El patrimonio y la mala memoria de Cristina

La presidenta de la Nación no anda bien de la memoria en los últimos días. El jueves último, ante una pregunta puntual de una estudiante de la Universidad de Harvard sobre el incremento de su patrimonio en los últimos ocho años, indicó que éste podía explicarse porsu "exitoso" trabajo como abogada, pese a que no habría ejercido esa profesión en los últimos veinte años. Y ayer, al referirse al cepo cambiario, habló de la "jauja cambiaria" que existía en la Argentina y dijo que "en ningún país alguien puede comprar dos millones de dólares por mes sin decir para qué los quiere", tal vez olvidando que su esposo, Néstor Kirchner, adquirió dos millones de dólares en un solo día, en octubre de 2008, en medio del estallido de la crisis financiera internacional.



Es cierto, como señaló la Presidenta en Harvard, que su fortuna familiar era evidente bastante antes de llegar a la presidencia de la Nación. A tal punto que, hacia 2003, año en que su esposo fue elegido jefe del Estado, la familia Kirchner acumulaba una veintena de propiedades, muchas de las cuales se originaron en sus servicios de cobranzas extrajudiciales para financieras y bancos que estaban detrás de deudores afectados por la recordada circular 1050 del gobierno militar. Esta circular había provocado un fuerte incremento de las tasas de interés para los créditos hipotecarios, que los tornó prácticamente impagables.
Sólo en 2008, el patrimonio de los Kirchner experimentó un incremento del 158 por ciento
Pero también resulta claro que el significativo aumento del patrimonio familiar registrado entre 2003 y la actualidad no puede explicarse por aquellos exitosos años como abogada. La fortuna de Néstor y Cristina Kirchner pasó de unos 6,8 millones de pesos a 55,5 millones a fines de 2009, antes del fallecimiento del ex presidente. Sólo en 2008, el patrimonio de los Kirchner experimentó un incremento del 158 por ciento.
Los pilares de ese crecimiento extraordinario a partir de 2007 fueron los llamativamente altísimos intereses que recibía la familia por las colocaciones de sus dólares a plazo fijo y la importante renta por el alquiler del hotel boutique Los Sauces, ubicado en El Calafate, a la empresa que lo explotaba, y que ascendía por esos años a unos 105.000 dólares mensuales. También en 2008, la familia tuvo otro ingreso espectacular, como producto de la venta de un terreno de dos hectáreas en esa localidad santacruceña al grupo chileno Cencosud en alrededor de 2,4 millones de dólares. Néstor Kirchner había adquirido esas tierras al municipio por el equivalente a unos 50.000 dólares o 2,5 dólares por metro cuadrado.
Entre 2002 y 2006, la familia Kirchner adquirió unos 185.000 metros cuadrados en terrenos de El Calafate, por los que desembolsó un promedio de 4,97 pesos por metro cuadrado, una verdadera ganga, exclusiva para funcionarios y amigos del poder.
En su última declaración jurada, correspondiente a 2011, Cristina Kirchner admitió un patrimonio propio de 39,5 millones de pesos, que incluye la herencia que le dejó su esposo de algo más de 31 millones. Si se suman los otros 31 millones que heredaron sus hijos Máximo y Florencia, la fortuna familiar superaría los 70 millones de pesos, diez veces más que el patrimonio que se declaraba en 2003. Claro que esa cifra podría multiplicarse si todas las propiedades inmuebles se tomaran a su valor de mercado y no al valor fiscal o al que fueron adquiridas oportunamente, que es sensiblemente menor.
El 'exitoso' trabajo como abogada que habría llevado a cabo Cristina muchos años atrás influyó muy poco en su crecimiento patrimonial
La primera conclusión a la que se arriba es que el "exitoso" trabajo como abogada que habría llevado a cabo Cristina muchos años atrás influyó muy poco en su crecimiento patrimonial desde que Néstor Kirchner llegó a la Presidencia.
La segunda conclusión es que la clave del sorprendente incremento de la fortuna familiar obedeció, de acuerdo con sus declaraciones juradas de bienes, a su visión para los negocios inmobiliarios, fundamentalmente a partir de la compra de terrenos fiscales santacruceños a precios irrisorios, y a operaciones financieras con dólares estadounidenses.
La Presidenta debería explicar por qué no le dijo toda la verdad a la estudiante de Harvard que le preguntó por su incremento patrimonial desde la llegada de su esposo a la Casa Rosada. Debería señalar por qué le respondió que la razón de su fortuna obedecía a haber sido una "exitosa" abogada y no a su "exitosa" visión para efectuar operaciones inmobiliarias más que sospechosas y para sacar en su momento provecho de lo que ahora ella misma denomina la "jauja cambiaria" de la propia era kirchnerista.

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