El 8N en Nueva York, desde adentro

La convocatoria al 8N, el cacerolazo organizado en las redes sociales por argentinos descontentos con el Gobierno, tuvo adherentes dentro del país y en múltiples ciudades del mundo, incluyendo Nueva York, Washington, Miami,Paris, Roma, Madrid, Toronto, Sídney y Londres.



En Nueva York, minutos antes de las seis de la tarde, los manifestantes ya golpeaban sus cacerolas frente al Consulado Argentino, en la calle 57 entre las avenidas 5 y 6 a pocas cuadras del Central Park.
Aproximadamente doscientos argentinos de todas las edades se manifestaron en contra de la inseguridad y la corrupción en Nueva York pidiendo democracia y libertad. “No a la re-reelección, no a la corrupción” cantaban, “basta de inseguridad, basta de impunidad, basta de censura”.
Sin violencia ni agresiones, los manifestantes hicieron eco de las protestas que al mismo tiempo ocurrían en Argentina y alrededor del mundo. Mientras en Buenos Aires y a través del país multitudes so movilizaron para pedir un cambio a las políticas del gobierno, en Nueva York se sintió un fuerte apoyo a la distancia que ni el tieso ni nevado frío logro detener.
Protestaron con banderas y pancartas y con las infaltables cacerolas que llamaban la atención de todos los transeúntes se acercaron a protestar. Entre ellos Mercedes Asmondi de 56 años y hace 18 que reside en Nueva York, donde trabaja como secretaria legal. A pesar de vivir en el exterior, acudió a la protesta porque tiene familia en Argentina y está muy preocupada por la creciente inseguridad que afecta al país. “Mi madre es mayor, y yo vivo con el corazón en la boca pensando que le puede pasar algo. Encima empeora cada día mas,” explicó antes de unirse a los cantos grupales.
La protesta contra el cepo cambiario también se hizo sentir frente al consulado. Mario César, de 72 años y que desde los 25 vive en Nueva York, vino a protestar la falta de limites y libertad. César se refirió a las restricciones a la compra de dólares impuestas por el Gobierno, que le impiden ayudar a su familia y enviarle dólares todos los meses, tal como lo había hecho durante tantos años. “Al cambiarlos al precio oficial pierden mucho valor, y aparte mis parientes son todos jubilados y no pueden demostrar de donde viene el dinero, pero es ayuda mía,” se lamentó.
En Nueva York, el 8N hizo acordar a las protestas que se dieron hace menos de dos meses cuando Cristina Fernández de Kirchner visitó los EE.UU. en torno a la 67 Asamblea de las Naciones Unidas, cuando un centenar de argentinos protesto frente al hotel donde se alojaba la mandataria para reclamar un cambio.
Más allá del frío, el reciente huracán y una dura nevada, los argentinos hicieron presencia en la Gran Manzana.

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