"Se va a acabar / Se va a acabar / la dictadura de los K"
Impactante la movilización de la noche del jueves 13/09, aún para quienes, como fue el caso de Urgente24, promovieron el evento. El Frente para la Victoria se empeña en afirmar que no tendrá consecuencias pero esa sería una gravísima provocación de consecuencias inimaginables para una democracia joven, inestable, bastante precaria, lamentablemente.
por EDGAR MAINHARD
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). En la historia de las sociedades ocurren, en ciertas ocasiones, acontecimientos extraordinarios que resultan eventos de ruptura entre el ayer y el mañana, hechos excepcionales que modifican la agenda colectiva de los ciudadanos. Las 3 horas que corrieron entre las 19:00 y las 22:00 del jueves 13/09 serán recordadas durante mucho tiempoporque lo sucedido durante esos 180 minutos resulta un eslabón diferente en la crónica de los argentinos.
Desde el 19/12/2001 que no ocurría una situación semejante, con movilizaciones espontáneas y simultáneas en diferentes localidades del territorio argentino, homogeneizadas por una consigna: "Basta de Cristina". Los multitudinarios eventos de 2008, en ocasión de la lucha contra la Resolución 125, fueron situaciones diferentes porque tanto la movilización en Rosario, Santa Fe; como en Palermo, Ciudad de Buenos Aires, las concentraciones más importantes en aquella epopeya, no fueron acontecimientos simultáneos. La novedad del 13-S es que fue una jornada federal. Si bien el centro de reunión más multitudinario estuvo en Plaza de Mayo, no fue el único, y en varios casos también resultaron comparativamente impactantes. Urgente24 ya había advertido que el éxito de la jornada dependía de que no fuera un evento porteño sino de su alcance federal. Y es lo que ha sucedido. Precisamente por ese motivo cabe señalar el éxito de la convocatoria.
No hubo una convocatoria de parte de partidos políticos ni organizaciones sindicales o gremiales empresarios o religiosas o sociales. El dato es llamativo: una cifra estimada entre 800.000 y 1 millón de personas en todo el país se autoconvocaron, se desplazaron voluntariamente sin necesidad de ómnibus pagados por el dinero de los contribuyentes (ellos mismos), ni precisaron viáticos ni refrigerios pagados por el Estado (ellos mismos), se concentraron y desconcentraron en forma pacífica y ordenada, tal como debería suceder siempre. Por un lado, una lección de civismo. Por otra parte, un motivo de preocupación para el Frente para la Victoria acerca de las posibilidades de los autoconvocados.
Es un absurdo pretender que las restricciones cambiarias detonaron el enojo popular. Algunos medios de comunicación oficialistas intentaron realizar semejante lectura del acontecimiento, en una demostración de cinismo sin igual. En verdad, las consignas tuvieron que ver con la corrupción (es un gobierno muy corrupto ¿qué duda cabe?), la inseguridad y la irritación que provoca ya la sola mención de Cristina Fernández de Kirchner.
A comienzos de septiembre, el Frente para la Victoria comenzó a suicidarse cuando subestimó la movilización que comenzó a organizarse. "Los chicos que quieren el iPhone 5 y calzan zapatillas DC van a movilizarse", provocaban en la red social Twitter. "Los millonarios de Barrio Parque se van a manifestar porque no pueden viajar a Europa", insistían.
Nada que ver: los concurrentes reflejaron a un abanico muy heterogéneo de la sociedad argentina en su conjunto, no solamente la porteña. El corte socioeconómico fue tan amplio como la edad de los participantes. Y ese resultado incrementa el varapalo a los del FpV.
Es muy grave que los dirigentes del Frente para la Victoria quieran reducir todo a lo cambiarioporque significaría que han perdido contacto con la realidad, que carecen de perspectiva, que no entienden qué les ocurre a la mayoría de los argentinos y, por lo tanto, desconocen por qué han licuado su 54,11% de octubre de 2011 cuando no ha transcurrido aún 1 año del comicio.
Vergüenza ajena provocaba el sociólogo Artemio López recorriendo los medios de comunicación oficialistas para explicar que se trataba del 14% de la población descontenta porque no puede comprar dólares. Artemio parecía una caricatura escapada de las alucinaciones de Ibarómetro, la consultora de Dorys Capurro...
Un dato no menor fue que la comunicación del evento se realizó exclusivamente desde las redes sociales Twitter y Facebook, y algunos medios pequeños independientes comoUrgente24. Los grandes medios de comunicación no apostaron por el éxito, ellos también subestimaron lo que se estaba gestando. Probablemente no comprenden qué está sucediendo en la sociedad. Hasta el enorme Grupo Clarín, tan enfrentado hoy con Cristina,silenció la convocatoria, en otra demostración de torpeza importante, y solamente se sumó cuando la gente ya estaba lanzada a las calles para expresar su descontento.
La Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual es un dinosaurio y los multimedios son elefantes blancos. En el siglo 21 existen otros códigos y herramientas que le complican la existencia a los gobernantes con ínfulas de controladores, desde Egipto a la Argentina, desde Venezuela a España. Y las redes sociales no se controlan con algunos militantes con contratos en el Estado y sorprendente limitación intelectual.
Sumando las personas movilizadas en Ciudad de Buenos Aires (Plaza de Mayo + Belgrano + Caballito + Coronel Díaz y Santa Fe + Villa Urquiza, etc.), en Olivos, en San Miguel —2do. cordón del GBA, muy lejos de ser un bunker de la oligarquía, con alcalde FpV, y donde tuvieron que cortar las calles 4 cuadras antes de la plaza principal-, Rosario, Salta, ciudad de Córdoba y la vecinaVilla Carlos Paz, San Carlos de Bariloche, etc. etc. acaba de suceder un acontecimiento inesperado, que no debería ser ignorado por la Presidente de la Nación.
De todos modos, si ella insiste en ignorar la inflación que azota a los hogares argentinos hay motivos suficientes para sospechar que intentará 'ningunear' el 13-S, situación que resultaría un error descomunal. Pero Cristina Fernández, al igual que su fallecido marido Néstor, suponen que una situación exige subir la apuesta. "Vamos por todo". Ya veremos... A Néstor le fue bastante mal con ese enfoque, y de la derrota política y legislativo en 2008 pasó a la derrota electoral de 2009 y en 2010 se murió amargado por el escenario negativo.
Cristina Fernández tendría que escuchar al menos algunas consignas del reclamo popular pero la mayoría teme que no lo hará porque la pondría en crisis con La Cámpora, Carta Abierta y otros protagonistas del kirchnerismo cristinista y la exclusión de los críticos. Esa decisión sería lo más lamentable de todo porque ubicaría a la Argentina en el umbral de nuevas y crecientes manifestaciones adversas a la Presidente de la Nación, y otras demostraciones de legítimo enojo ante un desdén de parte de la madre de Máximo Kirchner.
Es curioso: Cristina ambiciona la re-reelección cuando su poder se encuentra en declinación. Hoy día, por ejemplo, ella ha perdido el control de la calle, una cuestión gravitante para cualquier populismo demagógico. Durante el conflicto de 2008, fueron las organizaciones sindicales las que controlaban la movilización, respaldadas por algunos Barones del Conurbano bonaerense. En 2012, los Barones no aparecen y los sindicatos se dicen prescindentes (tanto los de Hugo Moyano, hoy día un adversario, como los de Luis Barrionuevo y también los de 'los Gordos' y los de Antonio Caló). La Cámpora carece de fervor popular y el Movimiento Evita, de convocar a un respaldo a Cristina marcaría tal contraste entre lo que rejunte Emilio Pérsico y lo ocurrido el 13-S que solamente multiplicaría las críticas al país que pretende la Presidente de la Nación.
Por último, la gente autoconvocada no tiene un líder político pero lo está buscando. Es evidente que lo necesita para intentar reenfocar su destino aunque desconfía de todos, por diferentes motivo. Quienes pretendan liderar lo que viene tendrán que esforzarse por convencer que ellos no serán los estafadores habituales de la confianza popular. Pero esa es otra historia, que no conviene anticipar. La de hoy, al caer el 13-S, consiste en que Cristina provoca una sensación de hastío, insoportable para muchos, y ella se niega a aceptarlo.



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