Cómo sacar 60 lucas gringas, y no morir en el intento

Lo dijo el genio de Alberto Einstein: "En tiempos de crisis, solo la imaginación puede ser más importante que el conocimiento".  Aquí va un botón de muestra para darle la razón a la mente privilegiada del gran físico.







Ya te contamos en la entrega anterior lo que hace por ahí un tal "Ramón, el orinador"de fajos de dólares que pasan el olfato perruno de cualquier Aduana.
Pero cuando creíamos que todo quedaba en esa anécdota (si es un mito urbano, reconocemos que está bien construido), nos llegan nuevas noticias después que la bravuconada del senador Fernández encrispó los ánimos de muchos, y alguien se atrevió a relatarnos otra modalidad que se viene utilizando para salvaguardar los ahorros en dólares.
La maniobra –nos dicen- se viene realizando hace meses, pero tiene sus picos de crecimiento estos días.
Casi textualmente como se nos relató: "Vas a una joyería de prestigio y lujo con tu mujer. 

Compras un reloj de marca con certificado de autenticidad, un brazalete de piedras preciosas (todas piezas de valor estándar a nivel internacional) para tu mujer, pagas en pesos efectivo o tarjeta en las cuotas que quieras.. y junto con lo adquirido te llevas una dirección especial en el centro de Montevideo..".
Nuestro garganta profunda toma aire y sigue: "Vas a Aeroparque o al puerto, avión o buque bus... te colocas el reloj, tu mujer la pulsera, acaricias a los perritos y embarcas. En Uruguay podes primero abrir una cuenta en un banco y después vas a la dirección que te dieron en la joyería. Está a pasos de la 18 de Julio y Andes (algo así como Corrientes y Callao en Baires). Tenés el santo y seña de por quién preguntar. Toda la operatoria es legal, hasta sacar las joyas del país no está impedido por ley. Ya en el lugar saben de qué se trata. Entregas el reloj y la pulsera con los papeles en orden, los tasadores revisan que los bienes no son truchos y te abonan el valor internacional de esos artículos, menos una comisión que ronda entre el 10 y el 15 por ciento. Si vas a con tu notebook le das al comprador la referencia de tu cuenta abierta en bancos uruguayos y al toque te hacen la transferencia desde el mismo negocio. Perdiste en el recambio unos dólares que es el pago a la tranquilidad. Sabes que depositar en dólares en bancos argentinos tiene el vigente riesgo que un corralito o pesificación te los chupe como en el 2001, tenerlos en tu casa corres el riesgo de la inseguridad... en cambio en Uruguay el Pepe Mujica te los guarda como nadie en el mundo.."

No es un chiste, es la imaginación frente al desamparo que siente el ciudadano que quiere cuidar sus ahorros y no lo dejan.
Los sesenta mil dólares que dejaste en una joyería argentina se transforman en cincuenta y cuatro mil depositados en un seguro bando rioplatense, pero cruzando el charco.
Así pueden contarse mil y una maniobras que se realizan para sortear los escollos oficiales que le ponen precinto al movimiento de divisas extranjeras.
Si los gobernantes conocieran un poco de historia universal no harían tantas guasadas como las que están realizando.
La gran muralla china fue traspasada infinidad de veces. A veces coimeando a los guardias de los portones de ingreso (no eran guardias argentinos, aclarémoslo),  otras veces construyendo túneles por debajo de sus cimientos.
Los griegos utilizaron el artilugio de meter un caballo de Troya repleto de soldados en la ciudad fortificado e inexpugnable,  que en un santiamén de borrachera de los troyanos que se sentían victoriosos en la city de Troya (hoy es la actual Turquía) decidió el resultado de la guerra a favor del bando más ingenioso.
El Muro de Berlín costó muchas vidas de personas que amaban la libertad, pero fue burlado más veces de las que fueron capturados o muertos sus intrépidos trepadores.
En la misma época del caballo de Troya (1200 años ac), el pueblo judío derrumbó a fuerza de música de trompetas la murallas de Jericó, la ciudad de las Palmeras.
Así y todo, Guillermo Moreno y Ricardo Etchegaray suponen que pueden impedir por decreto el libre tránsito de divisas por las Aduanas locales con un pequeño ejército de perritos adiestrados en olfato.
Quien más sabe de este artilugio de comprar  joyas aquí y cambiarlas por dólares cruzando el charco es una bella dama propietaria de uno de los más importantes locales de ese rubro en el país, situado en la recoleta avenida Alvear.
Su marido es uno de los dueños de radio y otros multuribros en el empresariado kirchnerista. No se trata de Cristóbalito López, sino de otro pool de empresas. ¿Adivinaste de quién se trata?
O sea: Hasta la propia tropa se rebela contra las disposiciones oficiales si hay dinero de por medio

Por Jorge D. Boimvaser

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