Pese al secuestro de la libertad de expresión, lo de Correa sigue siendo un show

Rafael Correa intenta forzar un nuevo calendario electoral porque la integración legislativa presente no lo convence: ese es la cuestión de fondo en todo el batifondo de lo que ocurrió el jueves 30/09 en Quito, Ecuador, y que gozó de tanta repercusión en el kirchnerismo.

| 03/10/2010 | 09:30


(N. de la R.: El presidente de Ecuador, Rafael Correa, calificó de "cobardes y criminales" a los policías que participaron en la sublevación del jueves 30/09. “Hay que mandar presos a los malos elementos. Si tienen algo de dignidad, estos malos policías deberían presentar sus placas y su uniforme; no merecen llamarse policías”, dijo Correa en su programa radial sabatino y volvió a apuntar contra el Partido Sociedad Patriótica (SP).

“Atrás de esto está el gutierrismo. Han logrado infiltrar a criminales, pues tienen una red, ya que son especialistas en inteligencia. Tienen una capacidad de desinformar y distorsionar”, denunció Correa.

Correa acusó al mayor del Ejército (r) Fidel Araujo, vocero del ex presidente Lucio Gutiérrez y dirigente de SP, de estar dirigiendo –desde el Regimiento Quito Nº1– los hechos del jueves.

Sin embargo, oficiales que se presentaron a la Fiscalía de Quito para dar sus versiones sobre la rebelión policial, acusados por presunto magnicidio, recuperaron su libertad aunque deberán presentarse cada 15 días ante el juez.

La audiencia llevada a cabo en las instalaciones de la Policía Judicial en contra de

> el comandante del Regimiento Quito Nº 1 Julio Cesar Cueva,

> el subcomandante del mismo regimiento, Manuel Rivadeneira, y

> el comandante de la Unidad Centro, Marcelo Echeverría,

duró 3 horas aproximadamente.

En la diligencia cada uno testificó y aseguró que todo el tiempo estuvieron preservando la seguridad del Presidente y de los ministros.

Además indicaron que en varias ocasiones solicitaron al resto de policías que se calmaran y terminaran con la protesta, pero que debido a la euforia de los uniformados lamentablemente no pudieron hacer nada."

Martín Pallares tiene una columna dominical de opinión que se llama al Cierre de la Semana en el diario El Comercio. En su blog Desde la Tranquera, él escribió:

"(...) En Radio América, una de las estaciones con mayor audiencia popular, la gente no paraba de dar su opinión sobre que lo que había acontecido la víspera. En todo el trayecto que el taxi me llevó desde el Hospital Andrade Marín hasta la redacción de El Comercio, escuché al menos a 15 personas.

En todas las llamadas había un denominador común: la molestia y a veces indignación con la que la gente comentaba sobre la cadena de radio y televisión con la que el gobierno impuso la cobertura del canal oficial. Para ser sincero, nunca me esperé escuchar a gente que evidentemente provenía de estratos populares criticar de forma tan articulada la decisión del Gobierno de obligar a los ecuatorianos a escuchar y mirar únicamente la versión oficial. (...)

Lo otro que me sorprendió es ver cómo coincidían casi todas las llamadas en el rechazo a la forma en que el presidente Rafael Correa se presentó en el Regimiento Quito. No fueron todos, pero al menos 12 de las 15 opiniones que escuché venían de personas que estaban convencidas de que si el Presidente no se hubiera presentado en el Regimiento Quito en actitud desafiante, el país no se hubiera visto atrapado en la crisis del jueves. (...)".)

En el editorial del diario El Comercio, de Quito, se lee:

"Uno de los valores afectados durante la insubordinación del jueves fue la libertad de expresión. En medio de la confusión, se obligó a la televisión y a la radio a transmitir una cadena nacional “indefinida e ininterrumpida” conducida desde los llamados medios públicos.

Fue la oportunidad para apreciar en toda su magnitud la idea que tiene quienes hoy detentan el poder sobre la información y, particularmente, sobre el uso de los medios que controlan.

Con el monopolio en sus manos, dieron una visión unilateral de los hechos, con información pobre y muchas declaraciones que contribuían a “formar” opinión. Incluso esos medios, así como la radio Municipal, fueron usados para llamar a la ciudadanía a salir a las calles. Afortunadamente, la cadena, fundamentada en el estado de excepción, no alcanzó a los medios digitales, a las redes sociales ni a la TV internacional, y hubo radios que se percataron, igual que lo hizo la TV privada más tarde, de que la disposición era ilegal.

Los medios “públicos” reprobaron en objetividad y en capacidad informativa, pese a que tuvieron todo en su favor. Es muy decidor que en la cadena nacional del viernes, donde el Gobierno hizo un balance de los hechos del jueves, se haya usado básicamente información de la TV llamada “corrupta”, que hizo un trabajo brillante.

Tenían razón quienes dijeron de modo admonitorio que el jueves se vería quiénes son demócratas y quiénes no.

La libertad de expresión fue secuestrada por unas horas, pero la prensa privada cumplió su papel para que los ciudadanos se informaran y pensaran, y demostró que sí sirve para la democracia.

Ojalá los legisladores se hayan percatado de lo grave que resulta querer controlar a los medios privados e insistir en hacer la vista gorda sobre el uso de los medios “públicos”.

La libertad de expresión fue secuestrada por unas horas el jueves, pero los medios privados cumplieron su papel frente a la ciudadanía."

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