Twitter sintomático: Donde se ve el aspecto más represivo del gobierno

Los rasgos autoritarios del gobierno nacional y popular kirchnerista no son novedad, excepto para los militontos del núcleo duro adicto a la prebenda. Las aspiraciones de hegemonía del relato del gobierno se han permitido tergiversaciones varias (sobre todo de la historia) y reiteradas búsquedas de censurar a los opositores. En ese sentido se entiende la persecución a periodistas, los intentos de cerrar el acceso a las redes sociales en Entre Ríos o la carta documento con la que Jorge "Coqui" Capitanich, jefe de Gabinete, le envió a un usuario de Twitter buscando que se retractara de opiniones que ni siquiera quedaron especificadas.


CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24) - Recientemente el jefe de Gabinete del Gobierno Nacional,Jorge Milton "Coqui" Capitanichaquel "quemado" funcionario que parece estar exclusivamente para recibir los golpes que de otra forma recibiría Cristina de Kirchner, como si no tuviera mejor cosa que hacer en un país que se debate entre la inflación, la inseguridad y los intentos de saqueo, envió una carta documento a un usuario de Twitter para pedirle que se retractara por declaraciones que el mismo jefe de ministros no aclaró.
 
La iniciativa de Capitanich cayó en saco roto, sobre todo porque pedía que el usuario se retractara de algo que no especificó. Sin embargo, ayer por la mañana generó cierta controversia en la red social de microblogging y el usuario (@Mis2Centavos) obtuvo apoyo de numerosos tuiteros. Aunque la carta había sido enviada en noviembre, la actitud del jefe de ministros representa todo un síntoma de malestar que muestra el gobierno.
 
Articuladas a través de las redes sociales, las protestas ciudadanas en la Argentina se asemejan a otras similares (aún con diferentes banderas políticas) en todo el mundo. Aunque la llamada "primavera árabe", los indignados españoles, Anonymous y Occupy Wall Street tengan una cierta cualidad antisistema, lo que realmente las ha caracterizado fue su articulación caótica a través de Internet. La característica en común es el uso de medios de comunicación alternativos, foros y redes sociales como espacios de debate de ideas que planteen cambios al poder dominante.
 
Así, no ha importado si la protesta era contra los grandes bancos y corporaciones trasnacionales, dictadores de países tercermundistas o gobiernos democráticos y agencias estatales de occidente: la oposición a la hegemonía ha sabido proliferar a lo largo y ancho de Internet, generando importantes cambios. Por ejemplo, la caída de Mubarak en Egipto o las pérdidas millonarias de numerosas empresas a causa de ataques de Anonymous grafican la situación de manera bastante acabada.
 
En la Argentina las protestas ciudadanas con cacerolazos multitudinarios en las grandes ciudades del país, así también como los condenables saqueos a supermercados recientemete brotados tras la huelga policial en diferentes provincias (sobre todo la ultra kirchnerista Tucumán), se fueron articulando espontaneamente a través de las redes sociales, lo que generó la rabia del gobierno que no dudó en señalar intencionalidades ocultas y operativos secretos en la web.
 
El gobierno cree, equivocado, que como en su propio seno se han generado alternativas de militancia 2.0 que se dedica a ensuciar opositores, lanzar desinformación vía imágenes truculentas o a inventarse falsos usuarios para generar la "sensación" de popularidad y hegemonía en la web (cosa que en realidad no tiene), la oposición va a moverse de manera similar articulandose a través de redes sociales para desestabilizarlo. Se sabe, el ladrón cree que todos son de su condición... 
 
Y la batalla en Internet contra una oposición variopinta que el gobierno nunca supo encasillar (son demasiados y muy diversos) la van perdiendo a medida que el modelo nacional y popular se queda sin su parte popular y se desperdiga con un relato cansino que solo cala (milagrosamente lo sigue haciendo) en un pequeño núcleo duro que repite como loro cualquier cosa que baje desde Casa Rosada, ya sea vía La Cámpora o vía Parrilli y compañía.
 
Desde Casa Rosada se han mostrado incapaces de comprender que las articulaciones en las redes sociales sirven en tanto las ideas que son volcadas en ellas gozan de legitimidad. Los grupos kirchneristas que se pueden encontrar en Facebook están plagados de comentarios copiados y pegados de otros comentarios iguales en otros foros también iguales y defensores del gobierno. La militancia ciber k 2.0 muestra día a día su cara fallida y el engaño es contraproducente. El relato ha dejado de tener "rating" en las redes sociales y sólo quedan algunos que a fuerza de subsidio estatal, se niegan a desayunarse de que el modelo que defienden está perdiendo su fuerza.
 
A pesar de todo, vale decir que el gobierno ha sabido tener cierto éxito: en San Juan el kirchnerismo ganó por amplio margen en las últimas elecciones legislativas, en parte gracias al trabajo de desprestigio de opositores que realizaron los ciber K contra el candidato macrista. De cualquier manera, ese sistema, que llegó a funcionar en la provincia de José Luis Gioja, no parece estar funcionando del todo bien en el resto de las provincias, lo que termina por denunciar el caracter más autoritario del gobierno: si no funcionan las tergiversaciones, la desinformación y el desprestigio de opositores, se acude a la censura pura y dura.
 
Así se entienden las intenciones del gobernador de Entre Ríos, Sergio Uribarri, de tratar de limitar el acceso a internet en ciertas situaciones críticas (situaciones críticas para su gestión, desde luego) o la medida cautelar que presentó el abogado del empresario K, Lázaro Báez, para prohibir a los medios difundir información sobre los negocios de sus empresas con los hoteles de la familia Kirchner. De la misma forma se puede interpretar que el gobierno, como en China o USA con casos como el de Edward Snowden y Julian Assange, persigue a la prensa opositora en Internet: el sentido es el mismo, acallar a la oposición y a cualquiera que relate la historia de manera diferente a lo que se cuenta desde los atriles oficiales.
 
Ese autoritarismo, tan natural en una clase política que no admite disenso, es el que se vió a las claras ayer por la mañana cuando en Twitter la carta documento de Capitanich generó tanto revuelo. La actitud del chaqueño jefe de ministros sólo sirvió para revelar, una vez más, la verdadera intención del oficialismo de ser la única voz cantante en un ámbito (la web) que se caracteriza por la verdadera pluralidad y democracia en el marco de una libertad de expresión que, a esta altura de los acontecimientos, es un deber de los ciudadanos preservar y proteger.

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