El Papa ratificó su plan de reformar la Iglesia Católica

El día cuando el consejo de 8 cardenales de la Iglesia Católica Apostólica Romana comienza sus trabajos en Roma para cambiar estructuras de ese importante culto, el diario La Repubblica amaneció en los quioscos con una entrevista exclusiva de su fundador, Eugenio Scalfari, al papa Francisco. Y, tal como viene siendo habitual, Jorge Mario Bergoglio dice lo que piensa con una sencillez y una espontaneidad que, por momentos, sorprende al prestigioso periodista, convencidamente ateo, pero no anticlerical. El Papa insiste en el "defecto" de la Curia, es decir que es demasiado "vaticano-céntrica". Por ello recomienda "partir del Concilio", y confirma su intención de "abrir a la cultura moderna". Es más, "abrirse a la modernidad es un deber", le dijo Bergoglio a Scalfari, ratificando sus planes para una reforma de la Iglesia.


Un Papa tan preocupado por el mundo que le rodea no escatima al entrevistador su visión de la política: “Pienso que el llamado liberalismo salvaje convierte a los fuertes en más fueres y a los débiles en más débiles y a los excluidos en más excluidos. Se necesita gran libertad, ninguna discriminación, no demagogia y mucho amor. Se necesitan normas de comportamiento y también, si fuese necesario, la intervención directa del Estado para corregir las desigualdades más intolerables”.
Desde hoy (martes 01/10) y hasta el jueves (03/10), Francisco se reunirá con el Consejo de los 8 cardenales, institucionalizado con un quirógrafo del mismo Pontífice.
Y el Vaticano, donde todo se planifica, hizo coincidir la fecha con la publicación de una entrevista muy importante del Papa a Eugenio Scalfari, el fundador del influyente diario italiano La Repubblica.
La entrevista, que comienza en la portada y ocupa las 3 primeras páginas del diario, comienza con una de las obsesiones del Papa, ya demostrada durante el viaje a Río de Janeiro: “Los males más graves que afligen al mundo en estos años son la falta de trabajo de los jóvenes y la soledad en que son dejados los viejos. Los viejos tienen necesidad de cuidado y de compañía; los jóvenes, de trabajo y de esperanza, pero no tienen ni lo uno ni lo otro, y el problema es que ya no lo buscan. Están atrapados en el presente. Y dígame: ¿se puede vivir atrapado en el presente? ¿Sin memoria del pasado y sin el deseo de proyectarse al futuro construyendo un proyecto, un futuro, una familia….?”.
"Los católicos comprometidos en la política tienen dentro de sí los valores de la religión, pero sobre todo consciencia y competencia maduras para ponerlos en práctica. La Iglesia nunca irá más allá de la tarea de expresar y difundir sus valores, por lo menos hasta que yo esté aquí", prometió el Papa católico apostólico romano, al responder a una pregunta sobre el compromiso de los católicos.
"Las instituciones políticas son laicas por definición y operan en esferas independientes. Esto lo dijeron todos mis predecesores, por lo menos desde hace muchos años. Incluso con alusiones diferentes. La política es la primera de las actividades civiles y tiene un campo de acción que no es el de la religión", explicó.
Por lo tanto, "hablaremos incluso del papel de las mujeres en la Iglesia; le recuerdo que la Iglesia es femenina", afirmó Francisco al despedirse de Eugenio Scalfari, después de la que parece la Nº1 de varias entrevistas que el Papa concederá al fundador del matutino La Repubblica.
En la carta que le había escrito el 04/09, Bergoglio afrontó algunas cuestiones doctrinales de enorme importancia. "Yo no hablaría, ni siquiera para los que creen, de verdad “absoluta”, en el sentido de que lo absoluto es lo que no está atado, lo que no tiene relación. Entonces, la verdad, según la fe cristiana, es el amor de Dios por nosotros en Jesucristo. Entonces, ¡la verdad es una relación! Tan es cierto que cada uno de nosotros la incorpora, a la verdad, y la expresa a partir de sí: desde su historia y su cultura, desde la situación en la que vive, etc. Esto no significa que la verdad sea variable y subjetiva. Todo lo contrario. Significa que ella se da a nosotros solo como un camino de vida".
De hecho, "¿acaso no dijo Jesús mismo: “Yo soy la vía, la verdad y la vida”? En otras palabras, la verdad, al ser en definitiva un todo con el amor, exige la humildad y la apertura para ser buscada, acogida y expresada".
Hay un momento de la entrevista en que, hablando sobre la exhortación de Jesús —“amar a los otros como a sí mismos”—, Scalfari pone en circulación la palabra narcisismo.
“A mí”, reflexiona el Papa, “la palabra narcisismo no me gusta, indica un amor fuera de lugar por uno mismo (…). El verdadero problema es que los más afectados por esto, que en realidad es una especie de desorden mental son personas que tienen mucho poder. A menudo los jefes son narcisistas”. Scalfari le hace ver: “También muchos altos cargos de la Iglesia lo han sido…”. El Papa acepta el desafío: “¿Sabe qué pienso sobre esto? Los jefes de la Iglesia a menudo han sido narcisistas, adulados por sus cortesanos. 'La corte' es la lepra del papado”.
El periodista se extraña por la dureza de la expresión: “¿Pero cuál es 'la corte', se refiere tal vez a la Curia?”.
Y Francisco puntualiza: “No, en la Curia hay algunos cortesanos, pero la Curia en su conjunto es otra cosa. Es aquello que en los ejércitos se llama la intendencia, gestiona los servicios que necesita la Santa Sede. Pero tiene un defecto: es Vaticano-céntrica. Cuida los intereses del Vaticano, que son todavía, en gran parte, intereses temporales. Esta visión Vaticano-céntrica se olvida del mundo que nos rodea. No comparto esta visión y haré todo lo posible por cambiarla. La Iglesia es o debe volver a ser una comunidad del pueblo de Dios y los curas, los párrocos, los obispos están al servicio del pueblo de Dios”.
Un Papa tan preocupado por el mundo que le rodea no escatima al entrevistador su visión de la política: “Pienso que el llamado liberalismo salvaje convierte a los fuertes en más fueres y a los débiles en más débiles y a los excluidos en más excluidos. Se necesita gran libertad, ninguna discriminación, no demagogia y mucho amor. Se necesitan normas de comportamiento y también, si fuese necesario, la intervención directa del Estado para corregir las desigualdades más intolerables”.
El encuentro tuvo lugar el martes 24/09, en la residencia de Santa Marta, después de que el Papa y el fundador del diario La Repubblica protagonizaran un pública intercambio de cartas sobre el diálogo entre creyentes y no creyentes. El Papa insiste en su intención de abrir los brazos de la Iglesia: “Cada cual tiene su idea del bien y del mal y debe elegir seguir el bien y combatir el mal como cada uno lo conciba. Sería suficiente esto para mejorar el mundo”.
Al hablar de la Teología de la Liberación, Eugenio Scalfari le pregunta si considera justo que el papa Wojtyla (Juan Pablo II) excomulgase y combatiese a sus líderes. “Ciertamente”, responde Francisco, “le daban un plus político a su ideología, pero muchos de ellos eran creyentes con un alto concepto de humanidad”.
Sobre el consejo de cardenales, el llamado G-8 del Vaticano, el papa Francisco advierte de que no se trata de cortesanos, sino de personas sabias y animadas por sus mismos objetivos: “Este es el inicio de una Iglesia con una organización no tan vertical sino también horizontal”. Se considera consciente de la dificultad para hacer valer los nuevos métodos, pero se declara convencido de seguir adelante: “Con prudencia, pero con firmeza y tenacidad”.
El Papa y el veterano periodista quedaron en verse otra vez. Eugenio Scalfari terminó su entrevista con una reflexión: “Este es el papa Francisco. Si la Iglesia se convierte en aquella que él quiere e imagina, habrá cambiado una época”.

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