Mangeri acusó al juez de "armar la causa y plantar su ADN en las uñas de Ángeles"

El periodista de C5N, Paulo Kablan, dio en exclusiva detalles de cómo fue la declaración indagatoria de Jorge Mangeri ante el juez Javier Ríos, en el marco de la causa por el crimen de Ángeles Rawson. Según comentó, el encargado acusó al magistrado de haber direccionado la investigación contra él y de plantar su ADN en las uñas de la adolescente.


Según la declaración textual incluida en el expediente, Mangeri afirmó: "Creo que usted (el juez Javier Ríos) o auxiliares suyos armaron esta causa y plantaron ADN mío debajo de las uñas de Ángeles". En este punto, el magistrado le consultó al encargado si lo estaba imputando, a lo que "el compareciente dijo que si".

En ese momento, el doctor Marcelo Biondi, abogado defensor del encargado, presentó una objeción, ya que Mangeri había dicho al inicio de su declaración que no iba a responder preguntas, a lo que el juez no dio lugar, ya que estaba sufriendo una imputación. En ese momento, el portero trató de "suavizar" sus dichos y declaró titubeante que "podría haber sido un error del estudio", en referencia al ADN.

A continuación, un extracto de la declaración que Jorge Mangeri realizó ante el juez esta tarde: 

"Voy a declarar pero no voy a responder ningún tipo de preguntas. Niego rotundamente el hecho que se me imputa, la participación.

El lunes a las 9.30 horas realicé la limpieza del edificio. Ángeles salió a las 8.30 de la mañana. En ese día no vi ingresar a nadie más al departamento, salvo a las 17 o 17.30 que llegó la señora Jimena. No vi entrar ni a la señora Dominga ni a la señora Rosa (empleada del otro departamento de la planta baja).

Luego subí a desayunar a mi casa, terminé un trabajo de pintura en mi departamento y me encargué de mover unos muebles.

Después de las 2 de la tarde, me empecé a sentir mal, con síntomas de fiebre, y me acosté.

Bajé a las 17 y estuve en la puerta hasta las 19.30. A esa hora me retiré con mi auto y fui a buscar a mi esposa que estaba en la casa de mi suegra. Nos quedamos unas horas y regresamos en la medianoche. Es lo único que puedo decir de lo que pasó el lunes 10 de junio. 

El viernes 14 de junio, a través de una llamada por teléfono de la policía, se comunican conmigo mientras estaba en la casa de un amigo.

Dentro del patrullero me obligan a colocarme el chaleco y una gorra de la policía. Llegué muy cansado después de dos días largos, con problemas estomacales, y el día anterior se me había cruzado un auto, dos personas adentro, y uno armado. Me hacen arrimar al auto, era un auto polo de color oscuro, y la persona que manejaba tenía un arma negra, pero desconozco que tipo de arma.

'Hijo de puta, vos sabés bien lo que tenés que hacer, hacete cargo y andá a declarar, sino te va a pasar lo peor', me dijeron.

No sabía si volver a mi casa o ir a la clínica. Para no asustar a mi esposa, decidí ir a la clínica. Me atienden, la llamo a mi esposa y la convenzo para ir a la casa de mi amigo en la calle Marcelo T. de Alvear.

En una oficina había una señorita rubia, diciéndome que era la fiscal, y dos policías. Me hicieron sentar enfrente de uno de los policías, y ahí comenzó el interrogatorio, que fue incriminatorio. No tengo noción de ese tiempo, estaba muy cansado, agotado. La fiscal me comunicó después de la 1.30 que había terminado la declaración.

Luego me quedé entre dos y tres horas con los policías, en los que me sentí apretado y amenazado. Me dijo un subcomisario que sabía que había abusado y matado a la piba. Que mi mujer estaba declarando y que estaba diciendo otra cosa.

Me repetía que tenía que declararme culpable, porque sino íbamos a ir presos mi esposa y yo. Que mi esposa estaba muy enferma y que no convenía que fuera presa, sino que me incrimine.


Pasado ese tiempo me dijo que iba a buscar a la fiscal para que me declarara culpable. Muy cansado me inculpé. La fiscal firma el acta y se retira. Desde que ingresé a la fiscalía hasta que me retiré nunca me leyeron mis derechos. Esta causa está llena de irregularidades".

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