La Argentina de la mentira se enfrenta con la verdad

"La Argentina lastima. Los códigos de la ética y de la moral pública se han destruido. Una maraña intrincada de valores y principios han sido reemplazados por conceptos enloquecedores y perversos. Nueve años de vientos favorables, de difícil repetición se han perdido", afirma el autor.



por JORGE HÉCTOR SANTOS
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CIUDAD DE BUENOS AIRES (Especial para Urgente24). Después de nueve años de crecimiento a tasas chinas, Argentina bien administrada debería tener un presente muy distinto al actual.
 
Sin embargo, muchos son los que no ven que la situación política, económica y social no es tan mala como otros tantos creen.
 
El relato ha provocado esta división tan tajante entre argentinos, lamentablemente no solo en la forma de analizar las cosas; sino que se ha llegado a un muy complejo nivel de enfrentamiento social de pronóstico reservado.
 
El relato no es ni más ni menos que la censura de la realidad. A este se le adiciona  el ocultamiento de los inconvenientes que más preocupan al pueblo. La ignorancia de estos temas en las cotidianas presencias televisivas de la primera mandataria, es otra sutil forma de censura; lo que ella no dice, no existe.  
 
La ficción que interpreta la presidente y su elenco de actores secundarios llega a tal extremo que pareciera que habitan y gestionan un país de fantasía. Una clara quimera.
 
Para sostener y amplificar esa fábula el gobierno, de Néstor primero y Cristina después, dilapidó enorme cantidad de dinero para comprar periodistas, crear medios subsidiados, arrodillar a empresarios para recibir ingentes ingresos públicos a través de pauta publicitaria oficial, utilizar como propios los medios del Estado; y hasta mantener a los clubes de fútbol para difundir y profundizar el “cuento” de la Rosada en el Fútbol para todos.
 
Los subsidios a la vagancia y tantos otros, fueron instrumentados para cosechar clientelismo; votos.
 
El ciclo de los Kirchner estuvo bendecido por los precios elevados de la soja y un Brasil que no paraba de crecer y empujaba la industria automotriz.
 
El grave problema de los patrones de estancia de Santa Cruz llegados a Olivos fue que destinaron casi todos los ingresos para ganar elecciones, acumular poder y manejar la caja en forma centralizada con el fin de disciplinar a gobernadores, intendentes, así como para hacer “cambiar” de opinión a diputados o senadores obteniendo de tal manera del Congreso un funcionamiento acorde con la voluntad del Ejecutivo.
 
Los aprietes a jueces no quedaron fuera del accionar de una pareja que siempre pretendió replicar a nivel nacional lo hecho en su heredad sureña.
 
La destrucción de casi todas las organizaciones empresarias, sindicales, políticas, etc. fueron parte importante de la labor de dividir para reinar.
 
La Constitución nacional y las leyes de la República fueron dejadas de lado cuantas veces los Kirchner necesitaron para cumplir con sus objetivos hegemónicos.
 
Cristina no puede ser analizada desde ninguna óptica lógica. Su proceder siempre está muy lejos de lo que haría el común de los políticos y de la gente común. Es imprevisible.
 
Cristina puede arrogarse el mejor de elogios aun cuando, sin perturbarse, este se halle muy lejos de poder asignárselo.
 
Cristina no dialoga, no hace reuniones de gabinete, no da conferencias de prensa, no acepta medios o personas que enfrenten sus ideas, que critiquen actos de ejercicio del poder.
 
Su derrotero es ir por todo y lo está haciendo.
 
Los tiempos que se avecinan son huracanados.
 
La libertad de expresión y tantos otros derechos se están limitando y se limitarán aún más.
 
Esto se está consumando a toda velocidad.
 
Al unísono  y a ritmo vertiginoso la presidente buscará  las formas más inimaginables (votos de adolescentes de 16 a 18 años y de extranjeros a los que se les concedió en tiempo récord el DNI) para poder alcanzar su deseo de convertirse en eterna.
 
Con igual propósito se produce la salida de presos, conocida como Vatayón militante; el adoctrinamiento de escolares por parte de La Cámpora; los trabajos en las villas; el Vatayón artístico convocado para presentar el Polo Audiovisual en Puerto Madero, y tantos otros hechos que irán apareciendo.
 
No obstante, la realidad antes o después, se empieza a entremezclar con la farsa.
 
Gigantescos nubarrones empiezan a demostrar que el sol que se cuenta brilló en la historia de maravillas de la era K no es tal y las complicaciones surgen de la mala praxis gubernamental; y eso hace que el ciudadano común esté cambiando de ánimo.
 
La caída de la imagen positiva de Cristina Fernández tiene que ver con ello.
 
La recesión con inflación alta complica un cuadro de estancamiento con muchas actividades en recesión.
 
El empleo no crece y horas extras más suspensiones comienzan a ser temas recurrentes.
 
El costo de vida devora aumentos por más altos que estos sean.
 
La falta de actualización del mínimo no imponible castiga con el impuesto a las ganancias a gran parte de la clase trabajadora.
 
La voracidad fiscal no se aplica para castigar a los que piensan distinto sino también para apretar más a todos, lo que traducido habla de las grandes dificultades de caja existentes.
 
La reforma de  la Carta Orgánica del Banco Central se asocia al ahogo financiero, la máquina de hacer dinero trabaja a destajo para imprimir papelitos de colores sin respaldo; tanto la de Casa de la Moneda como en la empresa sin dueños recientemente expropiada.
 
Las reservas de libre disponibilidad con las que cuenta el país son una incógnita perose intuye que no superarían el 25% de las que se dicen contar.
 
La pobreza desde 2007 hasta 2012 no solo no ha disminuido sino que estudios revelan que ha crecido.
 
Las provincias encuentran grandes dificultades financieras para atender sus gastos corrientes. La emisión de bonos está a la orden del día.
 
Los bancos, merced al cepo cambiario, han perdido la mayor parte de sus depósitos en dólares; y los depósitos en pesos brillan por su ausencia, con tasas de interés negativa.
 
La crisis energética provocada por la falta de controles y de previsión por parte de las autoridades nacionales demanda inversiones multimillonarias y por más festejos que haya habido por la nacionalización parcial de YPF, el problema mayor sigue existiendo y los inversores están lejos de venir a un país sin seguridad jurídica, con imposibilidad de girar dividendos; y además enfrentarse con el zar del conocimiento de casi todo, el prodigio, último invento de la presidente, Axel Kiciloff.
 
Las dificultades de infraestructura eléctrica, vial y de transporte que tiene Argentina no los crearon los Kirchner pero sí los empeoraron y mucho. Esto sumado al festival de dinero que el Estado entregó a empresas operadoras de los mismos cuyo destino no se ve reflejado en mejora alguna, sino más bien en actos de corrupción.
 
La corrupción y la impunidad pasean del brazo y por las calles luciendo entre ambas un gran amor, el que se tradujo en una enorme cantidad de hijos que acrecentaron sus fortunas personales con total descaro.   
 
El mundo no se cayó encima del país; el país se cayó del mundo.
 
Argentina se encuentra enrolada en los países más ignorados por los inversores en Latinoamérica. De ella forma parte junto a Venezuela, Ecuador, Bolivia y Cuba.
 
El cierre de las importaciones en forma grosera e indiscriminada pone en circunstancias de crisis a empresas cuanto a enfermos que no consiguen la medicina indispensable para cuidar su salud.
 
Cual obra de teatro con argumento alejado de la veracidad y con telón del escenario trabado que permite a los espectadores contemplar la mendacidad tramada, a este listado -que recopila parte de lo que las repetidas palabras presidenciales atribuyen a intereses destituyentes- se le pueden adosar muchos más elementos de un país que lastima.
 
Sí, la Argentina lastima.
 
Los códigos de la ética y de la moral pública se han destruido. Una maraña intrincada de valores y principios han sido reemplazados por conceptos enloquecedores y perversos.
 
Nueve años de vientos favorables, de difícil repetición se han perdido.
 
La épica del relato dice lo contrario, se ha estado venciendo a los representantes del mal a los que aún falta matar.
 
El verdadero enemigo del poder no está afuera de la Rosada, habita en ella.
 
La sociedad acompaña este proceso de deterioro con preocupación, indiferencia, buscando formas de salvarse individualmente, destilando broncas en las redes sociales, agraviándose con los fanáticos del modelo.
 
El tiempo corre tanto para “el vamos por todo” como para las dificultades que aparecen en el camino de los que “van por todo”.
 
Los recursos para ir por todo son ilimitados porque están asociados a la ausencia de límites.
 
Hasta aquí, aún con tropiezos, estos fueron ganando.
 
Las dificultades y los que se oponen con reglas ortodoxas al “vamos por todo” tienen como aliado a la verdad, pero como contra central estos enunciativos inconvenientes:
 
La billetera, con papelitos de colores la tiene el gobierno, y esta mata dignidad.
 
La sociedad y los políticos opositores pecan de falta de picardía y discuten temas que todos los días crea el gobierno, mientras este sigue marchando en búsqueda de su objetivo central.
 
La lucha es desigual y con final abierto.
 
En el medio existe una nación que atrasa y muere día a día un poco más, frente a las naciones del mundo que no tropiezan con gobernantes inescrupulosos y con ambiciones poco democráticas.
 
Nuestras libertades primordiales están en peligro porque el totalitarismo está desalojando a la democracia.

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