Bienvenidos a la gran recesión 'ladriprogresista'
Mientras la Administración Cristina recibe fuertes presiones para que blinde sus reservas acudiendo al Fondo Monetario Internacional, el gran tema local es la recesión que ha comenzado a instalarse en la economía argentina, a contramano del relato 'ladriprogre' que siempre intenta reinterpretar la realidad, y adecuarla a sus curiosos puntos de vista. Acerca de la situción, aquí algunas líneas del estudio Massot & Monteverde:
CIUDAD DE BUENOS AIRES (InC). El intento por asfixiar al dólar ahogará antes a la economía.
> La cerrada resistencia a poner en caja el despilfarro estatal tendrá un exorbitante costo en actividad y empleo.
> La fuerte suba de las tasas y el refrenamiento de los créditos —actitud que ha sido liderada por el Banco Nación— han dejado de subsidiar la fuga hacia el dólar pero ahogan el giro de las PYMES.
> Paralelamente, se ha extinguido o recortado a 6 o 12 cuotas la financiación para el consumo.
> La conjunción de altas tasas, mayor costo tributario y devaluación acelerada pondrán bajo extrema presión a los consumidores.
> La cadena de pagos se ha deteriorado y los proveedores han reducido los márgenes de crédito a las empresas que abastecen.
> La situación que se generalizó en todos los sectores es el achicamiento de los plazos de pago; hoy muchas empresas y distribuidores exigen pago al contado, cuando la operatoria normal ha sido abonar a 30, 60 ó 90 días.
> Ya se aprecia un aumento marcado en el volumen de cheques rechazados.
> El mayor costo del fondeo también contribuye a desalentar los pocos proyectos de expansión que han permanecido en pie.
> Los tropiezos para la actividad económica no provienen exclusivamente del encarecimiento del financiamiento.
> Además del sinnúmero de trabas que frenan su actividad, algunos importadores han optado por suspender sus operaciones hasta tener en claro su ecuación de costos.
> Y desde el miércoles 29/01 el Banco Central comenzó a restringir drásticamente la venta de divisas para la importación.
** Automotrices, laboratorios medicinales, proveedores de la producción agrícola, han visto frenadas sus operaciones.
** El lunes 03/02 autorizó apenas la décima parte de las operaciones que necesitaban concretar las empresas.
** Hay dificultades en líneas de producción y cadenas de abastecimiento.
> El mensaje a las empresas es que consigan en el exterior —lo que hoy es prácticamente imposible— las divisas que necesitan para importar.
** El Central no concretará un giro de divisas antes de los 12 meses contando desde el permiso de ingreso de la mercadería.
** Este nivel de racionamiento ya se asemeja al que se encuentra vigente en Venezuela.
> La desesperación por detener el drenaje de divisas derivó en un impuestazo a la venta de autos que ha frenado en seco a esa industria.
> La cantidad de vehículos patentados en enero cayó 2% respecto a igual período de 2013.
> Es difícil determinar que parte de las ventas correspondió al efecto arrastre de operaciones cerradas el año anterior y cuales fueron genuinas de enero.
> Todas las compañías manejan hoy sus planes de producción con extrema cautela, pues no saben a qué valor van a poder reponer la mercadería.
> La persistente incertidumbre sobre el futuro cambiario inmediato ha generado saltos de precios en todos los eslabones de las cadenas productivas.
> Si bien el gobierno consideró que $ 8 era el “valor de convergencia” para el dólar, el tipo de cambio libre se ha mantenido firme (y, por supuesto, la brecha se mantiene elevada).
> La devaluación ha aumentado el atraso de las tarifas y ya fue anunciado un aumento generalizado del precio de los combustibles.
> El ajuste tarifario que comenzaron a negociar funcionarios de Ministerio de Economía y de la cartera de Planificación entraría a regir a mediados de febrero.
> El aumento llegaría a los usuarios por medio de 2 vías: una remarcación de los cargos específicos para obras y una quita selectiva de subsidios a los hogares.
> En los servicios de luz y gas, la idea es duplicar los valores de los cargos fijos que fueron impuestos a fines de 2012.
> Entre las alternativas orientadas a recortar los subsidios, una variante es hacerlo según la ubicación geográfica mientras que otra posibilidad es basarse en los valores de los inmuebles.
> En el caso de las tarifas de AYSA, el incremento se ubicaría entre 50% y 100%.
> En cuanto a los trenes, cuyos pasajes se encuentran por debajo de la mitad que el de los colectivos, se espera una suba importante para acortar tamaña brecha.
> Las amenazas para la actividad no se circunscriben a lo expuesto; el contexto internacional —antes tan beneficioso— ha también entrado en juego.
> El paulatino desmantelamiento de la política de relajamiento cuantitativo implementada por la Reserva Federal de USA ha revertido el flujo de capitales hacia los mercados emergentes, que están sufriendo una fuerte sangría.
> El último recorte de la Fed fue votado de manera unánime por sus miembros, un consenso que no se alcanzaba desde 2011 y que da la pauta de que la política monetaria contractiva seguirá su curso durante 2014.
> Las subas de tasas, que con el objeto de retener capitales se están dando en todo el mundo emergente, van a pesar sobre el repunte de sus economías.
> La caída en el precio de la soja —de 30 % en un año— y la suba de la mayoría de los bienes importados nos han devuelto al sendero de deterioro de los términos de intercambio.
> El desconcierto de las autoridades para enfrentar la presente crisis cambiaria, la presión tributaria asfixiante, la escalada de la inflación y de las tasas, y la dolarización de carteras con el consiguiente drenaje de reservas nos llevan a modificar a la baja nuestra estimación de actividad para el corriente año.
> Consideramos que la economía argentina no podrá esquivar una contracción relativamente severa.
> Su magnitud y la forma en que se materialice dependerá de las decisiones que tome el gobierno en las próximas semanas.
> Inicialmente, consideramos que la retracción podría ubicarse entre 2,5% y 3 % interanual.
> Si este escenario se desencadena, no puede descartarse la caída en un nuevo default o una nueva reestructuración de la deuda y eventual pesificación.
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