Familia Kirchner, gracias, más claro imposible

En escasos días los argentinos que quieran apreciarlo han tenido la ocasión de descubrir la gran virtud de la familia Kirchner en el ejercicio del poder. Su transparencia. Casi ningún gobierno logró el nivel de claridad de cómo se maneja el poder en la Argentina como ellos. Descúbralo, si es que no lo cree, leyendo esta nota de opinión.


"(...) Ud. no eligió al hijo de Cristina, Máximo, para manejar sus dineros, pero no solo todos se anoticiaron que lo hace sino que además, el enigmático heredero de una familia multimillonaria, maneja con su grupete llamado La Cámpora hasta a su propia madre, la reina frustrada (sólo es Presidente). (...)"
por JORGE HÉCTOR SANTOS
Twitter: @santosjorgeh
 
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Especial para Urgente24). Quien siendo ejecutivo de una empresa privada haya tenido posibilidad de participar de reuniones de sus altos altos directivos y hasta de sus dueños o accionistas mayoritarios, saben que muchas de esas distan, y a veces  mucho, de la imagen que de esa organización tiene la gente que trabaja en ella o sus clientes y proveedores.
 
Ud., que no ha sido uno de esos “elegidos”, querrá saber por qué ocurre esto.
 
No es difícil de explicar.
 
Los seres humanos, ya sean más o menos profesionales, no dejan de tener actitudes similares a las del común de la gente.
 
Existen internas,  promesas que no se cumplen, sonrisas forzadas, abrazos engañosos, cosas que no se dicen pero se piensan, cosas que se dicen pero no se traducirán en acciones del todo positivas buscando su fracaso, etc.
 
Un verdadero rosario de intrigas de palacio, aún en organizaciones de primera línea.
 
Trasladando esto a la administración de la cosa pública, donde la política juega toda su catarata de bajezas, negocios turbios, traiciones, vanidades infundadas (si existe alguna fundada), mucho dinero en juego que nunca los funcionarios públicos en su vida soñaron y ni siquiera se capacitaron para gerenciar;  imáginese entonces cómo se pueden multiplicar las mezquindades de lo descripto, antes, para lo privado.
 
En el cónclave de administración de una actividad privada al menos los participantes son los dueños o parte importe de la propiedad de la organización.
 
En lo estatal este dislate adquiere ribetes escandalosos  partiendo de algo esencial, nadie es dueño de nada. Solo de un poder transitorio dado por los electores y por ministros elegidos por un ganador circunstancial del favor popular en las urnas.
 
Si algo de positivo se le puede adjudicar al gobierno de Néstor, y luego de Cristina  -por duplicado- es que los Kirchner han dejado transparentar lo más bajo de esas decisiones, aún sin necesidad de reuniones con casi nadie (salvo con sus aduladores).
 
Si alguien podía tener alguna duda de esta extraña “virtud” es la comedia o tragedia de enredos que generaron los “IM”posibles cambios en Fútbol para Todos.
 
Observe, cosas que Ud. ya sabe o que quizás no se había percatado:
 
> Con los dineros de todos los argentinos no solo se financia a los clubes de fútbol (casi todos quebrados) sino también se mantiene a una larga lista de periodistas adeptos al relato (condición necesaria para ser contratados).
 
> Con su dinero, estimado contribuyente, volcado al Fútbol para Todos, la Administración Cristina le hace creer que Ud. vive como en Alemania, cuando Ud. sabe muy bien que no necesita salir a la calle para darse cuenta que eso es un sueño inalcanzable. Vale decir, una vez más, le miente usando su propio esfuerzo, los impuestos que Ud abona.
 
Entonces, para darle una lavada de cara a Fútbol para Todos, después de los resultados de las elecciones legislativas y de tantos traspiés más, llamaron  a un profesional como Marcelo Tinelli, para que se haga cargo de una parte de la tarea.
 
Tinelli se sumó a la idea de cambio, participando de reuniones que trascendieron, y en otras que no, para alcanzar ese objetivo.
 
Pero los Kirchner pusieron en juego su nivel de transparencia selectivo para rendir cuentas de sus actos y todos los argentinos se pudieron enterar de cómo, la década que debió haber sido ganada, termina siendo un descalabro mayúsculo que pagarán por muchos años los habitantes de estas tierras.
 
Ud. no eligió al hijo de Cristina, Máximo, para manejar sus dineros, pero no solo todos se anoticiaron que lo hace sino que además, el enigmático heredero de una familia multimillonaria, maneja con su grupete llamado La Cámpora hasta a su propia madre, la reina frustrada (sólo es Presidente).
 
Tinelli ya había entrado en dudas de seguir avanzando, hasta que la lamentable muerte de servidores públicos en Barracas se cruzó de por medio, para dilatar un final anunciado.
 
"Tinelli se cree que puede tener más poder que yo” gritó convencida de ello por su hijo, la mamá Presidente que desaparece cuando las cosas no le salen bien o cuando las tragedias frecuentes dejan muchos muertos.
 
La única virtud de los Kirchner, también, permitió saber que Hebe de Bonafini, no solo es cabeza de las Madres de guerrilleros desaparecidos, y fracasada funcionaria de “Sueños NO compartidos”,sino que además es vocera oficial de la poderosa organización de jóvenes que no trabajan, ganan fortunas, dilapidan el dinero de todos, gobiernan sin haber sido votados, y solo requieren como requisito ser aplaudidores incondicionales (chupamedias) del hijo y su madre.
 
Si algo más necesitaba Ud. y Marcelo Tinelli para darse cuenta de cómo se “cocina” el poder en el país de Domingo Faustino Sarmiento, Manuel Belgrano y del padre de la Patria, José de San Martín (con perdón de Néstor Kirchner),  es la frase de doña Hebe recordando a su personal héroe; cuando señaló:
 
“Néstor decía que el Fútbol para Todos es para hacer política” (vale decir conseguir votos para perpetuarse en el poder). Bien democrático, ¿no es cierto?.
 
En síntesis, no solo Ud., Marcelo Tinelli, sino que todos han podido asistir a una reunión pública de cómo se administra un país que ya parece el Titanic después del iceberg.
 
Nunca, Tinelli, podrá agradecer en vida el bien que le hizo a su carrera de éxitos que La Cámpora sea integrada por muchachos difíciles.
 
Familia Kirchner, gracias, más claro imposible.

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