Antes que llegue el miércoles 30/07: ¿Quiénes son los verdaderos buitres?

A esta altura de los 12 años que terminará gobernando la Argentina el apellido Kirchner, en las puertas de un posible nuevo default, con la cercanía de una fecha clave el 30 de julio; vale la pena hacerse una pregunta ¿Quiénes son los verdaderos buitres? Es muy oportuno el siguiente apunte, para intentar no errar:

por JORGE HÉCTOR SANTOS

Twitter:@santosjorgeh

 

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Especial para Urgente24). La justicia divina no se alimenta de las presiones de las corporaciones ni los demoníacos centros de poder como cree la presidente de los argentinos. En esa justicia superior no hay casualidad sino causalidad. Hay una correlación entre el motivo y su consecuencia.  

 

No es extraño, entonces, que una enorme cantidad de años de ingresos monumentales no hayan dado los resultados esperados en manos de gobernantes ineptos e inescrupulosos.

 

Los Kirchner llegaron al poder mayor de la Argentina con la impronta personal que los caracterizó durante sus años de matrimonio feudal de la provincia de Santa Cruz.

 

Las mismas prácticas empleadas en su pago chico dieron igual resultado implementadas a nivel nacional.

 

Doce años de inmensos beneficios generados por el llamado viento de cola, arrojan como balance final un país quebrado y sumido en una inigualable división social.

 

Cristina Kirchner, por los motivos que fueren, no maneja con propiedad nada de la realidad y vive sumergida en temas de irrelevancia profunda para la envergadura de los problemas que su desgobierno genera y acumula.  

 

Si las nuevas versiones de Tecnópolis, el traslado del momumento a Cristóbal Colón, el uso reiterado - con descalificaciones por demás remanidas- de la cadena nacional; entre otras,  son sus grandes ocupaciones el camino para llegar al final de su mandato en diciembre de 2015, no tiene sorpresas mayores. Será un calvario creciente que desmejorará en mayor medida la desazón de los ciudadanos y hará, cada día, más pesada la herencia a afrontar a partir de 2016.

 

La descomposición colectiva es descomunal.

 

La falta de justicia, la ausencia de la división de poderes, el arrebato a la lógica del respeto de las leyes y de la propia Constitución Nacional.

 

La corrupción, un mal endémico del país al que el nativo de estas tierras nunca le dio especial importancia y se acostumbró a convivir con él, terminó convirtiéndose en un protagonista tan privilegiado de estos últimos años que se llegó a tener un vicepresidente en ejercicio procesado.

 

Amado Boudou no es un problema de un caso aislado de manejo ilícito de fondos públicos; es el ejemplo, hasta aquí, más destacado porque no solo quiso quedarse con una empresa para la fabriciación de papel moneda; sino que si se estirase la cuerda de la investigación podría llegar a generar una escándalo que ponga en riesgo la propia estabilidad de un gobierno -en forma anticipada- a su fecha de vencimiento establecida.

 

A la enorme lista de aplastantes dilemas a resolver que se apilan en el presente y se agregarán en los días que le restan de mandato a la viuda de Néstor Kirchner, se avecina un tormentoso fin de julio donde nuevamente la Argentina estará al borde de un nuevo default.

 

Esta nueva brasa caliente que  abarca a todo el pueblo, en menor o mayor medida, es la resultante de la terquedad de una gobernante que se negó sin sentido racional alguno a ofrecerle a los holdouts una solución hace unos años atrás y donde podría haber logrado pagarle a los "buitres" lo mismo que a los que aceptaron el canje.

 

Cristina Fernández no distingue entre justicia nacional e internacional. Ella cree que puede manosear la justicia de cabotaje y la foránea.

 

El mundo tiene reglas que ella no puede obviar, como sí lo hizo con las ya hecha añicos reglas locales. Es por eso, que su obstinación, durante casi todo el litigio, donde pregonaba que quienes pretendiesen cobrar más que la mayoría no percibirían nada, ella no lo paga  sino que lo terminarán pagando 40 millones de argentinos.

 

No es extraño, entonces, que a toda la pesada carga que soporta y soportará este castigado país se le deba agregar otro desmanejo del gobierno, que llegó en 2012 a decirle al juez Griesa que si fallaba contra la Argentina no se respetarían sus decisiones.

 

No es extraño a esta altura de los acontecimientos que el gobierno de Cristina Kirchner llegue a rechazar el pago al que quedó condenado por la Corte Suprema de los Estados Unidos y haga caer al país en  otro default por el tiempo que le resta y le endose la solución del tema al  mandatario elegido que la suceda.

 

El 30 de julio está a la vuelta de la esquina y si el derrotero es declarar la quiebra, el pueblo verá  recrudecer la recesión, caer las ya deprimidas reservas, fugarse los pocos capitales que ya no lo hicieron y atravesará zonas de violentas incertidumbres que pondrán más en riesgo los puestos de trabajo en blanco y en negro.

 

¿Quiénes son las aves rapaces?

 

Los llamados buitres o los integrantes de un gobierno que han hecho trizas el pasado, el presente y buena parte del futuro de un pais que se debate entre las s siniestras sombras de sus malas elecciones.