Si el Papa pidió que "hagan lío", ¿cómo no salir a las calles el 8A?

A no engañarse -algunos encuestadores tienen mucho oficio al respecto- que el Frente para la Victoria controla una 'masa crítica', básicamente clientelar, equivalente al 30% del electorado de la provincia de Buenos Aires, que 'licuado' con los otros grandes distritos electorales puede alcanzar a un 26% promedio: que Martín Insaurralde alcance esos niveles no es mérito. Esa es la porción de la torta de Cristina que ambiciona heredar Daniel Scioli. ¿Cuál sería una gran elección para Sergio Massa y el Frente Renovador en las PASO? 35%, ese sería un gran número, una base a trabajar para octubre, cuando ocurrirán otras situaciones: la crisis financiera consecuencia del fallo judicial adverso en USA por la deuda, las consecuencias de la nueva aceleración inflacionaria, su impacto sobre el consumo, etc. Cualquier otro análisis es incorrecto. ¿Qué sería importante entre los opositores? Acordar que la presidencia de la Cámara de Diputados de la Nación no volverá a regalarse, tal como sí ocurrió en 2009. Eso es lo que tendrían que firmar todos ante un escribano. Una alternativa es concretar el cacerolazo del 8A para que los verdaderos protagonistas de estos tiempos, la gente, imponga sus condiciones a esos tibios opositores, hijos de Laodicea diría un obispo que vive en Roma. Al respecto, interesante una columna del autor en su programa por Radio El Mundo:


"El próximo 08/08, una nueva movilización nacida en las redes sociales promete ganar la calle. ¿Será tan contemplativa la Casa Rosada con esa demostración de fuerza y rechazo como hizo con las palabras del Papa Francisco? A estas protestas de la clase media, primero se la relativizó, luego se la ignoró, por fin se la minimizó. Sin embargo, la calle se prepara para volver a expresarse a horas de una elección clave. Quizás, el Gobierno descubra entonces que, quizás, se pasó al intentar apropiarse de la figura del ex Cardenarl Jorge Bergoglio y no entendió su mensaje."

por CLAUDIO M. CHIARUTTINI
 
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Sin Saco y Sin Corbata). Carrera contra reloj. En dos semanas, se votara en las primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias, lo que muchos llaman despectivamente “nada más que una gran encuesta abierta”, pero que determinará gran parte del comportamiento del electorado en Octubre próximo y el futuro del proyecto político, personal y hegemónico de Cristina Fernández. Y, a pesar de ello, 1 de cada 3 votantes aún no sabe para qué sirven las PASO.
 
Mientras que Cristina Fernández aparece todos los días en actos proselitistas que se transmiten en cadena y despliega discursos por 40 ó 50 minutos, que nadie escucha; la oposición tiene que mostrar sus candidatos, sus críticas y sus propuestas en spots de 12 segundos que son emitidos por radios y canales de televisión como si fueran ráfagas de ametralladora. Sin duda, un reparto desigual del espectro radiofónico y televisivo promovido por las modificaciones a la Ley Electoral, que votó la oposición tontamente hace tres años, amparada por una Ley de Medios Audiovisuales que, durante su redacción, proponía hipócritamente “multiplicar las voces”, colabora para que nadie sepa nada o ni pueda tener algo en claro.
 
Tal como hace dos semanas, en el kirchnerismo sigue la preocupación por lo que muestran las encuestas. Por eso, el Gobierno en pleno salió desde el jueves 25/07 a sostener la figura del aún desconocido intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde, al que cada semana le inventan una novia o “amistad” con alguna famosa de turno para tratar de hacerlos subir en el conocimiento de la opinión pública. 
 
¿Seguirán hasta octubre usando la vida amorosa del joven político como anabólico electoral? En el fondo, va a terminar por realizar su campaña por los programas de chismes del espectáculo, antes que por los políticos. Nada más menemista, por cierto. ¿Con qué cara criticarán los kirchneristas la estrategia macrista de elegir figuras deportivas o del espectáculo para encabezar sus listas en diversas provincias?
 
La arremetida del Gobierno en apoyo de sus candidatos tiene tres orígenes bien distintos. Por un lado, hay que borrar el error de Cristina Fernández de avanzar con el ascenso de César Milani como Comandante en Jefe del Ejército. Sin duda, la Presidente de la Nación no quiere ser refutada en su decisión, pero el costo político que tiene que pagar por ratificar su independencia y poder es inmenso.
 
Un simple recuento de los efectos de la decisión presidencial permite dimensionar la necesidad imperiosa que tiene Cristina Fernández de un jefe militar fiel a su voluntad, seguidor del modelo y proveedor de información privilegiada a través de la Inteligencia militar:
 
1. Ruptura de la relación entre Cristina Fernández y Horacio Vertbisky. 
 
2. Deslegitimación profunda de César Melani como Jefe del Ejército. 
 
3. Fractura entre las organizaciones de derechos humanos.
 
4. La Armada Argentina conducida por un Contraalmirante, algo que nunca ocurrió en su historia desde Guillermo Brown. 
 
5. Duros pases de factura en la bancada del Frente para la Victoria en el Senado. 
 
6. Desautorización extrema de Miguel Ángel Pichetto
 
7. Desautorización de una decisión presidencial por una de las entidades más cercanas al oficialismo: el Centro de Estudios Legales y Sociales.
 
8. Pérdida de autoridades del propio CELS, a futuro, para “filtrar” la selección y ascenso de altos jefes de las Fuerzas Armadas.
 
9. Exposición de la dependencia de las organizaciones de derechos humanos de los recursos y espacios de poder cedidos por el kirchnerismo.
 
10. Perdida de la escasa credibilidad que tiene los medios kirchneristas que, de un día para otro, pasaron de apoyar la nominación César Milani, negando su relación con los “años de plomo” a explicar el retiro del pliego de ascenso.
 
11. Por primera vez en 10 años de Gobierno, el kirchnerismo, y Cristina Fernández en lo personal, defiende el ascenso de un militar.
 
Leída con atención, la lista confirma porqué Cristina Fernández salió a tomar el control de la campaña electoral: no sólo debe hacer subir al Frente para la Victoria en las encuestas, también debe dar por finalizado el incidente y mantener, aunque sin oficialización, a César Milani al frente del Ejército Argentino, violado, otra vez, la Constitución Nacional.
 
También Cristina Fernández tenía que “dar vuelta la página” al acuerdo entre YPF – Chevron por Vaca Muerta, que no sólo viola legislación redactada por su propio Gobierno, sino también, el“relato”, el “modelo” y la “mística” con que se alimenta a la militancia kirchnerista. 
 
No es casual que el viernes, durante la inauguración del nuevo estadio de Deportivo Morón, la Presidente de la Nación sentenciara: “las políticas económicas no son eternas”. ¿No era que los ideales no se dejaban en la puerta de la Casa Rosada? Bueno, parece que eso también cambió.
 
Para hacer campaña, toda excusa es buena. Es cierto que ya estamos dentro del plazo donde los Ejecutivos no pueden hacer proselitismo con inauguraciones. Pero, como reconoció el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, el anuncio del nuevo salario mínimo, vital y móvil y la devolución de la retención del Impuesto a las Ganancias del aguinaldo de junio fueron anuncios electorales. En ese caso, ¿quién necesita cortar cintas cuando se puede manipular la ley a voluntad?
 
Los anuncios salariales fueron la “zanahoria” que necesitaba la CGT de Antonio Caló para poder hacer el mayor acto de campaña  por parte del oficialismo, apoyando a los candidatos elegidos por Cristina Fernández. Sin embargo, eso no evitará que en pocos días más, la Unión Tranviaria Automotor y La Fraternidad vuelvan a las filas de la CGT de Hugo Moyano, luego de haber sido oficialistas por unos meses. ¿Qué dirá el taxista Omar Viviani, quién fue el encargado de llevar a las puertas de la Casa Rosada los sindicatos que, ahora, vuelven con el camionero?
 
La construcción del poder kirchnerista fue un proceso lento, donde el marketing político fue clave. Pero abusar de esta herramienta puede traer efectos negativos. El viernes, Cristina Fernández resolvió comparar a Néstor Kirchner con el papa Francisco por el llamado del pontífice a los jóvenes argentinos para que hagan “lío” en las calles, lo que causó un profundo malestar entre los católicos y en la tropa kirchnerista de paladar negro, que no quiere poner en pié de igualdad a“Nestornauta” con el obispo de Roma, Jorge Bergoglio, otro acusado por Horacio Verbitsky de violación de los derechos humanos durante la Dictadura militar.
 
El próximo 08/08, una nueva movilización nacida en las redes sociales promete ganar la calle. ¿Será tan contemplativa la Casa Rosada con esa demostración de fuerza y rechazo como hizo con las palabras del Papa Francisco? A estas protestas de la clase media, primero se la relativizó, luego se la ignoró, por fin se la minimizó. Sin embargo, la calle se prepara para volver a expresarse a horas de una elección clave. Quizás, el Gobierno descubra entonces que, quizás, se pasó al intentar apropiarse de la figura del ex Cardenarl Jorge Bergoglio y no entendió su mensaje.
 
Cristina Fernández muestra síntomas del gobernante que considera que, por su posición de poder y popularidad, tiene “semáforo verde” para actuar con impunidad. Nada más lejos de la verdad. Desde hace un año no logra recuperar imagen positiva, eligió cabeza de listas candidatos desconocidos y, hoy, el Frente para la Victoria aparece perdedor en una decena de distritos. Es el peor momento posible para abusar de un espacio de poder. La impunidad, no es su aliada, es su mayor peligro. Abusar de ella, la puede deslegitimar, aunque conserve el poder por legalidad.
 
Las decadencias de los procesos políticos muy largos han sido muy diferentes en la historia argentina. Pero si existe una constante, es que los gobernantes de turno incrementaron su sobre actuación para intentar ganar legitimidad, obteniendo el resultado contrario. Cristina Fernández debe evitar ingresar en este camino.
 
Tal como desde hace una década, la gran defensa y protección del oficialismo es la ausencia de un proyecto de recambio en la oposición. Hoy, Sergio Massa pelea por mantener vivo su proyecto presidencial; Francisco de Narváez se esfuerza por no desaparecer en la polarización bonaerense; Margarita Stolbitzer y Ricardo Alfonsín son corridos por el fantasma de salir cuartos; Sergio Bergman usa como un pulmotor a Gabriela Michetti para no ser el “padre de la derrota” del PRO porteño; tanto Alfonso Prat Gay como Fernando Solanas sueñan con ser 2do.; Daniel Filmus implora por no ser 3ro.; el macrismo está en estado deliberativo por el temor de una mala elección que comprometa la continuidad en el poder en 2015; Elisa Carrio “surfea” hacia un batacazo que resucitará sus sueños presidencialistas; y Juan Cabandié…. Bueno ¿a quién le importa lo que fantasea o teme Juan Cabandié?
 
Carrera contra reloj. En dos semanas, se votara en las primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias, lo que muchos llaman despectivamente “nada más que una gran encuesta abierta”,pero que determinará gran parte del comportamiento del electorado en Octubre próximo y el futuro del proyecto político, personal y hegemónico de Cristina Fernández. Pero, pese a los esfuerzos oficiales, hoy, uno de cada 4 votantes bonaerenses cree que Sergio Massa es candidato del Frente para la Victoria. De allí el apuro de muchos y la preocupación de todos.

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