El poder es todo mío y lo será para siempre

El poder es todo mío y lo será para siempre bien podría ser una de las formas de sintetizar la eterna búsqueda de Néstor Kirchner para quedarse a vivir por muchos años en la quinta de Olivos. Todos los pasos para concentrar ese poder están puestos en alinear un pensamiento único que saldrá por los poros de todo el aparato mediático que está montando el matrimonio presidencial para tenerlo a su disposición. Más hechos se agregan a la inmensa lista que conducen a comprimir la libertad de expresión en el país.

JORGE HÉCTOR SANTOS | 14/05/2010 | 13:45


CIUDAD DE BUENOS AIRES (Especial para Urgente24). En la guerra desatada por Néstor Kirchner contra los medios no está encerrada la limitación del inmenso poder del Grupo Clarín, está transferir ese poder de fuego informativo privado al Estado y Kirchner concibe al estado como propio. Él hace y deshace como le guste todo lo que tiene que ver con los dineros públicos, que en su concepción son propios.

No es extraño entonces que sin perder ni un solo día el mandamás vaya concibiendo una extensa cadena compuesta por nuevos eslabones todos tendientes a conformar la gran cadena televisiva radial de difusión de la realidad kirchnerista que dista mucho de la realidad argentina.

El 13/05 la Asociación Internacional de Radiodifusoras (AIR), una entidad que agrupa a 17.000 canales de televisión y radios de América, Europa y Asia, se hizo eco de esta situación y, en 2 declaraciones, afirmó que "la ley de medios es una amenaza para la libertad de expresión" y que el régimen que dictó el Gobierno sobre televisión digital pretende asegurar la "preeminencia del Estado sobre el sector privado".

Es cierto, el Estado que en todos los países del mundo salvo denigrantes excepciones es de todos en ningún caso se autorrogó la primacía de la televisión digital sobre los operadores privados. Dentro de estos infamantes privilegios, en marzo 2010, el gobierno dictó el decreto 2010, sobre Televisión Digital (TDT), a través del cual posicionó al propio Gobierno en la vanguardia de la futura televisión, generando una plataforma tecnológica que excluyó a los operadores privados de canales de televisión. Vale decir, que Néstor Kirchner (el Estado/Gobierno) no hizo lo que debe hacerse que es fijar reglas uniformes para el sector público y para los privados, sino que, por el contrario, se ubicó en la pole position como único operador, mientras a los privados no los deja ni pisar el circuito de disputa de la competencia.

A esto hay que sumarle el descomunal apriete a la Corte Suprema de Justicia para que destrabe la aplicación de la Ley de Medios, que distintos jueces (según Kirchner “jueces de la dictadura”) suspendieron la aplicación de la ley.

En medio de todo esto no hay que olvidar las marchas, las descalificantes expresiones de Hebe de Bonafini a la Corte Suprema, las pegatinas de carteles contra periodistas; el juicio público de las Madres de Plaza de Mayo; las agresiones constantes contra la prensa del matrimonio y sus lacayos.

Todo lo señalado no son hechos aislados sino que forman parte de un plan trazado por Kirchner y llevado a la práctica por toda su militancia a sueldo del propio Estado.

Pero ese objetivo a alcanzar del monopolio de los medios en manos de los Kirchner distrae enormes cantidades de dinero que en lugar de ir a parar a los más necesitados son empleados para eternizarse en el poder.

Las inversiones en tecnología para la televisión digital, las sumas incesantes de dinero que insume la televisación del Fútbol por TV, los programas como '6 7 8', TVR, Duro de domar; los medios en manos de operadores kirchneristas; la abundante publicidad oficial, etc. dilapidan como múltiples grifos constantemente abiertos desproporcionada cantidad de fondos para un país que tiene casi el 50% de su población sumergida en la pobreza.

Todo sirve para consolidar ‘El poder es todo mío y lo será para siempre’, sin el menor pudor y casi como un ejemplo menor el 13/05 Néstor Kirchner cambió partidas del presupuesto que estaban destinadas a desarrollo social para ser empleadas en publicidad oficial, la cifra nada menos que $100 millones. Pero ahí no para la cosa para financiar gastos del Bicentenario y otros destinos se resolvió meter mano en la lata por más de $ 670 millones a fondos que estaban inicialmente destinados a sectores indigentes y pobres con hijos.

La mesa está servida para el gran festejo, falta poco para que Néstor Kirchner pueda celebrar ser dueño de casi todos los medios de comunicación del país.

¿Ud.? No, Ud. no está invitado; Ud. paga el ágape.

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