¿Quién tiene los dólares del campo? Enigma del agujero cambiario

Una especie de juego del gran bonete protagonizan la industria agroexportadora y los productores sobre los posibles dólares de una cosecha de granos que resta liquidar y que el Banco Central necesita como el agua. La cuenta con la soja daría que actualmente se vendieron 25 millones de toneladas sobre un total de 55 millones producidas, con lo que habría 30 millones que, según los exportadores aún se encuentran en el campo, y que, por su parte, “no existen retrasos en la liquidación de divisas”. Desde entidades representativas de los productores reconocen que están reticentes, pero porque la normatiza estaría produciendo beneficios a favor de las empresas exportadoras y en contra de sus intereses. En definitiva: estarían presionando a las autoridades para conseguir cambios / beneficios a cambio de sus tenencias. La disputa sería por hasta US$8.400 millones, aunque no por los US$10.000 millones conque se ilusionó el ministro de Hacienda, Hernán Lacunza.



Por Rubén Chorny

De nuevo las cuentas no cierran entre las divisas que el gobierno espera que sean liquidadas por exportaciones de granos y las que efectivamente pueden contarse.  
La Cámara de la Industria Aceitera (CIARA) y el Centro Exportador de Cereales (CEC) informaron que durante agosto último sus empresas asociadas liquidaron US$2.266 millones, y el monto ingresado desde comienzos de 2019 asciende a US$15.238 millones. 
Para desmentir especulaciones en torno de la entrega de divisas, ambas entidades consignaron que el monto de agosto 2019 superó en 41,2% el de agosto 2018, cuando se contabilizaron US$1.604 millones, y también representa +0,43% en relación con el de 2017, cuando se ingresaron US$2.256 millones, en el marco de una campaña agrícola similar en volumen.
Ésta fue la respuesta al interrogante del ministro de Hacienda, Hernán Lacunza, quien busca los dólares por 30 millones de toneladas que necesita para la crisis cambiaria antes que se transforme en crisis bancaria.
El comunicado de los agroexportadores dejó en claro que ese producto, equivalente a unos US$ 8.400 millones, se encuentra bajo control de los productores.
Para lograr su objetivo, el Gobierno forzó al no independiente Banco Central a establecer que esos dólares deben venderse en el mercado local de cambios en un plazo de 5 días hábiles de la fecha de cobro  o 180 días después del permiso de embarque, según notificó la comunicación "A" 6770 del BCRA.  
En la industria agroexportadora aclararon que la "A" 6770 no les modifica el giro porque es el período que demanda la operatoria de compraventa.
Y sostienen que los miles de millones que la entidad que preside Guido Sandleris aún aguarda, junto con el ministro Lacunza, son el valor FOB  de 23 millones de toneladas de soja que se encuentran en silos de los productores que "no lucen dispuesto a vender ante el actual escenario político-económico”, aún cuando exista la amenaza de un aumento de las retenciones, de los actuales $4 a $6 por dólar exportado. 
En este juego de póker cambiario, el presidente de la poderosa Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), Dardo Chiesa, afirma coincidir con el acortamiento de los plazos para la liquidación de divisas pero en el seno de la entidad que reúne a 35.000 productores que siembran alrededor de 12 millones de hectáreas (más de la mitad del total), con una fuerte presencia regional de sus entidades de base -Carbap, Cartez y Carsfe, Federsal, etc.-, la cuestión pasa por el tipo de cambio al que se arbitrarán los plazos, dada la actual volatilidad.
Su inquietud consiste en que los grandes volúmenes se adquieren con precio a fijar a aquellos productores que entregan los granos pero prefieren recibir el dinero más adelante
En concreto: por ejemplo, productores nucleados en la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (la mencionada Carbap) acusan a los exportadores de “presionarlos” para pagar al valor del dólar de una semana atrás, situación que, según la entidad, “pone en evidencia su insaciable voracidad comercial“.
Y exigen que se cumpla la norma que obliga a operar con el tipo de cambio del día anterior a la fecha de pago para la compraventa de granos, a fin de “impedir que los contratos tengan ganadores y perdedores por diferencia cambiaria”.  Esto resulta una suerte de condición que imponen al BCRA a cambio de satisfacer la necesidad de dólares.
Según el cambio con que se mire
En ese aspecto, Carbap reafirmó a sus afiliados el pedido de que “exijan que se aplique la disposición 9/2019 y 19/2019 de la Dirección Nacional de Control Comercial Agropecuario en los contratos y acuerdos privados”, ya que es conveniente “brindar un marco de certeza a los operadores en relación a la cotización de la divisa al momento del efectivo pago de las liquidaciones parciales y/o finales de los contratos de compraventa de granos pactados en dólares estadounidenses”, expresaron.
La comunicación "A" 6765 del BCRA habilita a los exportadores a tener créditos en pesos por hasta $1.500 millones, equivalentes hoy a unos US$25 millones, y a los bancos a financiar con conformidad de la autoridad monetaria.
Sin embargo, advierte la industria del sector  que “las liquidaciones de divisas de los próximos meses dependerán del flujo de ventas de granos, particularmente de soja, por parte de los productores”, y que “para disponer de un flujo de ventas normal resulta necesario la estabilidad del tipo de cambio como condición necesaria”.
En CIARA-CEC se cubren en la crisis recordando su rol: “La liquidación de divisas está fundamentalmente relacionada con la compra de granos que luego serán exportados ya sea en su mismo estado o como productos procesados, luego de una transformación industrial”.
En lo que va del año, las agrodivisas ingresadas entre enero y julio sumaron US$12.972.546.976, lo que, en el contexto de menores precios internacionales, constituye una merma de casi US$1.300 millonesrespecto de igual período de 2018. 
En los cálculos preliminares, una cosecha récord de entre 130 y 140 millones de toneladas determinará que el sector agroindustrial liquide en 2019 un total de US$27.000 millones, por lo que el tira y afloje dentro de la cadena de valor se da en el tiempo y la forma habida cuenta de la volatilidad cambiaria.

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