Pasaron 12 años, y la amenaza sigue latente

A 12 años de aquel dramático 19 de diciembre de 2001 que precipitó la salida del presidente de la Alianza, Fernando de la Rúa, con cacerolazos, saqueos, represión, muertos y varios heridos, la amenaza aún sigue latente. Hoy, la gendarmería está en la calle. La policía también. Estos días ya se contaron los saqueos y los muertos. Y Cristina Fernández, después de la última derrota, cada vez más ausente...


CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24Se cumplen hoy 12 años del dramático 19 de diciembre de 2001, de los cacerolazos, los saqueos, la represión, los muertos y heridos, el "que se vayan todos".
 
Ese día marcó el fin del gobierno del presidente Fernando de la Rúa y precipitó esas dos semanas que la Argentina vivió en el abismo político, las dos semanas con cinco mandatarios.
 
Luego de las protestas en los bancos contra el corralito, los saqueos en supermercados, los tumultos en casas de cambio, la represión policial en Plaza de Mayo, y otros disturbios, al caer la tarde  se declaró el estado de sitio. La Plaza de Mayo se llenó.
 
En medio del masivo cacerolazo, el entonces ministro de Economía, Domingo Cavallo, quien había implementado el corralito, renunció. Un día después, el 20 de diciembre, lo haría De la Rúa en helicóptero.
 
Ese 20 de diciembre, el centro porteño se convirtió en un campo de batalla: la gente ocupaba la Plaza de Mayo y sus alrededores, la Policía Federal reprimía. Las protestas y enfrentamientos se multiplicaron en todo el país. A la noche, después de que De la Rúa dejara el Gobierno, el presidente provisional del Senado, Ramón Puerta, convocó a la Asamblea Legislativa, y empezaron los 13 días en los que cinco presidentes se sucedieron: De la Rúa, Puerta, Adolfo Rodríguez Saá, Eduardo Camaño, Eduardo Duhalde.
 
El 1° de enero de 2002, el entonces senador Duhalde jura como presidente para gobernar hasta diciembre de 2003, aunque dejaría el cargo en mayo de aquel año.
 
En la actualidad, lo que por unos años fueron "fantasmas", revivieron. Los saqueos en Córdoba, en medio de la protesta policial, que se extendieron a varias provincias, hicieron que las calles se llenen de policías y gendarmes ante la amenaza de disturbios.
 
El antecedente más cercano fueron los saqueos del 20 de diciembre del año pasado que comenzaron en Bariloche y luego se extendieron a varias provincias, incluida la populosa Buenos Aires.
 
A la turística ciudad patagónica llegaron en las últimas horas 150 agentes de la policía provenientes de diferentes puntos de la provincia, que se encargarán de realizar tareas preventivas hasta el 15 de marzo. A ellos se sumaron egresados de la Escuela de Suboficiales, por lo que en total son 184 efectivos de refuerzo.
 
En tanto, en las últimas semanas desembarcaron en Bariloche unos 200 gendarmes para prevenir saqueos.
 
Allí, desde hace un tiempo a esta parte, mucha es la presencia policial que se observa en las calles, para extremar las medidas de prevención para intentar evitar disturbios en la ciudad. En efecto, a principios de este mes la policía provincial detuvo un intento de saqueo en el supermercado mayorista Diarco.
 
Por ello, los refuerzos de los organismos federales -Gendarmería y Prefectura, entre otros- y de la Policía de la provincia, permanecerán en la ciudad hasta el 15 de marzo.
 
La situación se repite en varias localidades. En efecto, pasado el conflicto policial que terminó en saqueos y por lo menos 11 muertos en todo el país, el Gobierno nacional decidió custodiar especialmente algunos comercios en el Gran Buenos Aires, hasta las fiestas. Allí, hay gendarmes custodiando comercios.
 
Para el Gobierno los supermercados son los focos más propensos a sufrir saqueos y en función de la información que se recibió en el Comando Central y en el del 911, se organizó un operativo de monitoreo permanente de 80 centros comerciales. Varios de ellos son los "objetivos sensibles" para hoy y mañana.
 
Ayer, por caso, la policía ordenó cerrar comercios por temor a saqueos Once y Congreso, en Capital Federal, luego de intentos de saqueos.
 
Según señalaron efectivos de la Policía que se encontraban patrullando por la zona de Congreso alrededor de las 16, el conflicto arrancó en la zona de Sarmiento y Pueyrredón, donde un grupo de personas robaron y rompieron algunos locales.
 
Por el temor ante un efecto expansivo, la Policía recorrió los negocios de Once y el centro para pedir a los comerciantes que cerraran sus locales.
 
En este contexto, los principales diarios del país salieron esta mañana a la calle con una solicitada entre sus páginas, firmada por personalidades de la política, los derechos humanos, el sindicalismo, la cultura, la educación y la economía exhortando a tener una navidad en paz, "fortaleciendo la democracia y respetando la diversidad".
 
"En este año que finaliza los argentinos alcanzamos el período más largo de estabilidad institucional de nuestro país, la que supimos construir recuperando los valores de la solidaridad, el respeto a la ley y el compromiso con los Derechos Humanos", señalaron.
 
Entre los firmantes del documento se destacan la Asociación Abuelas De Plaza de Mayo, Adolfo Pérez Esquivel, Baltasar Garzón, Horacio González, Hugo Yasky (CTA), Roberto Baradel, Stella Maris Maldonado, Gustavo Grobocopatel, Osvaldo Rial (titular de Unión Industrial de la Provincia de Buenos Aires - UIPBA) y Federico Cuomo (presidente de la Unión Industrial de Avellaneda).
 
En el texto se destaca que, en ese sentido, la presidente Cristina Fernández expresó que "los 30 años de Democracia es un patrimonio de todos los argentinos".
 
"Precisamente en su conmemoración, sectores institucionales actuando fuera de la ley provocaron e indujeron a hechos de violencia que por su naturaleza e incidencia política, forman parte de prácticas extorsivas del pasado al que ningún argentino y argentina quiere volver", recordaron.
 
En ese marco, sostuvieron que "la legitimidad de los diferentes reclamos pueden ser presentados y atendidos en el marco del diálogo, respeto a la ley y la Paz Social".
 
"Los abajo firmantes, por lo expresado, rechazamos aquellas actitudes que condicionan la convivencia solidaria y reafirmamos nuestra voluntad democrática, convocando a todos los sectores de la ciudadanía en su más amplia diversidad, expectativas y aspiraciones a trabajar juntos por el país que soñamos", finalizaron.
 
Entre los firmantes aparecen también varias agrupaciones oficialistas, como La Cámpora, Kolina, el Movimiento Evita, Luis D'Elía, Milagro Sala, entre otras. También pusieron su firma los intelectuales de Carta Abierta, los economistas de La Gran Makro, diversos movimientos de la comunidad homosexual argentina y agrupaciones de Derechos Humanos, como es el caso de H.I.J.O.S. Capital.
 
Entre los artistas se destacan Teresa Parodi, Vìctor Heredia, Lito Vitale, Virginia Innocenti, Katja Alemann, Andrea del Boca. También pone su firma el escritor e historiador Pacho O'Donnell, el periodista Alejandro Fabbri, el presidente de Radio Televisión Argentina (RTA), entre otros.
 
También firman los sindicalistas Omar Viviani (Taxistas), Armando Cavalleri (Comercio), la CGT de Antoni Caló (oficialista), Roberto Baradel (docentes); y rectores de distintas universidades nacionales como Rubén Hallú, de la UBA.     
 
Cierto es que tras la derrota electoral de octubre, el Gobierno de Cristina Fernández no pasa por su mejor momento. Lejos de ello, podría decirse incluso que la mandataria pasa por su peor momento. Una nota de opinión publicada en el diario 'El Cronista', del periodista Luis Majul, recuerda entre otras cosas:
 
"Las últimas decisiones del gobierno nacional se están llevando puesto casi todo. Desde el mito de que el peronismo es el único que puede garantizar la gobernabilidad y el control de la calle hasta la imagen de un artista incombustible como León Gieco, quien quedó atrapado en las propias letras de sus canciones, en el medio de un festejo inexplicable, declamando que la muerte no le sea indiferente, mientras continuaban los saqueos que ya habían producido 10 decesos. Los últimos días de furia han arrasado con casi todo. Desde la idea de que estamos en presencia de un gobierno nacional y popular acechado por las corporaciones hasta el presupuesto de que la única dirigente preparada para solucionar los problemas de la Argentina, incluso los que Ella misma provocó, con sus medidas, es la Presidenta.
 
Las últimas encuestas revelan un malhumor solo comparable al pico del conflicto con el campo o el deseo de que se vayan todos, en diciembre de 2001. Cristina se está acercando al pico de su imagen negativa y la mayoría de los consultados responsabiliza a su gobierno por el conflicto que se inició en Córdoba e involucró a todas las provincias del país. Las fotos del vandalismo y el desastre tardarán años en ser olvidadas, por más que los funcionarios quieran reducirlas a un intento de golpe o destitución. Hay demasiadas. Y son todas feas. La de la directora de un colegio de Córdoba, quebrada, desconsolada, al descubrir que entre los saqueadores habían estado sus dos abanderados. La de miles de policías abandonando sus puestos de trabajo en reclamo de un salario justo, como si fuera una decisión lógica y comprensible. La de centenares de ellos decretando zona liberada en Córdoba, Tucumán y Chaco, transformándose, de la noche a la mañana, en instigadores de los robos y el vandalismo. La de decenas de agentes llevándose a su casa o a la de sus parientes plasmas, electrodomésticos, ropa deportiva y también comida, como si fuera una consecuencia directa de su no reconocimiento salarial y laboral. La de los policías de Tucumán que usaron de rehenes a los vecinos que tenían que cuidar para, una vez satisfecho su reclamo, se dieran vuelta y empezaran a reprimirlos. Y como telón de fondo, la de la Presidenta bailando junto a Moria Casán, su hija, Choque Urbano y decenas de artistas incondicionales, que no quisieron o no pudieron decir que no, igual que nadie se animó a decirle a Cristina que estaba protagonizando no un acto de resistencia, sino de provocación.
 
(...) Después, la movida que incluyó el desplazamiento de Guillermo Moreno, la designación de Jorge Capitanich, la ausencia forzosa de la Presidenta luego de haber sido operada de la cabeza y algunas decisiones vinculadas al sentido común, como el preacuerdo con Repsol y las conferencias de prensa al paso del jefe de gabinete, le dieron a la administración un poco de oxígeno político, hasta que llegaron los saqueos. Entonces no se salvó ni siquiera la Presidente de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, quien instauró, junto con Luis D ‘ Elía, un nuevo concepto del “algo habrán hecho”, al pedir una investigación exhautiva para saber qué estaban tramando algunos de los fallecidos de la semana pasada.
 
Se sabe, sin ninguna duda, que estaba haciendo, en Resistencia, Christian Vera, un oficial de la policía que se negó a plegarse a la huelga policial y murió de un tiro que le traspasó su chaleco antibalas, en cumplimiento de su deber. Ese solo episodio debería haber sido suficiente para suspender la batucada. Pero también hay otras fotos que generan tanta violencia y resentimiento como los magros salarios de los policías y la fragmentación social que produce la distorsión de precios de la economía. Es, por ejemplo, la suspensión del fiscal José María Campagnoli, ‘culpable’ de haber investigados los vínculos entre Lázaro Báez y lo más alto del poder. Fue, hace tiempo ya, el apartamiento del fiscal Carlos Rívolo ‘acusado’ de haber investigado con pericia el vínculo entre el vicepresidente Amado Boudou y los apropiadores de la impresora de billetes exCiccone.
 
Es, por supuesto, la constancia de que la inflación se multiplica y hace que el salario, los planes sociales y los haberes jubilatorios no alcancen para llegar a fin de mes, mientras los voceros del Gobierno afirman que a la Argentina no le pegó de lleno la crisis internacional, gracias a las acciones de esta administración. Está, la realidad por un lado, y el mundo paralelo que diseñó este gobierno por el otro. Por eso el malhumor social crece y se multiplica (...)?.

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