El crímen del policía en San Isidro

El crímen del policía en San Isidro
Perfil 18.02.2009 | 03:59

Al policía Garrido lo mataron de tres tiros en la espalda
Los asesinos lo ultimaron, a sangre fría, con su propia arma. El brutal suceso generó una unánime ola de repudio y las eternas demandas de mayor seguridad.


Un policía de San Isidro fue asesinado a balazos ayer por la mañana al tratar de frustrar un asalto a un comercio de la zona céntrica de esa ciudad, en un hecho que conmocionó al vecindario, que tenía gran aprecio por el uniformado. La víctima fue identificada como el teniente Aldo Roberto Garrido, de 62 años y con más de 31 en la Policía Bonaerense, quien se desempeñaba en la comisaría primera de San Isidro y estaba en edad de jubilarse, pero ante un pedido suyo fue autorizado para continuar en actividad.

El crimen ocurrió alrededor de las 9.30 cuando el policía fue baleado por la espalda por dos delincuentes al intentar impedir un robo en un local de ropa situado en la calle Chacabuco 361, a pocos metros de los Tribunales de San Isidro y en pleno centro comercial de ese partido del norte del conurbano bonaerense.

El jefe de la Policía Bonaerense, Daniel Salcedo, que se presentó en el lugar del hecho, calificó como un "brutal homicidio, salvaje y cobarde", el crimen de Garrido, quien por disposición del ministro de seguridad bonaerense, Carlos Stornelli, fue ascendido post mortem dos cargos en su jerarquía: de teniente a capitán.

En tanto, una multitud de vecinos y comerciantes de la zona colmaron la Catedral de San Isidro , situada en la avenida del Libertador al 16000, donde a las 19 se ofició una misa en memoria del llamado "Policía héroe". "Garrido hoy ofrendó su vida por nuestra seguridad, vamos a pedir por la seguridad para que su muerte no sea en vano", dijo el sacerdote Pedro Oeyen, quien señaló que unas de los motivos "fundamentales" para que existan tantos hechos delictivos es "el alto consumo de droga que hay hoy en día", frase que generó un cerrado aplauso de los presentes.

Además, la Municipalidad y la Cámara de comercio local dispusieron colocar durante 72 horas carteles negros en oficinas públicas y locales, en señal de duelo. Salcedo relató las circunstancias en las que se produjo el crimen al señalar que el policía "vio movimientos extraños" dentro de un local de ropa marca "Kevingston", donde habían entrado dos asaltantes, un hombre y una mujer.

Garrido intentó evitar el atraco pero fue atacado por los dos delincuentes que le robaron el arma y el cargador, tras lo cual "lo golpearon y lo remataron de tres disparos a quemarropa y a sangre fría" para luego darse a la fuga, indicó Salcedo.

Personal de la Delegación Departamental de Investigaciones (DDI) de San Isidro dispuso un rastrillaje para tratar de dar con los delincuentes prófugos, mientras comenzaron a analizar las filmaciones de cámara de circuitos cerrados de los negocios que muestran al policía recorriendo la zona. Esta madrugada en Pablo Podestá detuvieron a una pareja sospechosa de haber cometido el crimen.

Asimismo, los pesquisas encontraron en el lugar un llavero con la foto de un niño que, se investiga, si podría habérsele caído a la mujer que protagonizó el atraco. El crimen provocó conmoción entre los vecinos de la zona no sólo por sus características, sino porque Garrido era muy querido en San Isidro ya que desde hacía cerca de dos décadas custodiaba la zona céntrica.

Tras el homicidio, los comercios bajaron sus persianas en señal de duelo y en el frente del local de ropa donde asesinaron a Garrido, los vecinos dejaron decenas de ramos de flores y mensajes. "Gracias Garrido querido", "Amigo policía siempre" y "se fue un amigo, que se haga Justicia", fueron algunos de los carteles depositados en memoria del teniente asesinado.

Varios vecinos, con crespones negros en sus ropas en señal de duelo, se concentraron en la puerta del comercio para recordar a Garrido sobre quien una mujer dijo que "era un ángel caminando". "Todo San Isidro está quebrado. Gracias por todo lo que hizo", señaló entre llantos una comerciante, mientras que a su lado, una vecina señaló: "Era tan humano, tan cálido, tan íntegro que era un familiar para nosotros".

El fiscal general de San Isidro, Julio Novo, dispuso la creación de un grupo especial conformado por los representantes del ministerio público Diego Callegari, María Virginia Toso y Eduardo Rodríguez para que se dediquen exclusivamente al caso.
El juez del departamento judicial de San Isidro, Luis Cayuela, recordó conmocionado al canal TN que el policía "me pidió personalmente que no lo jubilaran" pese a que ya estaba en edad de acogerse a ese beneficio, y él le comunicó ayer mismo que se había accedido a su solicitud porque era "utilísimo a la sociedad y muy querido".

Cayuela dijo que Garrido "era un policía de alma, como los de antes, siempre de punta en blanco, muy conocido y muy querido en el barrio. Ayer mismo le comuniqué que no iban a jubilarlo: el me agradeció y me abrazó, y mire hoy qué desgracia".
"El conocía a cada vecino, los comerciantes de todos los locales lo saludaban, era un policía de esos que no se recuperan: quería seguir trabajando", afirmó Cayuela. Garrido había nacido en 1947 en la provincia de Tucumán, donde reside su familia, y el 24 de abril de 1977 entró a trabajar en la Policía Bonaerense. Era soltero y no tenía hijos.

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