La SIDE y una purga que aún no termina...

A Cristina Fernández, la interna de la SIDE se le fue de las manos. Por ello, decidió cortar de cuajo ante aquello que le generó más de un dolor de cabeza en los últimos meses. Las “renuncias” de Héctor Icazuriaga y de Francisco Larcher no sorprendieron a casi nadie, y la gota que rebalsó el vaso fue la nota que dio Jaime Stiuso, a Noticias. Oscar Parrilli quedó al frente del organismo por la extrema confianza que mantiene con Cristina. Nadie cree que sepa de inteligencia. Mientras, Milani y La Cámpora ven crecer su poder, y se espera que en las próximas horas se anuncie una purga en la Side.


CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24) Cristina Fernández fue ayer por la feroz interna en la ex Side, que le generó innumerables problemas de gestión en los últimos meses. 
 
Las "renuncias" de Héctor Icazuriaga y de Francisco Larcher cayeron de maduro y la gota que rebalsó el vaso fue la nota que dio el Director del Servicio de Inteligencia, Jaime Stiuso, a la revista 'Noticias', considerado 'enemigo' en la Rosada fue leída como una amenaza. 
 
¿Colaboraban ellos con los "secuaces" del Poder Judicial? Esto analizaron varios matutinos porteños esta mañana:
 
 
- 'La Nación', "Una secretaría atravesada por feroces intrigas de poder", por Mariano Obarrio: 
 
"En el Gobierno buscaron presentar el descabezamiento de la Secretaría de Inteligencia (SI, ex SIDE) como una cruzada anticorrupción contra los malos espías. Pero el trasfondo real parece ser el clima feroz de intrigas en el organismo. Cristina Kirchner se había enfrentado con el ahora ex subsecretario del área, Francisco "Paco" Larcher, un ex kirchnerista furibundo, y con la línea profesional de la SI que encabeza el director general de Operaciones, Antonio "Jaime" Stiusso.
 
Los hombres de Cristina Kirchner en la ex SIDE eran el ex titular Héctor Icazuriaga y el director de Reunión Interior, Fernando Pocino. Pero el organismo estaba, operativamente, en manos enemigas: Larcher y Stiusso. Con el recambio, ella quiere "recuperarlo".
 
Para obtener información, Cristina confiaba más en el jefe del Ejército, teniente general César Milani, que controla la inteligencia estratégica militar. Icazuriaga había perdido el control de la SI. Pocino reportaba a Milani y éste a Carlos Zannini, secretario legal y técnico y mano derecha de Cristina. Por eso Milani consolidó ayer su poder.
 
La Presidenta sospechaba que Larcher, ex incondicional de Néstor Kirchner, y sus amigos colaboraban con los que ella llamó "secuaces" del Poder Judicial, que eran los jueces que con sus investigaciones judiciales preocupan a Cristina, a su familia y a sus funcionarios.
 
Los agentes históricos, que veían en Larcher a un protector, mascullaban ayer que el Gobierno los quiere culpar del avance del narcotráfico. Le apuntan al ex diputado Miguel Bonasso, un detractor de ellos. "La «Casa» no está para una purga como la de 2001. Que sean cautelosos", insinuó uno de ellos. Ése es el clima que se vive en la Secretaría.
 
Temen que la nueva gestión de Oscar Parrilli descabece, luego de Larcher, a históricos como Stiusso y como el director de Análisis, Alberto Massino, hombres clave en el manejo de información. En la Casa Rosada anticipan que podría desembarcar La Cámpora de la mano de Leandro Parrilli, hijo de Oscar.
 
Cristina y sus allegados culpan a la ex SIDE de la filtración de información que terminó en las causas de la "pista del dinero K", de Lázaro Báez, de lavado de dinero y de los hoteles de la familia presidencial. "Los jueces están impulsados por un sector de la ex SIDE que tiene vínculos con abogados y operadores en la Justicia", dijo a LA NACION un alto funcionario. El propio kirchnerismo, en tiempos mejores, tenía en Larcher a un operador clave en la Justicia. Pero ahora Larcher no es K y ése es el problema.
 
En 2013, Cristina lo acusó de ocultarle que el ex intendente de Tigre Sergio Massa se lanzaría como candidato a diputado. La sorpresa confundió a la Presidenta. Massa ganó la elección y es candidato presidencial. "Larcher es ahora hombre de Massa. Se conocieron cuando éste era jefe de Gabinete de Cristina", dicen con bronca en Balcarce 50.
 
A Icazuriaga lo echaron por no saber resolver esas intrigas, pero no está bajo sospecha. Su reemplazante, Parrilli, leal a Cristina, intentará poner a la SI bajo control político. El sustituto de Larcher, Juan Martín Mena, jefe de Gabinete del ministro de Justicia, Julio Alak, conoce mejor el mundo de los jueces y las leyes. Intentarán una paz en el Poder Judicial.
 
(...)."
 
- 'Clarín', "Combatir a los jueces y apuntalar el relato", por Eduardo van der Kooy:
 
"(...) La operación presidencial en la Secretaria de Inteligencia arrancó a casi los últimos sobrevivientes del poder que compartieron la vida y las correrías de Néstor Kirchner. Se fueron Néstor Icazuriaga y Francisco Larcher, hombres de distinta reputación pero atraídos por el ex presidente a ese universo donde supo hacer cohabitar a pocos “ángeles” con muchos demonios. Icazuriaga estuvo al comando de la SI, ex SIDE, desde diciembre del 2003. Reemplazó a Sergio Acevedo, que renunció para convertirse en gobernador de Santa Cruz. En ese lugar, por oscuridades administrativas –resistió el pago de sobreprecios en obras públicas impulsadas Julio De Vido--, rompió para siempre su relación con el matrimonio presidencial.
 
El arribo de Parrilli al sillón de Icazuriaga no refleja, tal vez, la verdadera dimensión de la maniobra dispuesta por Cristina. Difícilmente el ex secretario posea la talla para ordenar un organismo de unos 2.500 agentes encubiertos convertido en diáspora, básicamente, por tres razones: el pacto rubricado con Irán que desairó todos los trabajos de la ex SIDE sobre la pista iraní por el atentado en la AMIA; el papel que, a partir de ese instante, se concedió a Milani como jefe del Ejército para realizar espionaje interno; la política partidaria que profundizó divisiones desde que en 2013 Sergio Massa resolvió enfrentar al kirchnerismo. ¿Sera ese déficit del neuquino cubierto por el militar?
 
Debajo de Parrilli estará Juan Martín Mena. Se trata del Subsecretario de Política Criminal del ministerio de Justicia y jefe de gabinete del titular de esa cartera, Julio Alak. Mena está ligado a la organización K Justicia Legítima, a través del camarista Alejandro Slokar. Goza de la simpatía del todavía juez de la Corte Suprema, Raúl Zaffaroni. El debutante en la Inteligencia será el encargado de intentar sofocar aquella supuesta rebelión de los jueces. Hace rato que recorre –sin mucha suerte– los pasillos de Comodoro Py. Ocurre una cosa: el ahora funcionario de la SI fue entusiasta promotor de aquella reforma del 2013 que, de modo parcial, abortó la Corte Suprema y del Código Procesal Penal aprobado por el Congreso. Pergaminos poco recomendables para que los magistrados le franqueen sus puertas.
 
Mena contaría con otro aditivo político. Pertenece al círculo del diputado Eduardo De Pedro. Es decir de La Cámpora –la viga maestra de la estructura cristinista– y de su jefe habitualmente clandestino, Máximo Kirchner.
 
De la capacidad que sepan combinar Parrilli y Mena dependería, en buena medida, el destino de Milani. El general se habría comenzado a convertir en una carga incómoda para la Presidenta. Días pasados la mandataria tuvo un diálogo reservado con las autoridades del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS). Esos hombres insistieron con los cargos contra el militar por su actuación durante la dictadura. Se lo involucra en la desaparición en junio de 1976 del conscripto Alberto Ledo, en Tucumán. La misma responsabilidad le endilgan kirchneristas insospechados de faltarle lealtad a Cristina. Si algo faltaba para fogonear las sospechas fueron los elogios que dispensó a Milani el ex represor Ernesto Barreiro, del centro de detención La Perla, en el juicio oral a que se le sustancia por violaciones a los derechos humanos.
 
El general lidia con otro flanco muy débil. La causa por enriquecimiento ilícito a raíz de su crecimiento patrimonial; presuntas irregularidades en un convenio firmado con el Mercado Central por compra de alimentos para el Ejército. El trámite está en manos de Daniel Rafecas. Ese juez se mueve sobre terreno cenagoso. Fue apartado de la causa Ciccone después que dispuso un allanamiento en un departamento de Amado Boudou. El kirchnerismo impulsó su juicio político en el Consejo de la Magistratura hasta que la situación de Milani llegó a su despacho. Ni bien solicitó a la AFIP y a la Oficina Anticorrupción copias certificadas de las declaraciones juradas del militar, aquella ofensiva K se frenó. La causa navegaría ahora aguas muertas, pese al impulso que pretendería darle el fiscal Jorge Di Lello.
 
Pero a esta altura de los acontecimientos nada representa una garantía para el kirchnerismo. Después del embate que sufrió por Boudou, el juez Rafecas buscó refugio para no quedar enredado en la pelea entre Cristina y la mayoría de los jueces federales. ¿Permanecerá así mucho tiempo mas? ¿O haría al final causa común con la corporación sabiendo que el Gobierno ingresa en su año final? Esa duda carcomería al poder.
 
La futura tarea de Parrilli y Mena de atajar a los jueces será tan o mas difícil que la de disciplinar a los espías. 
 
(...)En la decisión de Cristina de remover la cúpula de la SI habrían incidido novedades de los últimos días. En especial, el reportaje concedido a la revista Noticias por el agente de inteligencia Antonio Stiusso. Su relato sirvió para apreciar el grado de descomposición del organismo.
 
Probablemente todo lo decidido resulte estéril ante la profundidad del problema. Pero Cristina, lo ha demostrado siempre, es muy proclive a los maquillajes más que al rastreo de soluciones. (...)".
 
- 'El Cronista Comercial', "La Presidenta puso fin a la interna de los espías y con Parrilli se inclinó por Milani", por Sebastián Iñurrieta: 
 
"(...) Los cambios fueron anunciados ayer, con la sorpresa habitual K en estos casos, por el vocero presidencial Alfredo Scoccimarro. "La Presidenta de la Nación aceptó ambas renuncias", informó en Casa de Gobierno. Allí se supo que Parrilli reemplazaría al ex Señor 5, Icazuriaga, y que Larcher dejaría su puesto al jefe del Gabinete del Ministerio de Justicia, Juan Martín Mena. 
 
Los recientes malos tragos judiciales, que hasta llegaron al patrimonio presidencial, podrían explicar el traslado del hombre de Julio Alak y Julián Álvarez. Tanto Icazuriaga como Larcher debían velar ante jueces federales para evitar dolores de cabeza a la Rosada. Su operador en los Tribunales es Javier Fernández, auditor general de la Nación.
 
Siempre usina de confabulaciones, al fin y al cabo esa es su función, la SI había sido cuestionada por la propia Presidenta hace un mes y medio atrás. 
 
"Frente a las amenazas de ISIS, aparecieron supuestos datos primero en Clarín antes que me llegasen a mí, de organismos de inteligencia del Estado", había reprochado la mandataria la filtración de información sensible a la prensa sobre la luego desmentida denuncia contra el grupo terrorista islámico. 
 
El blanco del enojo público presidencial fue Icazuriaga, un chivilcoyano trasplantado en Santa Cruz, que trabó fuerte amistad con el fallecido Néstor Kirchner. Así, se suma a la larga lista de recientes funcionarios exiliados por Cristina, cercanos al ex presidente. Larcher ya estaba en capilla. Otro personaje del pasado de Kirchner que pasó a Judas a ojos presidenciales, cuentan en despachos oficiales, por asegurarle en sus informes reservados que Sergio Massa no se presentaría en las legislativas de 2013. La sorpresa del líder renovador tejió un manto de sospechas sobre el fallido pronóstico de Larcher. En el último tiempo, dicen, la mandataria confía más en la inteligencia del jefe del Ejército, César Milani."
 
- 'Ámbito Financiero', "La lealtad y la fidelidad primaron en la elección de Cristina", por Liliana Franco:
 
"No creo que Oscar Parrilli sepa de inteligencia pero lo que si sabe es ser leal a Cristina", así definían en la Casa Rosada la designación del ahora nuevo secretario de Secretaria de Inteligencia (SI). "Por qué ahora", era la pregunta más repetida que se escuchaba en los pasillos oficiales y la explicación vino por parte de los miembros de La Cámpora que ya ocupan numerosos despachos en diversas reparticiones. 
 
"Tenemos que estar preparados porque el ataque de las grandes corporaciones contra el Gobierno no tiene límites", explican al tiempo que reconocen que la SIDE está sumida desde hace varios años a internas que perjudican la función que deben llevar a cabo. Esta situación, aclaran, fue la que llevó en su momento a la presidente Cristina de Kirchner designe a un general de Inteligencia, Cesar Milani al frente del ejercito, un hecho inédito en esa fuerza y en la práctica terminó siendo una SIDE paralela. "Ahora es necesario ordenar y poner a la SI a que realice sus funciones con eficiencia".  
 
A juicio del Gobierno todos los últimos embates judiciales solo se explican por una "operación de los grandes grupos económicos que buscan condicionar al gobierno". Además temen que esta "campaña de desprestigio continúe a través de los candidatos de la oposición". De esta manera, Cristina ha decidido blindar a su administración y poner en funciones esenciales a gente de su absoluta confianza como es el caso de Parrilli.  (...)". 
 
- "Los espías, con conducción nueva", en 'Página/12', por Raúl Kollmann
 
"La presidenta Cristina Fernández de Kirchner produjo ayer un fuerte recambio en la Secretaría de Inteligencia aceptando la renuncia del titular de la ex SIDE, Héctor Icazuriaga, y su segundo, Francisco Larcher, quien siempre figuró como el hombre operativo a cargo de los espías. Todo indica que la mandataria perdió confianza en esa conducción, sobre todo en Larcher, y puso en su lugar a alguien del riñón del Gobierno, el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, que estará acompañado por un hombre especializado en las cuestiones judiciales y en el caso AMIA como Juan Martín Mena, hasta ahora jefe de Gabinete del Ministerio de Justicia. (...)
 
El hasta ayer secretario general de la Presidencia es uno de los funcionarios más cercanos a CFK, de manera que con las designaciones de ayer se ubica en la SI a alguien de extrema confianza de la mandataria. En los próximos días jurará Mena, muy cercano al viceministro de Justicia, Julián Alvarez, y redactor de varios de los proyectos de ley que se discutieron este año en el Congreso.
 
Desde hace muchos años es un secreto a voces en los pasillos de Tribunales la relación existente entre la ex SIDE y la Justicia Federal. Y en el último tiempo comenzó a tomar fuerza la versión de que sectores de la central de espías estaban jugando su propio partido en el terreno político. Los sectores más suspicaces del oficialismo intuían algún guiño hacia Sergio Massa, pero aun los menos suspicaces veían la mano de la SI en varias causas manejadas por ciertos jueces federales. En ese clima, se multiplicaron las versiones de amenazas y enfrentamientos internos, con el estruendo suficiente para provocar escozor en la Casa Rosada.
 
(...) El origen de los rumores sobre las relaciones cercanas entre los espías y una parte de la Justicia Federal arrancó en la época del gobierno de Carlos Menem.  (...)
 
En los últimos tiempos, uno de los puntos de desacople con la SI fue el Memorándum de Entendimiento por el caso AMIA. En la calle 25 de Mayo existe un fuerte alineamiento con Estados Unidos e Israel, al punto de que una parte importante del expediente del atentado contra la mutual judía se basa en informes de Inteligencia de la CIA, el Mossad y la SI. Por ejemplo, la prueba para inculpar a un sospechoso consistió en que hizo llamadas desde Buenos Aires a una sede de Hezbolá en El Líbano. La identificación de ese teléfono como perteneciente al grupo libanés pro-iraní corrió por cuenta del Mossad o la CIA, lo que hace imposible comprobar la veracidad. Lo cierto es que la Justicia aceptó un amplio informe presentado por la SI como una de las bases de la investigación. Como se sabe, a nivel geopolítico Estados Unidos declaró a Irán como uno de los integrantes del llamado “Eje del Mal” y eso tiñó políticamente la causa, sobre todo porque la base fueron los informes de Inteligencia de centrales que respondían a determinado juego político en el mapa mundial.
 
Cuando los cancilleres de Argentina y de Irán, Héctor Timerman y Alí Salehi, firmaron el Memorándum, desde la SI salieron a operar fuerte en la Justicia para lograr que fuera declarado inconstitucional. Internacionalmente, Estados Unidos e Israel, y en lo local la DAIA, la AMIA y el fiscal Alberto Nisman enfrentaron el acuerdo. Pese a ello, la Presidenta insistió con el concepto de que “no permitiremos que la causa AMIA sea utilizada en el tablero geopolítico”.
 
En la Casa Rosada hubo fuertes sospechas de que la SI fue protagonista de la movida judicial para bloquear lo firmado entre Timerman y Salehi. El juez federal Rodolfo Canicoba Corral declaró abstracto el planteo de inconstitucionalidad porque Irán no había ratificado el Memorándum y, por lo tanto, dejó vigente el texto. Pero luego, la Cámara Federal, de manera asombrosa, declaró la inconstitucionalidad y la herida quedó abierta.
 
En medio de ese clima enrarecido, llegan los cambios decididos por la Presidenta".

Comentarios

Entradas populares