lugar al vicealmirante Daniel Martin.
La cuarta baja para los marinos fue la de la titular de la Dirección Nacional de Inteligencia Estratégica Militar (Diniem), Lourdes Puente Olivera. Se desempeñó como Personal Civil de Inteligencia (PCI) de la Armada, es licenciada en Ciencias Políticas y sobrina de la esposa del secretario de Estrategia y Asuntos Militares, Oscar Cuattromo.
Lourdes fue designada durante la gestión de Garré al frente de Defensa y Puricelli la heredó. Su cargo fue ocupado por su segundo, Jerónimo Rins; un hombre del riñón de la ex senadora María Cristina Perceval, quien recientemente fue designada como representante argentina ante las Naciones Unidas. “A Lourdes la acusaron de llenar de marinos el entorno de Puricelli, para cuidarlo de Milani (César, segundo del Ejército y jefe de Inteligencia de esa fuerza). Pero eso es descabellado”, aseguró a PERFIL una fuente del último piso de Cerrito 572, el edificio donde funciona el Instituto de Ayuda Financiera para retirados, y donde se esconde la oficina de la Diniem.
Un alto funcionario de la cartera de Defensa aseguró que “hay documentos sobre el itinerario de la fragata que Puricelli no vio, eso pasó por las manos sólo de Forti”. Alfredo Forti es el secretario de Asuntos Internacionales del Ministerio, quien viajó a Ghana junto al funcionario de Cancillería Eduardo Zuain para intentar rescatar el buque escuela. “Forti, que no es el viceministro de Defensa, ni habla con Puricelli. El lo quiere reemplazar y responde a Garré”, argumentó la misma fuente.
En el edificio Libertador nadie descarta que Puricelli vuelva a la venta de cerezas, aunque sabe que cuenta con el apoyo de los “pingüinos puros”. Mientras tanto, el ministro sube el volumen de los cuatro televisores que tiene en su despacho, habla en voz baja y hace señas. Teme que lo estén escuchando.

Milani bajo la lupa por Tucumán
El vicepresidente segundo del Senado, el radical Gerardo Morales, realizará el lunes una presentación ante el juez federal de Tucumán Daniel Bejas “para saber cuál fue el rol” del actual subjefe del Ejército y jefe de Inteligencia de esa misma fuerza, general César Milani, durante el tenaz “Operativo Independencia”(1975-1976). El magistrado ordenó esta semana la detención de 34 supuestos represores que actuaron en esa provincia, entre ellos, el general retirado Mario Benjamín Menéndez, ex gobernador de las islas Malvinas en 1982.
La Policía de Seguridad Aeroportuaria detuvo el miércoles a 16 personas implicadas en delitos de Lesa Humanidad. La Fiscalía también pidió las detenciones de la ex presidenta María Estela Martínez de Perón y del dictador Jorge Videla, pero el juez sólo pidió la captura de los uniformados.
“El 10 de septiembre del año pasado presenté un pedido de informes para saber qué funciones desempeñó Milani en Tucumán, a las órdenes del general Acdel Vilas, desde el 20 de mayo de 1976 hasta el 17 de julio del mismo año, en el marco del Operativo Independencia. El 18 de octubre, el Ministerio de Defensa me contesta con evasivas. Lo que sí está claro es que estuvo en Tucumán durante esos años, eso está en su legajo”, dijo Morales en diálogo telefónico con PERFIL.
En la acusación de la Fiscalía se definió al “Operativo Independencia” como una “intervención masiva de las fuerzas armadas y de seguridad en un plan sistemático de exterminio de opositores políticos mediante la utilización del aparato estatal”. La intervención fue comandada por los fallecidos generales Acdel Edgardo Vilas y Antonio Domingo Bussi.


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