Cristina traslada el ajuste a las provincias, comenzando por Buenos Aires

El discurso para la tribuna no es un indicador de la realidad. Cristina Fernández condena el concepto de ajuste para frenesí de la ignorancia militante pero ella sabe que hay que instalar algunos frenos. El Ejecutivo Nacional intenta que la provincia de Buenos Aires tome la delantera, y así devaluar a Daniel Scioli, el eterno fantasma del Frente para la Victoria.





por EDGAR MAINHARD
 
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). "Represión" y"ajuste" son 2 palabras que provocan escalofríos en la Presidente de la Nación porque le provocan una fricción en su relación con el adjetivo "progresista", un término de aplicación genérica que ella pretende redefinir y monopolizar.
 
Durante su más reciente monólogo desde al atril del salón Mujeres Argentinas, en Casa Rosada, Cristina corroboró su difícil convivencia con el verbo "reprimir", en una catársis sobre el rol presente y futuro de la fuerza militarizada Gendarmería Nacional, preparada y equipada para la preservación del orden interior, además de vigilar las fronteras y embestir contra el narcotráfico.
 
La relación de Cristina con "ajuste" es más difícil todavía porque ella sospecha que hay restricciones impostergables en el gasto público (de hecho, ella había autorizado una eliminación progresiva de subsidios estatales a las tarifas de servicios públicos, que luego suspendió), pero le teme al impacto sobre su imagen personal y la de su gobierno (precisamente por eso suspendió el "ajuste").
 
Sin embargo, la situación se complica a diario. Las cuentas fiscales, que ya en 2009 perdieron el superávit primario pero desde 2011 ya no se pueden 'maquillar', provocan una crisis entre el voluntarismo y la necesidad.
 
Por lo tanto, Cristina Fernández ha comenzado una nueva etapa: la del ajuste discrecional, por ahora disfrazado de herramienta de acción política.
 
En verdad, Cristina imaginó inaugurar el concepto con Mauricio Macri: la transferencia del servicio de tren subterráneo apuntaba a eso y Macri, quien inicialmente defendió en soledad ante su gabinete la aceptación de la transferencia, luego comprendió que si la concretaba iba a la quiebra, y por eso intentó revertir su decisión, hoy en sede judicial.
 
A su vez, el Ejecutivo Nacional, por ahora a cargo del servicio, mantuvo la tarifa de $ 2,50 que había decidido incrementar Macri, pese a que los medios de comunicación paraestales mucho criticaron a Macri por ese "ajuste", y conociendo que, de todos modos, no alcanzaba para compensar el desajuste vigente.
 
El discurso económico gubernamental se construye sobre 4 pilares fundamentales:
 
> No hay inflación,
 
> No hay atraso cambiario,
 
> No hay distorsión de precios relativos,
 
> No hay ajuste público excesivo.
 
Sin embargo, de todos modos es insuficiente. Hay funcionarios exigiendo, en voz baja, regresar al plan de recorte de subsidios a las tarifas de servicios públicos; y otros, en voz más baja todavía, aconsejando limitar las contrataciones de personal estatal.
 
Cristina ha decidido no ser ella quien lidere el ajuste. Si Mauricio Macri consiguió el temporario refugio judicial, es el turno de intimar al otro gran adversario político: Daniel Scioli.
 
Es cierto que provincia de Buenos Aires acumula todo tipo de desajustes pero eso ocurre desde hace más de 10 años.
 
Ya Carlos Ruckauf recibió la Gobernación desajustada de manos de Eduardo Duhalde, quien pudo incurrir en graves excesos gracias al dinero que le facilitaban Carlos Menem (a cambio de quitárselo del Ejecutivo Nacional) y Domingo Cavallo (porque apostaba al binomio Duhalde-Cavallo 1995, que 'pinchó' ePacto de Olivos, en 1994). 
 
El 2do. mandato de Duhalde fue similar al 2do. de Menem: una 'bicicleta' permanente que debería obligar a repensar todo el tema de las reelecciones. Ruckauf decidió que él no había emigrado del distrito porteño al bonaerense para ajustar, y el desajuste provincial estuvo en el nudo de la desastibilización a Fernando De la Rúa.
 
De hecho, la grave situación del Banco Provincia de Buenos Aires obligó a Cavallo a modificar el límite de extracción de cajeros automáticos vigente en el 'corralito', de $ 1.000 a $ 400 (un pedido de Ricardo Gutiérrez, por entonces presidente del Bapro, a Cavallo cuando éste ya estaba subido al helicóptero que lo trasladaba desde la Quinta de Olivos al helipuerto cercano a la Casa Rosada, por lo que tuvo que regresar a Olivos y pedirle a De la Rúa que modificara el decreto que acababa de firmar).
 
Ruckauf no resistió tanta complicación fiscal y aceptó con alegría la oferta del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto que le ofreció el bonaerense Duhalde, quien en su arribo, además, se encargó de que Felipe Solá, el vicegobernador ascendido a gobernador, pudiera recibir lo necesario para eludir la bancarrota provincial.
 
Néstor Kirchner mantuvo esa directiva aunque la condicionó a que Solá rompiera con Duhalde. Más tarde, le fue quitando a Solá el apoyo de los alcaldes, decidiendo que la Casa Rosada negociara obra pública directamente con los municipios, hasta destruirlo en términos políticos,afán que Cristina Fernández de Kirchner pretende repetir en el caso de Daniel Scioli.
 
Precisamente Scioli llegó a la provincia de Buenos Aires porque Néstor Kirchner fracasó: pese a todo el dinero destinado al territorio bonaerense no consiguió construir un candidato propio (nadie menciona esa impericia del santacruceño), y porque Alberto Fernández, por entonces jefe del Gabinete de Ministros y titular del PJ porteño, pretendía otro candidato para Ciudad de Buenos Aires (Daniel Filmus).
 
Pero Scioli, quien en nombre de su ambición desmedida le hacía un enorme favor a Kirchner, puso como lógica condición no ser el administrador del ajuste, y así se mantuvo la relación, aunque con obvias dificultades, tan recurrentes como temporarias. El problema para los Kirchner fue sencillo: la imagen pública de Scioli siguió creciendo... con el dinero que la Nación le facilita a la provincia.
 
Ahora, Cristina Fernández de Kirchner pretende revertir aquella directiva de su marido fallecido, en parte porque en el mandato 2011-2015 ella considera que no se hace responsable de los compromisos de Èl (pueden confirmarlo los Eskenazi... ), y porque Scioli le provoca tirria.
 
Que Scioli sea el del ajuste resulta un discurso político apetecible en la Casa Rosada, pero, tal como suele suceder en derredor de Cristina, es una verdad a medias. O sea una mentira.
 
La otra mitad de la verdad es que el Ejecutivo Nacional no cuenta con el dinero suficiente para atender a la provincia de Buenos Aires como en el pasado.
 
Por lo tanto, el ajuste bonaerense es resultado del desajuste bonaerense + la imposibilidad de la Nación de seguir atendiendo a la provincia.
 
De todos modos, Cristina cree que colisionando con Scioli no solamente perjudica a un antagonista sino que consigue que la sociedad desconozca la debilidad del Tesoro Nacional.
 
Así, la pelea es funcional a las necesidades de la Presidente. Ella se encuentra obligada a sobreactuar las diferencias porque, de lo contrario, tendría que blanquear que no cuenta con todo el dinero necesario, tal como sí sucedía otrora. 
 
De todos modos, hay otro problema: como consecuencia de que la recaudación impositiva coparticipable disminuye en términos reales, tampoco hay suficiente dinero para las otras provincias.
 
Por ejemplo, ¿cuál es el motivo de que continúe la deuda previsional con la provincia de Córdoba, recursos que, inclusive, fueron contemplados en el Presupuesto Nacional? Porque han sido aplicados a otras partidas, y las diferencias de Cristina con José Manuel De la Sota son una excusa para maquillar la realidad.
 
Así, la disputa política encubre el problema fiscal.
 
Pero ¿qué ocurre con los gobernadores que no mantienen diferencias políticas con la Casa Rosada? Ese es todo un desafío para la Casa Rosada. Se intenta emparchar a diario la relación pero, en algunos días, es muy difícil.
 
¿Y por qué los gobernadores no comienzan a mascullar en conjunto a los efectos de hacer un planteo conjunto a la Nación? Ese es el capítulo que viene, aunque será más adelante, cuando el cinturón fiscal ajuste bastante más. A no apresurarse con eso de la Liga de Gobernadores... Tiempo al tiempo.

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