¿Las aguas se llevaron la candidatura de Alicia K?

Alicia Margarita Kirchner estaba en París, Francia, cumpliendo, dicen, un compromiso oficial en la Unesco, cuando las aguas crecieron en La Plata, capital del distrito electoral donde ella pretende/pretendía liderar la lista de candidatos a diputados nacionales por el Frente para la Victoria. En verdad, sus posibilidades nunca resultaron abundantes pero por portación de apellido y ausencia de mejores candidatos, el oficialismo siempre insistió con ella. A la ausencia de la funcionaria y la demora en la reacción asistencial del Ministerio de Desarrollo Social que ella dirige, se le sumó una infortunada visita a barrios afectados, donde enfrentó el enojo de los vecinos. Su precandidatura ha quedado seriamente dañada y la pregunta en el FpV es: si no es Alicia, ¿quién?



CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). Alicia Kirchner como precandidata gubernamental a diputada nacional en el mayor distrito electoral del país, parece la más afectada por las consecuencias de la inundación.
 
Aquí 2 menciones al respecto:
 
 
"(...) parece haber llegado la hora de dar un salto de calidad para la democracia argentina. A los últimos diez años de crecimiento económico, hay que agregarle diálogo para gestar los consensos que potencien el desarrollo. Una señal más que interesante en este sentido la darían Cristina, Scioli y Macri -los tres gobernantes de mayor envergadura política- si se sentaran a una misma mesa para abordar la compleja problemática de la región metropolitana, la más densamente poblada del país.
 
Este, y no otro, es el mensaje del Papa Francisco para la Argentina. Lo sabe la Presidenta, que tuvo el valor de visitarlo y terminó saliendo airosa pese al distanciamiento público de los últimos años. Aunque en este caso su gesto sería más trascendente, porque incidiría directamente en la vida cotidiana de la población: no solamente hay que armar un nuevo plan hidráulico, sino también coordinar políticas de seguridad, transporte, salud, educación y medioambiente, enfrentando el problema de la basura.
 
La tragedia de La Plata paralizó en los últimos días -y así la mantendrá seguramente en los próximos- a la política nacional. Los peronistas disidentes, que se vienen reagrupando y están envalentonados por la victoria del gobernador Daniel Peralta sobre La Cámpora en la interna justicialista de Santa Cruz, debieron suspender un encuentro en Buenos Aires que iban a encabezar el mandatario cordobés José Manuel de la Sota, el ex ministro Roberto Lavagna y el jefe de la CGT Azopardo, Hugo Moyano.
 
A su vez, los kirchneristas postergaron por segunda vez un encuentro en La Matanza, con el cual buscaban ratificar su distanciamiento del sciolismo y dar una señal de apoyo al intendente Fernando Espinoza para asumir la conducción del PJ bonaerense. Por cierto, la actuación del jefe comunal tras el temporal dejó que desear: intentó que su distrito pasara inadvertido frente a las situaciones de La Plata y la Capital, pero la verdad es que padeció los mismos problemas de siempre.
 
La inundación profundizó las dudas de un sector del oficialismo sobre el encumbramiento de Alicia Kirchner como primera candidata a diputada nacional: “Si la campaña arrancó así, creo que vamos a estar en problemas”, advirtió un dirigente leal a la Presidenta mientras observaba la televisión en el momento en que la ministra de Desarrollo Social era increpada por vecinos en un centro de evacuados de La Plata. La funcionaria los caracterizó luego como “agitadores y violentos que no quieren que se los ayude”. (...)".
 
 
 
"(...) algunos interrogantes que quedan tras el retiro de las aguas, que a la vez pueden encerrar algunas claves de lo que cabría esperar en un país que se sumerge de a poco en una campaña electoral de cara a elecciones que marcarán a fuego el destino político de varios de aquellos protagonistas, empezando por la propia presidenta.
 
Veamos. Una pregunta que ha quedado flotando es si la presidenta debería seguir confiando como hasta ahora en una candidatura nacional por Buenos Aires de Alicia Kirchner. La ministra de Desarrollo Social había sido ungida virtualmente por su cuñada por una razón más que elemental: ella no tiene a otra figura, aunque más no sea por portación de apellido, para encabezar las listas de octubre. La ministra ya medía, antes de que la tragedia se abatiera sobre La Plata, unos diez puntos menos que Francisco de Narváez, según la encuesta de Poliarquía que se conoció hace diez días. El fortísimo rechazo, hasta con amago de agresiones físicas, que sufrió Alicia Kirchner el jueves en medio de la organización de ayuda a los damnificados no es un dato menor. Si bien focalizado, ese gesto ciudadano lo que está mostrando antes que ninguna otra cosa es el rechazo a su figura. Y por añadidura a una forma de hacer política, siempre clientelar, como el cristinismo ahora y el kichnerismo hasta 2010. Hasta para algunos habitantes del oficialismo la incipiente candidatura, nunca oficializada, es cierto, de Alicia Kirchner, entró en terapia intensiva, por decir lo menos.
 
Resulta curioso, pero es el mismo proceso que viene de ocurrir en la provincia de Santa cruz con otro encumbrado representante de la familia gobernante. La derrota que el gobernador Daniel Peralta le propino a las huestes de Máximo Kirchner refleja a fin de cuentas el mismo malestar que la gente desamparada de La Plata le expresó en la cara a la ministra. Se ratificaría de ese modo un escenario, según algunos observadores, de fuerte rechazo al apellido Kirchner, y de hartazgo social hacia un modelo que no pocos consideran agotado. Es probable que esa sea la misma lectura que vienen haciendo desde hace tiempo en el peronismo federal, donde creen ver la luz al final del túnel de una chance sucesoria en 2015 que no pase por el oficialismo actual ni por un oficialismo "con cambios" como el que promete Daniel Scioli cada vez que ratifica sus aspiraciones de llegar a la Casa Rosada. Esta semana, o a más tardar la que viene, volverán a reunirse Roberto Lavagna, José Manuel de la Sota, que ya promete "ir a internas" con su colega bonaerense para dirimir una candidatura presidencial, y Hugo Moyano. Se sumarán de seguro en una lista que no estaría cerrada al matrimonio que integran la diputada Graciela Camaño y el sindicalista gastronómico Luis Barrionuevo. Y se espera la presencia del gobernador santacruceño Peralta, uno de los más enfáticos en los últimos diálogos reservados, y después de aquella sonada victoria, sobre la necesidad de armar ahora mismo un frente con base en el peronismo no alineado de cara a las legislativas de octubre y la apuesta mayor de 2015.
 
La Presidenta sufrió en carne propia ese descontento durante su estudiada visita a Tolosa, el barrio donde vive su madre. Y aquí va otra de las señales: quedó demostrado que cuando Cristina abandona el atril de la Casa Rosada y deja atrás al coro de adulones y aplaudidores, la realidad es otra muy distinta. Ella fue directamente interpelada, y en duros términos, por la gente que a esa hora lloraba muertos, clamaba por familiares desaparecidos, no tenía agua, comida, colchones, una muda de ropa seca, ni luz ni nada, salvo el terror a que encima la inseguridad o los saqueos hiciesen todavía más pesado el calvario.
 
Hay una línea de análisis en la Casa Rosada tras esa incursión presidencial sobre la que se puede coincidir o estar en completo desacuerdo, pero que sostiene que fue un buen paso político el de la presidenta ir a la zona de las inundaciones casi sin custodia ni funcionarios que la rodearan. En verdad, la jefa de Estado no hizo otra cosa que lo que manda el manual de la política. En todo caso se puede coincidir con aquellos analistas en que lo que no le faltó fueron reflejos. A esa hora ni Daniel Scioli había metido las botas en el barro, y Mauricio Macri ofrecía sus siempre impolutas y hasta higiénicas conferencias de prensa en un centro de monitoreo de la crisis.
 
Quizá haya que prestarle más que atención a la siguiente señal: la presidenta llegó hasta el barrio de Tolosa apenas acompañada por el secretario de Seguridad, Sergio Berni, y el diputado Larroque, secretario general de La Cámpora. El primero figura en sus planes para ser el sucesor de Scioli en 2015, o antes si persistiesen los furibundos embates del cristinismo contra el gobernador, algo que según se verá habría comenzado a ponerse en duda después de las lecciones y enseñanzas que dejó la tragedia climática.
 
Lo de Larroque no necesita interpretaciones: la fuerza de jóvenes que lidera es la que ella ha elegido para que la acompañe como principal sostén político en la aventura hacia una utópica re-reelección en 2015. Más de un ministro o encumbrado secretario, hay constancias, se quedó esa noche con las ganas de salir en la foto junto a la presidenta. (...)".

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