Foco en los jóvenes excluídos y los ancianos víctimas de la "cultura del deshecho"

El Airbus 330 de Alitalia, con el código AZ4000, que se destina a los vuelos papales, despegó de Roma, cruzó el Mediterráneo para sobrevolar Argelia, Mauritania y Senegal antes de alcanzar el Atlántico con destino a Brasil. Francisco, que cursaba telegramas de saludo a los presidentes de los distintos países que iba atravesando, apareció en la cola del avión apenas 1 hora después del despegue. Y habló con los periodistas. Muy interesante. En tanto, el gobernador bonaerense Daniel Scioli, calificó en Río de Janeiro de “grandioso” al Papa, destacó la "sabiduría e inteligencia extraordinaria" de sus reflexiones y aseguró que el pontífice argentino es una "influencia positiva" para la agenda política, económica, social, productiva e institucional del país.


CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). El papa Bergoglio habló con los periodistas en el Alitalia AZ4000:"¡Buenos días a todos ustedes! Dijeron... escuché que decían cosas un poco extrañas de ustedes: no son “santos de mi devoción” (N. de la R.: la referencia al saludo de la mexicana Valentina Alazraki, que había definido de esta manera a los periodistas). Yo estoy aquí entre leones, ni tan leones, por hoy... Pero gracias. De verdad, yo no doy entrevistas, no sé, no puedo, para mi es un poco fastidioso, pero agradezco esta compañía. Este primer viaje es justamente para encontar a los jóvenes. Pero los jóvenes no aislados de la propia vida: quisiera encontrarlos en el tejido social, en la sociedad, porque cuando aislamos a los jóvenes hacemos una injusticia: les quitamos la pertenencia".
 
Luego él agregó. "Los jóvenes tienen una pertenencia, la pertenencia a una familia, a una patria, a una cultura, a una fe. ¡Tienen una pertenencia! Y no debemos aislarlos, no debemos aislarlos del resto de la sociedad. Ellos son verdaderamente el futuro de un pueblo, esto es cierto. Son el futuro. Pero no solo ellos: tienen futuro porque tienen la fuerza, son jóvenes, saldrán adelante".
 
"Pero también en el otro extremo de la vida, los ancianos, son el futuro de un pueblo, porque un pueblo tiene un futuro si sigue adelante con ambas fuerzas: con los jóvenes, con la fuerza porque lo sacan adelante; y con los ancianos, porque dan la sabiduría de la vida. Yo, muchas veces creo que hacemos una injusticia con los ancianos, los dejamos a un lado como si no tuvieran nada que darnos, mientras ellos tienen la sabiduría, la sabiduría de la vida, la sabiduría de la historia, la sabiduría de la patria, la sabiduría de la familia. Y nosotros necesitamos esto", dijo el papa Francisco.
 
"Por esto yo digo que voy a encontrar a los jóvenes, pero en su tejido social, principalmente con los ancianos. Es verdad que la crisis mundial trata mal a los jóvenes. Leí la semana pasada los porcentajes de los jóvenes sin trabajo. Piensen que corremos el riesgo de tener una generación que nunca habrá tenido trabajo: del trabajo viene la dignidad de la persona, ganarse el pan", agregó Jorge Bergoglio.
 
"Los jóvenes en este momento están en crisis, y un poco todos nosotros estamos acostumbrados a esta cultura del deshecho; con los ancianos hacemos lo mismo, y es una injusticia porque los dejamos aparte, como si ya no tuvieran nada que darnos. Debemos cortar con esta costumbre del “deshechar”. No. Cultura de la inclusión, cultura del encuentro. Debemos hacer un esfuerzo para incluir a todos en la sociedad. Este es un poco el sentido que quiero dar a esta visita a los jóvenes. A los jóvenes en la sociedad. Les agradezco mucho, queridos “santos no de mi devoción”, y tampoco tan leones...", explicó a los periodistas que lo escuchaban atentamente.
 
"Les agradezco y les pido que me ayuden. Les pido que colaboren en este viaje por el bien, por el bien de los jóvenes y de los ancianos" (Una alianza entre el Papa y los periodistas que no es una novedad, como recordó el portavoz del Vaticano, el jesuita Federico Lombardi, pues la "había propuesto Juan Pablo II").
 
De camino a Brasil, el Papa reclamó la atención de los periodistas presentes hacia quienes, por jóvenes o por viejos, por culpa de la crisis internacional o por egoísmo de un presente que no mira al futuro ni se acuerda del pasado, "se están quedando en la cuneta. Este primer viaje es para encontrar a los jóvenes, pero en el tejido social, no aislados de la vida. Cuando aislamos a los jóvenes cometemos una injusticia. Les quitamos la pertenencia: a una familia, a una patria, a una cultura, a una fe... No debemos aislarlos de la sociedad. Ellos son el futuro de un pueblo pero no solo ellos. Ellos son el futuro porque tienen la fuerza, son jóvenes, van hacia adelante. Pero en el otro extremo de la vida, los ancianos son también el futuro de un pueblo. Pienso muchas veces que estamos cometiendo una injusticia con los ancianos. Y por eso os digo que voy a Río a encontrar a los jóvenes, pero en su tejido social, principalmente al lado de los ancianos", fue el párrafo que precisó el problema.
 
"Leí la pasada semana", continuó Jorge Mario Bergoglio, "el porcentaje de jóvenes sin trabajo. Piensen que existe el riesgo de tener una generación sin trabajo. Y del trabajo viene la dignidad de la persona. La dignidad es ganarse el pan. En este momento, los jóvenes sufren especialmente la crisis. Y nos estamos acostumbrando a la cultura del descarte. Con los ancianos se hace demasiado a menudo. Pero también ahora con tantos jóvenes sin trabajo. Debemos eliminar esta costumbre de descartar. No. Debemos ir hacia la cultura de la inclusión, del encuentro. Tenemos que hacer un esfuerzo por llevar a todos a la sociedad. Este es el sentido que yo quiero dar a este encuentro con los jóvenes".
 
Una alianza con el Papa contra las desigualdades
 
Ya en Brasil, cientos de personas rodearon el automóvil del papa Francisco tras su llegada a Río de Janeiro para saludarlo y tomarle fotos con teléfonos celulares, generando escenas de confusión que preocuparon a los guardias, provocaron sonrisas en el pontífice católico, y no tuvieron consecuencias.
 
Tras saludar a la presidenta brasileña Dilma Rousseff en el aeropuerto, subió a un vehículo Fiat de color gris para desplazarse hacia la catedral de Río de Janeiro.
 
Pero al llegar al centro de la ciudad, decenas de fieles se abalanzaron sobre su auto para saludarlo y tomarle fotografías, bloqueando su avance.
 
Francisco ha rechazado usar vehículos blindados durante sus desplazamientos en Río de Janeiro, que incluyen una visita a una favela. Durante el trayecto desde el aeropuerto a la catedral, mantuvo siempre bajo el vidrio de la ventaja.
 
Después subió a un "papamóvil" sin vidrios laterales, aunque protegido por un cordón de guardaespaldas y voluntarios.
 
Más de un millón y medio de fieles de decenas de países han viajado a Río de Janeiro para acompañar al Papa de 76 años en la Jornada Mundial de la Juventud.
 
Su viaje a América Latina, un bastión del catolicismo, llega en momentos en que la secularización, el agresivo avance de otras religiones y la decepción por los escándalos sexuales y financieros en el Vaticano han llevado a la deserción de muchos católicos.
 
La visita del Papa ocurre también en medio de un creciente descontento en Brasil, que con más de 120 millones de católicos es el país con más fieles del planeta.
 
La insatisfacción con el alto costo de vida, la corrupción política y la mala calidad de los servicios públicos en la mayor economía de América Latina llevó en junio a enormes protestas en las calles de Brasil.
 
"Un hombre que viene del pueblo latinoamericano, de nuestra vecina Argentina, agrega más condiciones para combatir a la pobreza y de diseminación de buenas experiencias", afirmó la jefe de Estado brasileña en el discurso que pronunció en la ceremonia de recepción del Pontífice
 
La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, le propuso al papa Francisco una alianza para combatir las desigualdades y para diseminar por el mundo iniciativas de superación de la pobreza que han sido exitosas en Brasil.
 
"Un hombre que viene del pueblo latinoamericano, de nuestra vecina Argentina, agrega más condiciones para crear una alianza (entre el Gobierno brasileño y la Iglesia católica) de combate a la pobreza y de diseminación de buenas experiencias", afirmó la jefe de Estado en el discurso que pronunció en la ceremonia de recepción del Pontífice.
 
Las autoridades brasileñas han desplegado a más de 20.000 soldados, policías y agentes de seguridad para la visita del Papa.
 
Sin embargo el ambiente es festivo.
 
Durante la semana, Francisco visitará el santuario de la patrona de Brasil cerca de Río de Janeiro, oficiará una misa gigante en la playa de Copacabana y en una zona rural en las afueras de la ciudad.

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