¿Alguien vio a Kicillof, el que iba a arreglar el tema eléctrico?

Como viceministro de Economía, Axel Kicillof tomó las riendas del sector y prometía obligar a las empresas distribuidoras a realizar inversiones. Hasta les quiso fijar las ganancias. Creo un fideicomiso para mejorar la infraestructura y evitar cortes de luz. No tuvo éxito y mantiene por estas horas de malestar generalizado por la crisis energética un oportuno silencio.


IUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). Horas de malestar viven los vecinos de distintas ciudades de la Argentina ante el calor agobiante y los cortes de luz. 
 
A diferencia de años anteriores, el Gobierno Nacional reconoce los inconvenientes pero, como es usual, se desentiende del mismo y apunta a las empresas. 
 
Para Julio De Vido es casi una bendición que miles y miles de usuarios estén sin servicio eléctrico. El ministro de Planificación lo ve como un signo de "pujanza económica"
 
Algo parecido dijo Jorge Milton Capitanich. Claro que el jefe de Gabinete dejó abierta la posibilidad de que se produzcan cortes programados para alivianar al sistema, que recurrentemente ha mostrado dificultades a lo largo de la "década ganada".
 
Capitanich también dejó la pelota del lado de las distribuidoras a la hora de decidir interrupciones que serían algo así como subirse al DeLorean de 'Volver al futuro' y regresar a la Argentina de finales de los 80, pero con un poquito menos de inflación. 
 
Aumento del consumo, tarifas congeladas y estímulo al derroche suman un combo difícil de tolerar para los cables y otros artefactos del sistema que poca inversión han recibido en los últimos 10 años. 
 
Ese problema venía a resolver el poderoso Axel Kicillof, actual ministro de Economía, y figura de notable ausencia por estos días tan difíciles para la población. 
 
Es que ya como secretario de Política Económica y Planificación del Desarrollo, un título larguísimo que se sintetizaba en "viceministro de Economía", el "soviético" (como lo llaman por su formación en la escuela marxista) se comprometió a seguir con lupa a las empresas del sector. 
 
Kicillof y sus colaboradores se sentaron a estudiar la situación de las distribuidoras que, con balances en rojo, subsisten gracias al ya desvirtuado aporte estatal vía subsidios. Kicillof pretendía un control estatal de las empresas. Hasta quería fijarles las ganancias. 
 
Kicillof  sostuvo que las presiones por ajustes tarifarios escondían la ambición de recuperar las“ganancias extraordinarias” en moneda extranjera que las prestadoras privatizadas de servicios públicos “amasaron” durante los ’90, producto de la sobrevaluación del tipo de cambio. 
 
“Por eso, no se resignan a la situación actual y pretenden volver a los precios –y a las súper-ganancias en dólares– de antaño”, manifestó en algún reporte. 
 
Todo desembocaría, dicen, en un reestatización de las empresas de distribución eléctrica del área metropolitana, lo que éstas -siguen diciendo- no verían con desagrado. Al fin y al cabo están estatizadas de hecho. 
 
Por ahora las medidas de Kicillof se reducen a la creación de un fideicomiso para inversiones en infraestructura eléctrica, lo que repercutió en un aumento de lo que pagan los usuarios. 
 
La situación de desabastecimiento energético de los últimos días demuestran que, por el momento, Kicillof no ha sido muy exitoso en la meta que se puso.

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