Krisis con las Fuerzas de Seguridad: La hora de pagar los costos políticos

Se abrió un compás de espera hasta el martes (09/10) para que el Gobierno analice el petitorio de los uniformados y ofrezca una respuesta. Mientras los agentes mantienen las protestas en el Gobierno comenzó el tiempo de evaluar daños políticos y reacciones. Garré y Berni quedaron en la mira, ya suena Balza para un reemplazo. Boudou, Lorenzino y Abal Medina fueron incapaces de pilotear la tormenta. La oposición sumó otro papelón.



CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24).- Con un impasseabierto hasta el martes (09/10) entre el Gobierno y las fuerzas de Seguridad en torno al conflicto por los haberes de los prefectos y gendarmes, que además incluye un petitorio de 6 puntos que sigue bajo análisis gubernamental, en el kirchnerismo llega el tiempo de evaluar y pagar los costos políticos de un conflicto inédito.
La primera reacción en ese sentido fue echar a la cúpula de ambas fuerzas, junto a otros jefes, aunque la medida no satisfizo a los efectivos.
Quienes quedan en la cuerda floja son Garré y Berni, pero es interesante repasar la actuación de los otros protagonistas, sin olvidar que el decreto que generó la crisis lleva también la firma de Cristina, quien vio por segunda vez consecutiva arruinado un viaje al exterior. Ahora a Lima, antes en Estados Unidos.
El Jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, mostró toda su incapacidad de reacción y gestión. Sólo apareció para comunicar la marcha atrás del decreto y garantizar los pagos de los sueldos de los agentes como venía ocurriendo hasta la vigencia de la resolución que reordenó los haberes. De paso amplificó la teoría conspirativa y desestabilizadora que había inaugurado Página12 la mañana del martes 03/10.
Más arriba en la jerarquía gubernamental, el titular del Senado en ejercicio de la presidencia (mientras Cristina estaba en Lima, Perú, cuando se desató la crisis), Amado Boudou, está peleado con el Jefe de Gabinete y entonces no hizo lo que tenia que hacer: reunirse al menos con Abal Medina aunque sea para que se supiera que estaba trabajando. Por el contrario su agenda se mantuvo inalterable en sintonía con la estrategia oficial en la causa Clarín y se fotografió con el flamante titular de la Afsca, Martín Sabatella para poner en funcionamiento la Comisión Bicameral de seguimiento del cumplimiento de la ley de Medios.
El ministro de Economía, Hernán Lorenzino, de acotado poder de acción gracias a la influencia deAxel Kicillof, fue incapaz de ordenar los números para salir rápido de la crisis. También llamó la atención la ausencia del joven funcionario preferido por Cristina.
Nilda Garré y el ministro de Defensa, Arturo Puricelli, son los responsables de haber dejado crecer el reclamo y no monitorear la instrumentación del decreto además de provocar la ruptura de la cadena de mandos.
El viceministro Sergio Berni estuvo todo este tiempo –y desde que asumió en el cargo- mas preocupado en desgastar a Garre que en resolver el tema, además de no haber podido demostrar mucha autoridad en el edificio Guardacostas.
Su gestión inicial fracasó estrepitosamente y derivó en el regreso e intervención de Cristina y de otras figuras del Gobierno que terminaron suspendiendo los efectos del decreto polémico.
Entonces, si Cristina, además de haber desplazado a las cúpulas de Gendarmería y Prefectura, quisiera modificar las figuras del Ministerio de Seguridad, no solo debería apuntar a Garré sino también a Berni.
A todo esto comenzó a sonar el nombre de Martín Balza. Según informa la agencia Noticias Argentinas, algunos hasta llegaron a deslizar que la presidente estaría decidida a hacerles pagar caro el costo político de la protesta a ambos y se animaron a mencionar el nombre de Balza -actual embajador en Costa Rica- como futuro ministro del área.
Cristina puede no cambiar nada, pero tendría que ordenar el juego porque se ha dejado sentar un precedente con la inédita protesta de las fuerzas de seguridad, que pasaron de reclamar contra un decreto que les bajó los sueldos a presentar 6 puntos con otros pedidos más amplios y mantener las concentraciones.
Más grave aún es el precedente de la pulverización de la cadena de mandos en las dos instituciones clave para el plan de seguridad del Gobierno. Dos instituciones mimadas por Garré frente a las denostadas fuerzas armadas y la policía, a quien venía de acusar de mantener focos de corrupción.
Sobre estas últimas habría que seguir qué curso tomará el malestar entre los suboficiales de la Armada y en la policía Bonaerense.
A todo esto la reserva moral del Frente para la Victoria, La Cámpora solo emitió comunicado agitando los fantasmas de Semana Santa de 1987 y del golpe.
Un tramo del comunicado de Unidos y Organizados:
“Comprendemos el justo reclamo de los afectados en su salario por la implementación contraria al sentido de un decreto que cumplía con un fallo de la Corte Suprema de Justicia”.
La manipulación espuria de la información por parte de los históricos enemigos de la democracia está intentando conducir un conflicto que ya se encuentra solucionado a lugares oscuros a los que los argentinos no queremos ni estamos dispuestos a volver”.
“Son los mismos que fogonean la violencia y el golpismo abiertamente los que intentan generar un clima de desestabilización a través de una serie de hechos que van en escalada de forma casi guionada por el señor Magnetto”.
El kirchnerismo siempre apela a las denuncias conspirativas cuando se equivoca y no encuentra las salidas.
Por eso, para recuperar espacio lanzaron esas alusiones extemporáneas acompañadas por todo el aparato de medios adictos pero es tal la justicia del reclamo que tuvieron que reconocerlo y advertir que no había espacio para la victimización de Cristina.
También la oposición volvió a hacer un papelón. Se prestaron a la firma de un documento impulsado por el kirchnerismo en sintonía con las teorías desestabilizadoras y de victimización.
Solo Claudio Lozano, hombre del FAP que se desmarcó de la postura de otros miembros e hizo pública su posición, se negó al show a riesgo de romper el bloque.
El radicalismo nuevamente se fracturó entre los diputados y los senadores.
El PRO, con Pinedo y luego Macri en conferencia de prensa intentó mostrarse conciliador en la crisis con terror de que los acusaran de golpistas.
Lo mismo hizo el PJ disidente, también mas preocupados de que no los acusaran de cómplices o parte de la maniobra de “desestabilización”, en definitiva, ninguno de esos bloques aportaron ideas a pesar de que integran las comisiones de Seguridad en ambas cámaras y por eso tienen mucha responsabilidad compartida en la crisis.

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