Lanata mostró el estado de abandono del material de las Fuerzas Armadas

Aviones que se caen, barcos que se hunden, gastos injustificados en inteligencia y un estado calamitoso de las Fuerzas Armadas argentinas es lo que mostró anoche Periodismo para Todos. El equipo de PPT viajó hasta Haití y mostró lo que ya había adelantado Clarínlas malas condiciones en las que prestan servicio los 400 soldados argentinos asignados a tareas en ese país de Centroaméricadevastado por el conflicto social y la pobreza tras el terremoto de 2010. Los soldados reclaman por la falta de chalecos y la munición vencida.


En el presupuesto de este año está estipulado que las Fuerzas Armadas gasten $626.922.875 en un área específica y clave: inteligencia. Pero además existen gastos reservados cuyos montos son incalculables. Nadie controla. La comisión bicameral del Congreso de organismos de inteligencia cuenta con mayoría kirchnerista y nunca se reunió en lo que va del año. Hay más. A fines de 2013, el vicepresidente Amado Boudou firmó un decreto que amplió en $1.325 millones los gastos para el Ejército, a cargo de César Milani.
Tampoco la Fuerza Aérea y la Armada están preparadas para la defensa. La historia reciente del rompehielos Almirante Irizar y del submarino San Juan alcanza para mostrar el estado del equipamiento de la Armada Argentina. El rompehielos que se usa para la campaña Antártica está en reparaciones desde que se incendió en 2007 y aunquese esperaba que volviera al mar en octubre de 2011, aún está en los talleres del astillero Tandanor. Sólo por el alquiler de un buque que reemplace al Irizar, el gobierno lleva gastados entre 48 y 72 millones de dólares, a los que deben sumarse los 120 millones de dólares que costará la reparación del rompehielos.
La situación del submarino San Juan no es muy distinta. Estuvo más de cinco años en reparaciones, Cristina Kirchner anunció que volvería al mar en diciembre de 2011 y todavía sigue sin funcionar.
Hoy está en la Base Naval de Mar del Plata y se espera que vuelva a estar operativo para fines del año.
En el caso de los aviones, el panorama es aún más desalentador.
La flota aeronáutica argentina tiene hoy sólo 28 aviones de combate. Los más “nuevos” son cinco Mirage franceses, de los cuales no todos están operativos y en poco tiempo van a ser retirados. “Si usted ve en un desfile militar una flota de diez aviones volando, no significa que esos diez aviones estén en condiciones de combate”, sostuvo el ex ministro de Defensa radical, Horacio Jaunarena.
A su vez, el diputado Julio Martínez contó que en los festejos del bicentenario, el Gobierno decidió “no hacer volar los aviones de la Fuerza Aérea por miedo de poner esas naves obsoletas arriba de Buenos Aires, con el peligro que eso significa”. Los Hércules, hoy arrumbados en bases como El Palomar y Morón, son los que se usan para el transporte y aprovisionamiento de las tropas que cumplen funciones en destinos como Haití o la Antártida.
Los aviones de la Fuerza Aérea Argentina tienen, en promedio, la edad de Cristina: 61 años. En 1990, cuando Cristina era diputada nacional y nacía su hija Florencia, Israel decidió pasar sus Kfir a la reserva por considerar que ya no estaban en condiciones para la primera línea de combate. Ese avión es el que ahora el gobierno prometo comprar como “el nuevo avión de combate argentino”.

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