Macri confía que los votos del PRO son cautivos, pero...

El PRO se impuso en las PASO del domingo 26/04 con más del 47% de los votos. El problema de Mauricio Macri hoy es que los votos de Gabriela Michetti vayan a Larreta y no se dispersen en otras variantes, la más tentadora para el votante independiente de la senadora es Martín Lousteau, ya que nadie espera que Recalde o la izquierda capitalice algo. La cuestión en el macrismo es si los votos de Michetti son del PRO. Varios analistas y encuestadores aseguran que los votos que obtuvo el oficialismo porteño en las PASO no son necesariamente del PRO y que el votante de la Ciudad de Buenos Aires es cambiante. Se plantea nuevamente el debate sobre el volátil electorado porteño que en el pasado optó por Carlos Menem, Fernando de la Rúa, Graciela Fernández Meijide, Elisa Carrió, o Ricardo López Murphy.


CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24).- Después del festejo del domingo (26/04) Mauricio Macri ofreció esta mañana una conferencia de prensa donde aseguró que los votos de Gabriela Michetti “son del PRO” y "no van a emigrar" hacia otro espacio político en las elecciones del 5 de julio en la ciudad de Buenos Aires.
Macri explicó que “los votos que recibimos ayer son del PRO, y tienen que ver con lo que hemos hecho y vamos a hacer, y confiamos en que vamos a incrementar esos votos en las elecciones del 5 de julio con los votos de otros precandidatos que no han continuado y también los de otros espacios políticos”.
Así respondió el Jefe de Gobierno porteño al ser consultado sobre la posibilidad de que los votos que recibió Michetti emigren a Martín Lousteu, de ECO, ya que se descuenta que no irán al kirchnerismo (Mariano Recalde) ni a los dos postulantes de la izquierda: Luis Zamora y Miriam Bregman.
Macri celebra por estas horas que su partido se impuso en las PASO y que su candidato derrotó a quien la desafió internamente. Su autoridad quedó intacta, así como su liderazgo en su propio partido. También hacia afuera dio una señal potente y una demostración de fuerza para revertir el retroceso en algunas encuestas.
Sin embargo, la cuestión de los votos de Michetti –claves para que Larreta se imponga en primera vuelta- requeriría mayor cuidado. Muchos analistas y encuestadores advierten que el votante del PRO no necesariamente es del PRO, sino que el elector porteño es mutante, volátil, y que va detrás de la oferta que le resulta más interesante.
Por eso, en el pasado votó por Carlos Menem, pero también por Graciela Fernández Meijide, después por Fernándo De la Rúa, la Alianza, Elisa CarrióRicardo López Murphy (en 2003), Aníbal Ibarray ahora por el PRO.
Mucho se ha dicho sobre el voto porteño: que es bipolar, incomprensible, irracional, esquizofrénico. Después de elegir dos veces al progresista Aníbal Ibarra, los porteños votaron también la elección y reelección del centroderechista Mauricio Macri. En 2011, el voto cruzado (la reelección para Cristina Fernández y para el jefe de Gobierno) despertó la curiosidad de analistas políticos y politólogos. ¿Es el voto porteño ininteligible, volátil, impredecible? ¿Cómo votan los porteños?
Para el sociólogo Artemio López, de la consultora Equis, el voto de los porteños “no es tan distinto al del resto de los centros urbanos, tiene comportamientos bastante predecibles en muchos casos y tiene comportamientos invariantes y pisos electorales, como en otros distritos. No es que se están reinventando en cada elección”.
Según Julio Burdman, “no es cierto que el voto porteño no tenga regularidades”, aunque también tiene sus particularidades, entre las que destaca “la poca tradición en experiencias de política local” y la existencia de “una clase media-alta grande que deriva en una oferta política liberal conservadora siempre presente que no existió exitosamente en el resto del país”.
(…) para fines de la década de los noventa y principios de la siguiente, ya se anticipaba lo que marcadamente existe hoy en día: la fuga hacia terceras fuerzas de esos dos tercios del electorado que se inclinaban por los partidos tradicionales.
En suma, confluyeron dos fenómenos. Por un lado, la crisis de los partidos tradicionales(básicamente la del radicalismo). Por el otro, el surgimiento de terceras fuerzas que fueron exitosas a la hora de representar a un porcentaje grande del electorado que en décadas previas servía para engrosar las filas del PJ o la UCR porque no encontraba un partido que los interpelara genuinamente.
Otro eje del análisis del voto porteño radica en la heterogeneidad del electorado en función de su distribución geográfica, y como consecuencia de ello, una respuesta disímil en las urnas.
Si bien es cierto –como remarca Burdman- que “a medida que se acerca al conurbano, el voto de la ciudad se parece más al de sus municipios de frontera”, distan de ser votos iguales.
“El PRO ha resuelto bastante bien la heterogeneidad de la Ciudad. Es más compleja la cultura política del PRO, porque ha dado cuenta de la heterogeneidad del electorado. Piensa integralmente la Ciudad y es más capaz de adaptarse: tiene un discurso en el norte, otro en el centro y otro en el sur”, reconoce Artemio López.
Otro de los logros, ha sido sin duda saber expresar una agenda local e incorporar a su discurso las preocupaciones de los porteños, que en muchos casos difiere de las de buena parte de los habitantes del resto de los distritos del país, como la cuestión cultural, los derechos individuales, los Derechos Humanos y la institucionalidad.
El electorado porteño es tal vez un poco más independiente, y volátil, que en otros distritos. Inclusive, si comparamos con la elección nacional, una boleta que lleve la sigla CFK tal vez si traccione más votos sobre todo en las clases más bajas. Pero el porteño es un votante difícil de interpretar.
Lo único claro que tiene Macri es que quiere sentarse en el Sillón de Rivadavia. Todo lo que “gane” en el camino bienvenido sea, pero no se detendrá. Pasa que la Ciudad de Buenos Aires es su main stage, y no puede subestimarla. Necesita tener la casa en orden, si quiere ser Presidente de la Nación.
El distrito porteño es, electoralmente, el más volátil. Desde mucho antes de que se instalara la así denominada crisis de representación, el porteño anda en altercados con los partidos.
Pero además se trata de un ciudadano bastante politizado, que examina con cierto cuidado las opciones electorales que tiene a disposición. En otras palabras, en la ciudad de Buenos Aires hay una masa de electores independientes de considerable dimensión – el hecho de que el elector porteño típico sea algo desconfiado y bastante cínico le agrega más sal a la cuestión. Aunque, por supuesto, el comportamiento de estos electores está influido por muchas variables, el ejercicio de deliberación en sí tiene su importancia; afinar las propuestas electorales a esta capacidad proporcionaría un bien público significativo: le conferiría más jerarquía a la política por oposición a la despolitización y la polarización.
El electorado porteño es el más sofisticado del país. La Capital Federal siempre fue esquiva a los oficialismos, fue un bastión donde el peronismo, quien suele ganar las “contiendas nacionales”, no pudo penetrar salvo en contadas excepciones, como en 1993 con Erman González y la ola menemista. La CABA es, sobre todo, un distrito donde las prácticas políticas siempre sorprenden. Será por ello que en 2001 una de las opciones más votadas fue el “voto bronca”, que obtuvo más de 510.000 votos.
Pero si de prácticas estandarizadas se habla, en la Capital Federal el corte de boleta está instalado desde hace años. Mientras que en otros distritos los electores conjugan prácticas tradicionales con lealtad a un partido o a líderes territoriales, en la Capital el voto puede ser muy volátil y las preferencias pueden variar, lo que lleva a que los electores decidan en muchos casos por hacer uso del “corte de boleta” y armar su propia opción.
En la CABA, “el arrastre” entre el candidato que encabeza la lista y quienes lo acompañan en otros tramos es un hecho cada vez menos frecuente, y el corte de boleta se ha consolidado en los últimos años, beneficiando a unos y perjudicando a otros.

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