La corrupción y la reforma judicial fueron los motores de la protesta

El contundente informe del programa de Jorge Lanata Periodismo para Todos, que destapó el escándalo sobre la ruta del dinero K, parece haber terminado de encender el principal motor de la protesta del 18A. Es que, según una encuesta, la corrupción en torno al Gobierno desplazó a la inseguridad como el reclamo más importante que esbozaron quienes participaron de las masivas marchas en todo el país. El otro tema que genera gran preocupación es la batería de leyes que envió Cristina al Congreso para avanzar sobre la Justicia .



El trabajo de la consultora Managment & Fit, que recopiló 1.000 opiniones en distintos puntos del país tras la protesta, reflejó que el 25,1% de la gente que se movilizó el jueves pasado lo hizo en rechazo de la corrupción.
Muy de cerca, con el 20,3%, lo siguió la reforma judicial, que en la semana ya obtuvo media sanción. En el caso de la corrupción, el contraste con la marcha del 8N es significativo, ya que en aquella ocasión, apenas el 10,7% había participado por ese motivo, pese a estar bien latente el caso Ciccone, que involucra al vicepresidente Amado Boudou.
Sin embargo, esta vez los testimonios de Leonardo Fariña y Federico Elaskar ante a las cámaras de PPT -pese a que después se arrepintieron- involucrando al empresario Lázaro Báez, amigo del matrimonio Kirchner, actuaron como cimbronazo para mucha gente que decidió sumarse a la convocatoria.
De este modo, la corrupción le ganó el escenario a la inseguridad, que suele encabezar el top ten de los reclamos contra el Gobierno, quedó relegado al tercer lugar, con el 16,8%. Más allá de que este abrupto descenso -en el 8N había liderado holgadamente la lista con el 29,4%- parece estar ligado más a una fluctuación por motivos de agenda que a respuestas concretas al problema. Este concepto aplica también a las variables que se registraron en otros dos temas: la reforma de la Constitución que habilitaría a una re-reelección (bajó del 25,3%, al 15,6%) y la preocupación por la situación económica, que pasó del 19,2% al 14,5%.
Lo que no cambió demasiado fue la expectativa de que los reclamos sean escuchados.
El 54% cree que tanto el Gobierno como la oposición no modificarán sus posturas tras la protesta. Aunque, acaso advertido de que esta vez la oposición se sumó a la marcha, casi un 4% más cree que la oposición sí sabrá asimilar el mensaje que dio la ciudadanía. En esa misma línea, el 54,6% -casi dos puntos más- cree que el Gobierno tendría que ser quien escuche y se haga cargo de los reclamos.
Asimismo, pese a que desde el oficialismo se intentó minimizar el alcance de la jornada de protesta e incluso referentes kirchneristas aseguraron que “fue menor” que la del 8N, el 78,9% consideró que la convocatoria fue mayor. Dentro de este grupo, se encuentra el 35,7% de quienes aseguraron haber votado a Cristina en 2011.
En sintonía con esta variable, la muestra indica que también creció la participación de los encuestados en la marcha. El 77,9% -un 5,6% más que en relación al 8N- dijo haber intervenido “de alguna manera” en el cacerolazo. Y dentro de ese número, el 40,3% aseguró haber ido a la movilización. En tanto, el 55,2% se mostró “de acuerdo” con la protesta, pero contó que la siguió por radio o TV.
Por último, un dato que tampoco pasa inadvertido de cara a una semana que será clave para la ambición del Gobierno de avanzar sobre la Justicia: el 78,9% dice que participaría de una nueva convocatoria. Precisamente, desde las redes sociales, y nuevamente con apoyo de la oposición, ya se gesta un abrazo simbólico al Congreso para el próximo miércoles, día en el que habrá sesión en Diputados, donde el oficialismo buscará imponer su mayoría y convertir en ley los tres proyectos más polémicos: los que prevén la reforma del Consejo de la Magistratura, la creación de cámaras de Casación y el límite a las medidas cautelares contra el Estado.

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