Cristina dice que no quiere la re-re y no le alcanzarían los votos

El proyecto reelectoral de Cristina Kirchner se está desvaneciendo. Así lo indican las estadísticas de renovación parlamentaria, la coyuntura política y los pronósticos electorales. De esta manera, la re-re se convertiría en la primera víctima que deja en el camino el multitudinario cacerolazo del 8N.



Poco después del triunfo electoral de 2011, desde algunas usinas kirchneristas se comenzó a especular con la posibilidad de reformar la Constitución para habilitarle a la Presidenta la posibilidad de pelear por un tercer mandato. El rechazo social que generó esa posibilidad, evidenciado en los sondeos de opinión difundidos y enarbolados como una de las principales consignas de los cacerolazos, le quitaron envergadura.
Sin embargo, los límites no son sólo coyunturales. La matemática también pone su freno. Para habilitar la posibilidad de una reforma constitucional hace falta el voto de dos tercios de los miembros de ambas cámaras. Hoy eso es inalcanzable, más aún luego de que 28 senadores y más de cien diputados de diferentes fuerzas de la oposición se reunieran para firmar un documento en el que se comprometen a rechazar todo intento reformista.
Los cálculos, tomando como referencia los últimos dos antecedentes electorales, también son un freno. Tanto con el desempeño de 2009 (el más bajo del kirchnerismo desde que se consolidó en el poder), como con el de 2011 (el más alto), los números le juegan en contra.
“Estamos preguntando a la gente una aproximación sobre si votarían al oficialismo o a la oposición, y los números son peores para el Gobierno que unos meses antes de la elección de 2009”, relató Mariel Fornoni, de Management & Fit. En la previa a las elecciones donde Francisco de Narváez le ganó a Néstor Kirchner, esa consulta le daba 27% para el oficialismo y 53% para la oposición. En la última encuesta, de octubre, sólo el 23,5% se siente más próximo a votar al kirchnerismo y 56,2% a la oposición. “Hoy por hoy la posibilidad de la re-re está cerrada”, concluyó.
En el mismo sentido se expresó Carlos Fara: “Me parece que el escenario no va a ser tan bajo como el de 2009, pero sí bastante por debajo del de 2011”. De todas formas, consideró que en los grandes distritos, que es donde más diputados tiene chances de conseguir el kirchnerismo, el panorama “es más cercano a 2009”.
Ambos consultores coincidieron en que los grandes distritos son terreno minado para el Gobierno, en especial Capital, Santa Fe y Córdoba. En provincia de Buenos Aires es donde las expectativas son apenas más alentadoras, pero no dejan de ser complicadas. “Al Gobierno, con Alicia, le va a costar superar el 32% de Néstor de 2009”, sostuvo Fara, quien puso la mira en lo que haga Sergio Massa.
Y no es un detalle menor. En el peronismo comenzaron a verse señales de que algunos están pensando en una eventual sucesión. Daniel Scioli, José de la Sota y Juan Manuel Urtubey ya expresaron sus intenciones presidenciales. Y muchos otros comenzaron a tender puentes por lo bajo, dando por entendido que no habrá una continuidad de Cristina.
Este panorama, difícilmente, saque el tema de la agenda política. Por un lado, hay un sector del Gobierno que, aunque la Presidenta no quisiera un tercer mandato, lo va a seguir promoviendo para que no le licuen el poder. De hecho, en una reunión en Olivos, Cristina les transmitió a sus interlocutores que no tendría intenciones de seguir tras 2015. Invocó tanto razones políticas como personales. Por otra parte, la oposición tiene previsto que la re-re sea parte de la campaña electoral. Los analistas coinciden en que le restaría votos al Gobierno.
Tanto Fornoni como Fara, al igual que muchos otros colegas suyos, tienen encuestas que muestran el rechazo social a la re-reelección. Para Management & Fit, el 82,6% está en desacuerdo con una reforma constitucional que incluya esa modificación. Los números de Fara muestran un rechazo del 70%, que se viene sosteniendo todo el año. Incluso en 2011, en el mejor momento de Cristina, esa cifra ascendía al 62%.
Eso se transformaría en la piedra final en el camino. Si consiguiera los dos tercios para habilitar la reforma constitucional, en el momento de elegir a los constituyentes tendría dificultades para alcanzar la mitad más uno de los votos que necesitaría.
Igual, incluso repitiendo las elecciones de 2011 (a pesar de que en una elección legislativa el voto al oficialismo siempre es menor), alcanzaría con lo justo los dos tercios en Diputados pero quedaría a tres o cuatro votos en el Senado.
Es en la Cámara alta donde tiene las mayores dificultades: se eligen senadores en ocho provincias (dos por la mayoría y uno por la minoría).
A los 43 votos a los que podría llegar hoy le sumaría uno en Santiago del Estero y en Salta (podría sumar otro en Río Negro, si el rival es radical K). En cambio, perdería uno o dos en Capital y Tierra del Fuego (también podría perder uno en Neuquén). Así. no podría llegar a los 48 votos que necesita. Así, matemática y contexto social confluyen inexorablemente.

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