A 9 días del estallido: 17/10, el otro default

Si el Congreso estadounidense no aumenta el límite de deuda pública de la Nación, el sistema financiero podría resultar afectado de diversas maneras. Un escenario es el de inversores huyendo de los bonos del Tesoro. Otro es el de una fuga masiva del mercado. Hasta ahora a nadie pareciera importarle demasiado porque descuentan que habrá una solución. Dicen: "Nadie puede ser tan irresponsable como para ir al default". Pero sí, puede ocurrir. Esa presunción no garantiza nada. Los días van pasando. Hay quienes se contentan afirmando: "Bueno, en el corto plazo no pasará nada y a mediano plazo habrá un acuerdo". Más bien parece impotencia de asesores financieros. El presidente Barack Obama dijo que Wall Street no estaba preocupado por un posible impago "pero creo que esta vez es diferente. Esta vez creo que Wall Street debe preocuparse". El problema es mucho más profundo porque se refiere a metodologías de la política, al uso de la sociedad como rehén y a la pérdida del interés colectivo de parte de los dirigentes de una Nación. Aquí algunos apuntes sobre el impacto económico-financiero:


por STEPHEN GRANDE
 
NEW YORK (Fortune). Los funcionarios del Gobierno de Estados Unidos solían considerar como parte de su trabajo tranquilizar a los mercados. Ya no más. El presidente estadounidense Barack Obama y el secretario del Tesoro, Jack Lew, dijeron la semana pasada que pensaban que Wall Street no estaba lo suficientemente preocupado acerca de la posibilidad de un incumplimiento de pagos a causa del techo de la deuda.
 
En este momento, la mayor parte de Wall Street parece estar apostando a que se logrará un acuerdo. Pero en algunas mesas de operaciones están empezando a asimilar la posibilidad de un impago. Nadie sabe lo que significa, pero todos coinciden en que sería malo.
 
Estas son algunas de las maneras en que los operadores creen que un incumplimiento podría resultar en un colapso total del sistema financiero estadounidense o por lo menos en un escenario desastroso.
 
El dilema del hot-dog
 
El consenso general es que si la administración incumple con sus pagos de la deuda será en pasivos que se vencen a finales de octubre, pero no necesariamente. Eso tiene a algunos operadores preocupados. ¿Por qué? Por los hot-dogs.
 
Los estrategas de RBC Capital Markets dijeron en un informe de la semana pasada que los sistemas de operaciones de Wall Street no están preparados para separar los bonos del Tesoro en mora del resto. Esto es lo que Wall Street llama el dilema del hot-dog: incluso si una pequeña parte de la carne en tu salchicha parece echada a perder, no te la comes.
 
"Cuando los mercados fueron creados nadie contempló realmente que el Departamento del Tesoro caería en un impago", dijo el jefe de estrategia de tasas estadounidenses de RBC, Michael Cloherty.
 
Nos encontramos con este problema en los primeros días de la crisis financiera. A pesar de que relativamente pocos préstamos para la vivienda habían caído en impago, nadie quería títulos hipotecarios. La deuda tóxica había sido molida y mezclada en diversos bonos. Y esos mismos habían sido pulverizados y metidos en otros papeles.
 
El problema podría ser peor en el mercado de bonos del Tesoro, que generalmente está conformado por inversores con aversión al riesgo. El temor a quedar estancado con un título en mora podría provocar que muchos huyan por completo del mercado. Los precios de los papeles estadounidenses se hundirían. "Podría ser muy, muy malo", dijo Cloherty.
 
Un problema similar al Y2K  
 
De acuerdo con una serie de operadores, los sistemas informáticos de Wall Street están programados para traspasar automáticamente los pagos del Gobierno a los tenedores de títulos, tal vez incluso si esos pagos no se realizan. A diferencia de otros bonos, las computadoras no están codificadas para comprobar los pagos primero, porque todo el mundo asumió que el Tío Sam siempre pagaría a tiempo. "¡Ups!"

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