El titular de la Asociación de Magistrados, Ricardo Recondo, explicó días atrás: "Hay que entender que el juez es una persona como cualquier otra que resuelve cosas que no son comunes y se enfrenta con poderes muy importantes, políticos o económicos, protegido por la Constitución y las leyes. Cuando no funcionan esas protecciones y se convierten (la Constitución y las leyes) en simples escritos en un papel, cualquier decisión (de un juez) contra un poderoso hace peligrar su vida. Puede perder cargo y estatus familiar. Durante un tiempo –admitió–, si el que tiene el poder es muy poderoso, el juez preserva su propia existencia y cuando el poder se va debilitando o abusando, se cansa y actúa como debería haber actuado siempre... es una realidad... hacemos la autocrítica". Nunca antes, hasta la muerte de Alberto Nisman, esto había quedado tan en evidencia ni provocado tanta inquietud. El temor provoca un nuevo escenario, que los K no quieren admitir pero que no pueden evitar.


"Que la Corte Suprema de Justicia controle el esclarecimiento definitivo de la causa AMIA, de las denuncias y fallecimiento de Alberto Nisman, así como la protección de su equipo de trabajo y el resguardo de la documentación."
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). “El Derecho a la Verdad” se titula una solicitada publicada en los principales diarios en la cual organizaciones no gubernamentales encabezadas por la AMIA, se unieron para reclamar “el esclarecimiento definitivo” de la causa por el atentado de 1994 contra la mutual israelita que mató a 85 personas, de las denuncias y del fallecimiento de Alberto Nisman, “así como la protección de su equipo de trabajo y el resguardo de la documentación”.
 
El texto fue firmado por Mauricio Macri, Sergio Massa, Hermes Binner, José Manuel De la Sota y Ernesto Sanz, Graciela Fernández Meijide, Julio Strassera, Juan Campanella, Natalio Botana, Magdalena Ruiz Guiñazú, Daniel Sabsay y Beatriz Sarlo, Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires, Poder Ciudadano, Sociedad Rural Argentina y cámaras gremiales empresarias, de minería, turismo y de Comercio de USA en Argentina, entre otros.
 
El texto completo:
 
Los firmantes de esta declaración conjunta, consternados ante el fallecimiento de Alberto Nisman, que conmueve a nuestra sociedad, instamos conjuntamente a asegurar cinco objetivos, en defensa del Derecho a la Verdad de cada argentino:
 
1) Que la Procuración General garantice el mantenimiento incólume del equipo de trabajo de la fiscalía y la protección de las personas que lo conforman.
 
2)  Que la Comisión de Legislación Penal de la Cámara de Diputados convoque a los colaboradores de Nisman, en sesión reservada, para conocer en detalle los fundamentos de las acusaciones presentadas por la fiscalía.
 
3) Que se nombre, en reemplazo de Nisman, un fiscal que sea garantía de independencia, de búsqueda imparcial de la verdad.
 
4) Que se garantice la preservación de las actuaciones, la integridad de las pruebas existentes en la fiscalía y de los documentos allanados al fiscal, con copia integral custodiada por la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
 
5) Que la Corte Suprema de Justicia controle el esclarecimiento definitivo de la causa AMIA, de las denuncias y fallecimiento de Alberto Nisman, así como la protección de su equipo de trabajo y el resguardo de la documentación".
 
 
 
"(...) La jueza que está a cargo del caso, Fabiana Palmaghini, se escandalizó y corrió hasta las instancias más altas de la Justicia. Palmaghini había pedido una serie de pruebas que Fein no cumplió ni quería cumplir. Hubo uno de esos milagros que no suceden: en el sitio de Internet de la Corte Suprema de Justicia apareció el listado de pedidos de la jueza Palmaghini. Fein frenó en seco.
 
La fiscal rechazó todos los ofrecimientos de ayuda que le hizo la jefa de los fiscales, Alejandra Gils Carbó, desconfiando, tal vez, de que la procuradora le enviara a sus fanáticos talibanes. Pudo exigirle a Gils Carbó que la autorizara a contratar gente nueva, no a recibir gente de Gils Carbó. Ésta no está en condiciones políticas de decirle que no a nada. Se mueve con dos autos y dos motos de custodia y ya es imposible para ella caminar en la vía pública.
 
A todo esto, la fiscal Fein sólo dirige la investigación. La investigación la hace el Gobierno, a través de la Policía Federal, la Gendarmería o la Prefectura, que son auxiliares en teoría de Fein. En la práctica es otra cosa. ¿No es raro, acaso, que casi tres semanas después de la muerte de Nisman no se haya podido hacer otro barrido para comprobar si es posible que una persona que disparó un arma no tenga restos de pólvora en sus manos? Ése es un dato clave para saber si Nisman se suicidó o lo mataron. Nisman no tenía ninguna huella en sus manos. ¿Es explicable que después de tantos días no estén los exámenes toxicológicos del cuerpo de Nisman?
 
El cristinismo es audaz. Borró sin rubor diez años de secuaz convivencia con el más importante jefe de los espías argentinos, Antonio Stiuso. Él es ahora su enemigo y Nisman era su cómplice. Sin duda, el general César Milani, enfrentado con Stiuso desde que el militar se dedicó al espionaje interno, se convirtió en el gran triunfador de una guerra sin cuartel entre los distintos servicios de inteligencia al servicio del oficialismo.
 
El Gobierno hizo un espectáculo de la autorización a Stiuso para que contara todos los secretos que sabe. Es un abierto desafío al antiguo y poderoso jefe del espionaje. Si Stiuso contara todo lo que le ordenó hacer el kirchnerismo (y él lo hizo), su condición en la Justicia cambiaría. Pasaría de testigo a preso en el acto."
 
 
 
 
"(...) ¿Lagomarsino planta el arma?
 
1) Diego Lagomarsino declara una y otra vez que Alberto Nisman le pidió insistentemente que le prestara su arma. ¿Tiene alguna manera, Lagomarsino, de demostrar que esta afirmación suya es verdadera?
 
Considerando que, siempre según sus declaraciones, Nisman le hizo referencia al arma en charla personal, y luego por teléfono le preguntó si había encontrado "eso", ¿cómo puede darse por cierta la afirmación de Lagomarsino?
 
No habló de mensajes de texto ni de voz, verificables. No hay manera de demostrar que Nisman le pidió el arma. Sólo se sabe que Lagomarsino llevó al arma a Le Parc, y la dejó en el departamento de Nisman. También se desprende de esto que un visitante aprobado, evidentemente, podía ingresar a Le Parc con un arma, sin declararlo, y sin que sea detectado, hay que decirlo.
 
2) ¿Dice la verdad, Lagomarsino, cuando implica que nadie sabía que le había prestado su arma a Alberto Nisman?
 
No hay manera de saberlo. Partiendo de la base de que aún ni siquiera se conoce del todo bien quién es Diego Lagomarsino (un "inorgánico", un "informático", un miembro del equipo de Nisman que en realidad no era formalmente empleado porque facturaba y cobraba más de 40.000 pesos mensuales, sin que nadie atine a puntualizar detenidamente qué funciones cumplía...) nadie puede afirmar que Lagomarsino haya guardado absoluto silencio ante el pedido de Nisman, ni que lo haya consultado o conversado con un tercero.
 
3) Está probado que el arma de Lagomarsino disparó el proyectil que acabó con la vida de Nisman.
 
Si asumimos que al fiscal lo asesina uno, o un grupo de sicarios profesionales; ¿no llevaron armas para cometer el crimen, o sabían perfectamente que la Bersa Thunder 22 de Lagomarsino se encontraba en el departamento, y con munición?
 
4) ¿Llevaron sus propias armas pero prefirieron usar la de Lagomarsino? ¿Se la encontraron de casualidad en la escena del crimen, o la Bersa Thunder 22, cargada, había sido plantada en el departamento para que ellos la utilicen?
 
¿La ingresó y la plantó alguien "aprobado", para que la utilizara alguien que entró y salió del complejo sin portar armas?
 
Hasta aquí, nos formulamos preguntas que podrían conducir a una hipótesis aún poco profundizada: Diego Lagomarsino como hipotético cómplice, o partícipe necesario del homicidio de Alberto Nisman.
 
Desde luego, la investigación formal debería ir exactamente por la opuesta. Esto es, demostrar que Lagomarsino plantó el arma. Algo que muy difícilmente pueda probarse, ya que el único que podría atestiguar si esto fue así, está fallecido.
 
Hipótesis 2: ¿Lagomarsino autor material?
 
Es en este punto donde se debe introducir otra cuestión que, hasta el momento, ha sido tomada como certeza: Lagomarsino no solamente fue la última persona que vio a Alberto Nisman vivo, sino que también parece haber sido la última persona con la que interactuó, en modo alguno,  el fallecido fiscal.
 
Esto se desprende de las declaraciones de Lagomarsino, pero también de la falta de evidencia, al menos hasta el momento, de que Alberto Nisman, luego de que Lagomarsino salió de su departamento, en horas de la noche del sábado 17 de enero, haya tenido contacto personal, telefónico, o mediante sistema de comunicación alguno, con otra persona.
 
5) Las pericias indican que Nisman falleció entre 12 y 15 horas antes de haber sido hallado.
 
Eso pone el horario de la muerte entre la mañana y el mediodía del domingo 18 de enero.
 
Si bien la determinación del horario de muerte depende de varios factores diferentes, (temperatura corporal, aparición de hematomas, rigor mortis, etc), uno de los principales métodos, al constatar el óbito, consiste en tomar la temperatura del cuerpo, (mediante una sonda a introducirse en el hígado), y compararla con la temperatura ambiente, para saber cuántos grados descendió la temperatura corporal normal (alrededor de 36.5 C) hasta equilibrarse con la ambiental, y, por ende, cuánto tiempo hace que la persona está fallecida.
 
Claramente, esta constatación puede arrojar resultados erróneos, en función de la temperatura ambiente (un sistema de aire acondicionado encendido, un cuarto de baño con bañera de agua caliente emanando vapor, por ejemplo) y de las características físicas y orgánicas del fallecido. Lo que puede adelantar o retrasar en varias horas el horario de muerte estimado.
 
¿Pudo Nisman haber fallecido algunas horas antes de lo estimado, es decir durante la madrugada del domingo?  Indudablemente, es una posibilidad.
 
6) El cuerpo de Alberto Nisman fue encontrado en un gran charco de sangre, que salía, incluso por debajo de la puerta del baño.
 
El proyectil calibre 22 tiene un diámetro de 5.58 mm. Es sensiblemente menor al diámetro de un cigarrillo standard. Los cadáveres no sangran, porque al producirse la muerte el corazón deja de bombear sangre. Si el cuerpo de Alberto Nisman estaba sobre un importante charco de sangre, ¿pudo haber agonizado durante varias horas, desangrándose?  Definitivamente, sí.
 
Las últimas dos aclaraciones nos llevan a una pregunta obvia.
 
¿Alberto Nisman pudo haber sido baleado a altas horas de la noche del sábado 18, y agonizado hasta la mañana del domingo 19?  Desde luego.
 
Y es entonces cuando estas posibilidades conducen a la otra hipótesis que, aunque no sea "socialmente" demasiado aceptable, no se puede dejar de considerar. Y es la de Diego Lagomarsino, como presunto autor material.
 
Lagomarsino aclara que, cuando se retira del departamento de Nisman, llama al ascensor y, al cabo de pocos segundos, éste arriba con 5 personas en su interior.  Que esas 5 personas lo ven a él (Lagomarsino) depedirse de Nisman, que lo había acompañado hasta la puerta.
 
No solamente Lagomarsino recuerda con precisión que se trataba de 5 personas, (ni 4, ni 6) sino que también admite haber seguido con detalle el derrotero de estas personas, al abandonar el ascensor. 3 bajan con él, en planta baja, y se dirigen a un auto blanco estacionado en el sector de cortesía. Y los otros dos siguen hacia "planta baja" (sic), refiriéndose, seguramente, a las cocheras fijas.
 
Nos preguntamos quiénes eran esas 5 personas, si ya han sido individualizadas y citadas a declarar. (...)".
 
 
 
"(...) Stiuso sería la presa que persigue el kirchnerismo para explicar una muerte que no puede explicar. Sergio Berni fue el primero que lo tiró al ruedo. Aunque todavía no dijo una palabra aclaratoria sobre su presencia, por horas, en el apartamento donde Nisman estaba sin vida. Hay quienes aseguran que, en algún momento, salió de allí con una valija. La fiscal Fein no se ocupó todavía de él. Aníbal Fernández también repiqueteó con el nombre de Stiuso, como si supiera algo. Fein detectó una conversación telefónica entre el espía y Nisman el sábado 17 a la nochecita. Fue motivo suficiente para citarlo como testigo y distender las presiones kirchneristas. Esa llamada existió. Pero en el teléfono del fiscal muerto habría otras, junto a un montón de mensajes de texto, que nunca fueron respondidos.
 
La estrategia del Gobierno apuntaría a embretar además a Diego Lagomarsino, el técnico informático que le prestó el arma al fiscal. Fein no encontró hasta ahora en ese hombre ninguna responsabilidad mas que el delito de ceder un revólver propio sin autorización. Pero pareció enhebrarse una maniobra que no habría resultado casual. José Iglesias, padre de una de las víctimas de Cromañón, aventuró que Lagomarsino había estado alguna vez como supuesto espía fotográfico en la marcha de los familiares de las víctimas. Por azar, la aparición pública del verdadero fotógrafo desbarató la jugada. Aníbal Fernández fue otro de los que había apuntado con insistencia a Lagomarsino. El secretario de la Presidencia posee una sólida y vieja relación con el abogado Iglesias. Su papel en la tragedia limita cada vez mas la existencia política de Jorge Capitanich.
 
La tesis K consistiría en afirmar que Stiuso --de excelentes nexos con la CIA y el Mossad-- habría construido el encubrimiento por la AMIA que Nisman denunció contra Cristina, Timerman y otros. Pero varias personas que hablaron con el fiscal, entre su regreso al país y su muerte, coincidieron en lo mismo: Nisman les contó que Stiuso le remarcó que fuera prudente con la causa. Que no se apurara. ¿Prudente por qué? Por las guerras detonadas en el mundo de los espías desde la firma del Memorándum de Entendimiento con Irán. Por el descontrol desde que Cristina descabezó en diciembre la Secretaria de Inteligencia (SI) despidiendo a los K Héctor Icazuriaga y Francisco Larcher. Habría otro bando con mucho poder y vigencia: sería el nexo entre Milani y Fernando Pocino, otro de los históricos del espionaje. La oposición está alarmada por la incorporación de tecnología destinada a la Inteligencia en el Ejército.
 
Stiuso tomó prevenciones que, a lo mejor, Nisman no tuvo en cuenta. Aquella lucha clandestina recorre las fuerzas policiales, de seguridad y no pocos estamentos judiciales. La custodia del fiscal pertenecía a la Policía Federal. Actuó mal por negligencia u otra razón. El jefe de la fuerza sigue tranquilo en su sillón. Desde que la figura de Stiuso se hizo casi pública por los cambios que dispuso Cristina en la ex SI, el espía pidió protección para sus hijos. Pero prefirió que se ocupe la Policía Metropolitana. (...)".
 
 
 
"El gobierno de Cristina Fernández de Kirchner atraviesa un tiempo crítico. No sólo está sufriendo los efectos de su política permanente de confrontación con todos sus frentes, sino que ahora soporta convulsiones internas cada vez más visibles y aparentemente irreversibles. Tal vez los segundos son una consecuencia de los primeros y del año electoral con incertidumbre –no hay un delfín a la vista- y también de los miedos que provienen de situaciones no esperadas como lo es el caso Nisman.
 
Ni siquiera la temible inflación ha generado el pánico político que se detecta en la Rosada, una sensación general que acompañó el viaje a China y se asienta en Olivos y que tiene dos causas notorias: la perspectiva de que, tras la citación judicial a Lázaro Báez, se convoque en los tribunales a Máximo Kirchner, y que el llamado a la marcha del silencio, organizada por varios fiscales, tenga una adhesión que supere con amplitud cualquier concentración conocida de los últimos años, incluida la de Juan Carlos Blumberg.
 
“No sabemos hasta qué punto se podría soportar el cimbronazo de una multitud reunida en forma sigilosa a la manera de Paris, Madrid o Egipto y ahora Grecia”, sostuvo un importante funcionario que, obviamente, no viajó en la comitiva al oriente. Sin decirlo, recordó que, en casos como Grecia y Egipto, las secuelas fueron grandes con la aparición de nuevos movimientos políticos que desplazaron a los gobiernos.
 
No son pocos los que recuerdan en los pasillos del edificio de la calle Balcarce un listado de la ruptura de los frentes que el Ejecutivo eligió para crear algunos demonios. Especialmente desde la asunción de la “doctora”, señalan, en lo que parece una defensa del tiempo y el estilo de Néstor, como si la diferencia de gestión en el matrimonio fuera tajante. (...)".
 
 
 
"(...) Siendo diputado, en 1998 presenté en la Cámara de Diputados de la Nación un proyecto de ley destinado a sanear la SIDE, evitando toda operación ilegal y la apropiación de fondos. El proyecto no fue aprobado.
 
Como Jefe de Gabinete, a comienzos de 2000 presenté el mismo proyecto al Presidente de la Nación, para que fuera impulsado por el Ejecutivo. No ocurrió así.
 
Insistí en 2001, presentándolo otra vez, ahora como senador. Y una vez más fue rechazado.
 
El proyecto preveía el siguiente mecanismo:
 
1. Fijar, para cada operación de la SIDE, un período durante el cual dicha operación fuera secreta.
 
2. Establecer para ese período un sistema contable en el cual deberían quedar asentados todos los ingresos y egresos aplicados a esa operación. 
 
3. Levantar el secreto, una vez finalizado el período, exponiendo al conocimiento público los detalles de la operación y el balance contable.
 
Las objeciones a ese sistema fueron muchas. Se dijo:
 
-Que el sistema podía impedir las labores de inteligencia. Esto es: que los espías debían tener piedra libre.
 
-Que el espionaje requiere algunos secretos no perecederos. Esto es: que debe garantizarse impunidad.
 
-Que obtener comprobantes de los gastos es imposible o inconveniente. Esto es: que a falta de una Factura A no hay ningún modo de comprobar un gasto de este tipo.
 
-Que el registro en libros daría lugar a filtraciones, y que esas filtraciones podían frustrar operativos vitales. Esto es: que con el sistema actual no puede haber filtraciones. 
 
De nada valió exhibir que tanto los Estados Unidos como Gran Bretaña tienen un sistema similar al propuesto.
 
Otra batalla perdida fue la relativa a los ingresos de la SIDE. No era (no es) admisible que el sistema de inteligencia reciba ingresos en negro. Un mecanismo habitual de transferirle dinero sigilosamente -que me negué a suscribir como Jefe de Gabinete- consistía (consiste) en transferir a la SIDE, mediante decretos reservados partidas que en el Presupuesto de la Nación tienen otros destino. Así, el presupuesto fija partidas para la educación o la salud pero el dinero iba a parar al espionaje. (...)".
 
En este caso se dijo que blanquear todos los ingresos de la SIDE violentaría el secreto. No es cierto. Lo que debe ser secreto (temporalmente) es el uso que se haga de los recursos; no su asignación presupuestaria. (...)".

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