Ella fue por todo y dejó a los argentinos sin nada

Observar la realidad, después de tantos años de haber vivido en la falacia, no es nada placentero. Mucho más cuando esta muestra un presente muy complicado con problemas a solucionar que llevarán mucho tiempo. Al final de esta nota queda algo cierto, queObservar la realidad, después de tantos años de haber vivido en la falacia, no es nada placentero. Mucho más cuando esta muestra un presente muy complicado con problemas a solucionar que llevarán mucho tiempo. Al final de esta nota queda algo cierto, que solo los muy fanatizados pueden discutir: Cristina cumplió. solo los muy fanatizados pueden discutir: Cristina cumplió.


por JORGE HÉCTOR SANTOS
Twitter: @santosjorgeh
 
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Especial para Urgente24). En Argentina no se estila hablar mal de los muertos. Hasta los más perversos terminan siendo buenos cuando abandonan el mundo de los vivos. No queda claro, sin embargo, si esta consideración es por el miedo humano a la muerte o porque, en el fondo, deviene en una alegría que el maligno se haya ido; pero públicamente queda mal decirlo.
 
La muerte de Néstor Kirchner produjo ese efecto, tal como era previsible. Para muchos con él se estaba bien y con su desaparición, se acabó la dicha.
 
Si Ud. discrepa que con Néstor Kirchner se estaba bien, acepte la invitación de apelar a un dicho muy común: Néstor y Cristina eran tal para cual. Si duda y se opone, entonces pregunte -si lo expresado no es cierto- a los habitantes de Santa Cruz que pudieron conservar criterio propio en medio de extensos años de sometimiento feudal K.
 
Eso sí, tal vez unos y otros coincidan en algo que en estos tiempos no es poco; con Néstor, Cristina estaba contenida. Era como el tapón para el contenido de una botella.
 
Ambos siempre hicieron del Estado un cosa propia. Ese dinero que es de todos les sirvió hasta para amasar una fortuna familiar aparentemente incalculable. Esta labor la iniciaron en el sur y la continuaron una vez que se “apoderaron” como viviendas propias de La Rosada y de la quinta de Olivos.
 
A tal punto llegaban las aspiraciones que soñaban que, por años, uno, iba a suceder al otro en la Presidencia del país. Pero Dios, dispuso lo contrario.
 
Sin embargo, los 12 años que habrán transcurrido a fines de 2015 con los K en el poder central son por demás elocuentes de lo que los Kirchner pretendían hacer de la Nación, y en gran parte lo lograron: la destruyeron.
 
Cristina Fernández viuda de Néstor Kirchner, dijo en una de sus reapariciones, tras sus clásicas escapadas ante una tragedia -que compromete a su gobierno- en este caso como la ocurrida en la estación de trenes de Once-: “Vamos por todo”. Y ella cumplió; fue por todo.
 
Ella fue por todo aquello que en vida de Néstor aún quedaba en pie.
 
Él y Ella; Ella y Él -el orden de los factores no altera el resultado- con sus ambiciones desmedidas y sus pretensiones de poder total, hicieron trizas las instituciones que le dan existencia a la democracia en su máxima expresión y a la misma República.
 
Cuando se destruye lo esencial tambalea todo. Es como le ocurre a un edificio si fallan los cimientos.
 
Aniquilaron a la sociedad. La dividieron y la enfrentaron. Le inculcaron odio, venganza, intolerancia, violencia.
 
Fueron por los medios de comunicación del Estado y obviamente pasaron a ser medios propios. Con dineros de todos crearon más medios propios, vía testaferros o empresarios K, solventados por la publicidad oficial.
 
Desprestigiaron y atacaron sin piedad a medios críticos.
 
------------------
 
 
 
 
------------------
 
Los testaferros y empresarios privilegiados K consiguieron múltiples negocios, el primordial, sin lugar a dudas, el manejo del juego –vía bingos y casinos- en todo lugar y toda hora.
 
Las fuerzas armadas y de seguridad tuvieron tantas purgas que estas, bien podrían entrar dentro del libro Guinness de los récords.
 
Los DDHH (derechos humanos de los perseguidos por las fuerzas de seguridad y militares a partir de una orden impartida por un Gobierno constitucional a causa del desafío de organizaciones armadas al mandato popular en las urnas), que tanta tela dieron para cortar, sirvieron para una visión parcializada de los mismos y para grandes negociados.
 
La realidad se cambió por el relato. Vale decir que mientras Argentina era mejor que Suiza, en verdad iba cayendo por debajo de países vecinos que antes eran mirados desde arriba.
 
El país crecía a tasas chinas y las obras que nunca se hacían se anunciaban con bombos y platillos.
 
Tal como la gente tenía dinero en el bolsillo a través de aumentos salariales,  subsidios y una mayúscula creación de empleo estatal; la ficción que se vivía, mientras la presidente iba por todo, se toleraba.
 
Así se multiplicaron los votos que renovó el mandato de la mujer que, por entonces, ya vestía de luto.
 
Ante el menor problema y siempre por cadena nacional, la primera mandataria, acusaba por ello a terceros ajenos a su séquito y a los poderes multinacionales; como si a alguno de ellos le importase desestabizarla.  
 
La soja y sus altos ingresos fue la suerte que sostuvo el cuento de los Kirchner.
 
La pésima administración de la economia y el descaro con que se manejaron enormes sumas de dineros públicos en beneficio de determinados bolsillos, algún día iba a terminar con la fortuna que mantenía artificialmente el alto rating de la llamada “Cristina eterna”.
 
La mentira se puede mantener pero nunca todo el tiempo. Así fue que a la  inseguridad, a la inflación se le agregaron la recesión, la pérdida de puestos de trabajo, las suspensiones, la merma del poder adquisitivo, la droga, la inserción del narcotráfico, algunos aditivos adicionales y la verdad saltó a la superficie; la ficción acabó antes de tiempo (debía estirarse hasta fines de 2015).
 
Se multiplicó el malhumor social ya que gran parte del pueblo comenzó a darse cuenta que habían sido engañados con una cruel irrealidad.
 
Los holdouts o fondos buitre no tienen nada que ver con este desolador panorama; pero le agregó una cuota más a la desazón general.
 
Hasta el default de 10 años antes que estaba supuestamente enterrado, resucitó en una versión más light pero que no deja de ser preocupante.
 
Ni siquiera los argentinos tienen lo que tenían cuando este ciclo K comenzó, ya no hay autoabastecimiento de petróleo ni de gas.
 
Las cifras de pobreza alcanzan al 30% de la población, 12 millones de personas.
 
Las cifras de desempleo, de subsidiados que se consideran para el cálculo como con trabajo,  losni-ni, los trabajadores en negro…elevan la cifra de desempleo o con empleo precario a límites alarmantes.
 
¿Qué queda de estos 12 años, entonces? 
 
Queda una conclusión: Cristina cumplió.
 
Sí, cumplió.
 
Ella fue por todo y dejó a los argentinos sin nada.

Comentarios

Entradas populares