Cristina culpó a Nilda Garré por la crisis en Gendarmería y Prefectura

Desde el martes, Cristina Kirchner suma críticas y encono contra la gestión de la ministra de Seguridad, Nilda Garré. No sólo tuvo que volver por anticipado de Perú para monitorear las alternativas de la protesta sino que la Presidenta cree que Garré fue la responsable política del conflicto con Gendarmería y Prefectura, las dos fuerzas más mimadas históricamente por el kirchnerismo.



La aparente “mala praxis” en la aplicación del decreto 1307/12 –que redujo algunos sueldos en hasta un 70%– fue la gota que rebasó el vaso: la relación entre ellas ya venía mal, pero empeoró en los últimos días. Prueba de esto fue el desembarco de Sergio Berni en marzo como su segundo. Hoy toma la mayoría de las decisiones.
Fue visible que Garré estaba tensa cuando dio una conferencia de prensa para anunciar el relevo de las cúpulas. Sabía, hacia dentro, que la responsabilidad era suya. El blanqueo de las sumas no remunerativas es un plan que venía desde hace meses. No hacerlo le estaba costando caro al Estado porque los fallos de la Justicia siempre beneficiaban a gendarmes y prefectos, que terminaban cobrando mejores salarios por orden judicial. Algunos llegaban a percibir haberes de hasta 60 mil pesos por este motivo.
“Cristina está enfurecida porque lo que hizo Garré es una torpeza”, confió a PERFIL un alto funcionario del Gobierno nacional. Y agregó un detalle no menor: La misma medida se tomó en todos los ministerios desde enero sin ningún problema.
Hubo roces en algunos casos, pero ninguno tomó la dimensión de éste. Por ejemplo, en Justicia los empleados cobraron históricamente un plus sumado al aguinaldo, y por resoluciones como ésta se dejó de pagar. Hubo algunas manifestaciones dentro de la cartera, pero nunca pasó a mayores. Lo que se aplicó, en definitiva, fue la famosa “sintonía fina”.
La bronca en la Casa Rosada es por partida doble: por no prever el conflicto y por cómo se manejó después. Se retrocedió inmediatamente con la medida, lo que envalentonó a los hombres de la seguridad para reclamar más cosas. Ofrecer un básico de 7 mil pesos es un arma de doble filo. Desactivaría el conflicto pero generaría otros. “Se te viene encima la administración pública que, con todo derecho, va a querer lo mismo”, informó una fuente del Gobierno.
El otro problema real que existe es que recién el jueves a las 5 de la mañana encontraron un interlocutor válido, porque la multiplicidad de reclamos hacía que los supuestos delegados luego fueran desacreditados por la tropa.
Además, existe otra necesidad en la Casa Rosada: que las nuevas cúpulas, tanto de Gendarmería como de Prefectura puedan disciplinar a la tropa. “La cadena de mandos se había roto. Los prefectos y los gendarmes acusaban a las cúpulas de arbitrariedades y malos tratos”, manifestó la fuente. La situación de Garré es delicada pero nadie en el Gobierno cree que vaya a renunciar. “Acá el problema es que arrancó con la intención de ser la Dilma Rousseff de Cristina y ahora ni siquiera sabe si va a ser diputada”, graficó un funcionario nacional en diálogo con este diario.
Ahora, la principal preocupación es resolver el conflicto con los gendarmes y los prefectos evitando que otros sectores reclamen aumentos salariales. Es decir, apagar el efecto contagio.

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