¿Qué dirá Cristina?: Venezuela queda en manos de los militares
La muerte de Hugo Chávez, lejos de representar la muerte del chavismo, en realidad parece encaminarse a un estado militar en Venezuela. El PSUV es un partido militarizado practicamente desde su inicio, y si bien se esfuerza en mostrarse unido, deberá enfrentarse a pugnas internas que no tardarán en surgir. La perspectiva podría terminar armando una analogía con lo que sucedió en la Argentina de los 70's luego de la muerte de Perón, aún cuando los miltares chavistas se hagan llamar socialistas. ¿Qué pensará Cristina de Kirchner sobre esas posibilidades?
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24) - Las posibilidades de que en Venezuela se instaure un poder militar central que reemplace a la figura de Hugo Chávez no son pocas, en vistas del escenario caótico que se presenta en el país luego de su muerte. La muerte del líder facilmente podría desembocar en una serie de pugnas por el poder que han caracterizado la historia de practicamente todo el mundo tras la desaparición física de un lider carismático y personalista.
Distintos analistas reconocen la posibilidad de que la Venezuela post Chávez se vuelva ingobernable, tanto para Nicolás Maduro, que en principio podría verse enfrentado a las ambiciones de Diosdado Cabello, como para la oposición, que tendría todo el aparato estatal chavista, enquistado en el poder desde hace más de una década, funcionando en contra.
Existe también la posibilidad de que Venezuela corra con la misma suerte que la Argentina post Perón. Luego de la muerte de Juan Perón en 1973 las luchas intestinas por el poder en la Argentina desembocaron en una falta de gobernabilidad que terminó llevando a una junta militar al poder.
Para el historiador Enrique Krauze, "habrá un chavismo sin Chávez como en Argentina hubo un peronismo sin Perón, o sin Eva Perón, pero ya no será igual. Él era un personaje que entretenía, conmovía, hacía llorar; era el redentor, el profeta, y todas esas vocaciones que representaba ya no están”.
Chávez, quien se enlistó en el Ejército y ascendió hasta convertirse en teniente coronel, apareció por primera vez a la luz pública de Venezuela cuando lideró un intento de golpe militar contra el entonces presidente Carlos Andrés Pérez, en 1992.
Posteriormente, después de una condena de dos años en prisión, Chávez formó un nuevo partido político, el Quinto Movimiento Republicano, que lo llevó a la victoria en la elección presidencial de 1998 y que lo mantuvo hasta 2013.
Sin embargo, aunque la analogía es tentadora, Venezuela cuenta con un panorama un tanto diferente a la de la Argentina setentosa. La cúpula de poedr que rodeaba a Perón al momento de su muerte era mayormente civil y basta conocer el dato de que la mayoría de los gobernadores chavistas son o militares o ex militares que cumplen cargos en el PSUV para establecer una clara diferencia.
Así, tras las últimas elecciones en Venezuela, entre los uniformados que se impusieron por el chavismo, se encuentran cuatro ex ministros de la Defensa (Henri Rangel Silva, Carlos Mata Figueroa, Ramón Carrizález y Jorge Luis García Carneiro), un ex jefe del Seniat (José Vielma Mora), un ex ministro del Interior y ex vicepresidente de la República (Ramón Rodríguez Chacín); y un ex ministro de la Secretaría de la Presidencia (Francisco Rangel Gómez).
La mayoría de estos militares participaron con Hugo Chávez en el fallido golpe de Estado de 1992, como Wilmar Castro Soteldo (Portuguesa), Francisco Ameliach (Carabobo) y Vielma Mora, quienes también formaron parte de la Asamblea Constituyente. Luis Reyes Reyes, quien participó en la intentona golpista del 27 de noviembre de 1992, perdió en sus aspiraciones a reelegirse en el estado Lara.
También Diosdado Cabello, presidente del Parlamento, es un ex militar que participó en el fallido golpe de Estado liderado por Chávez en 1992. Días atrás, tanto Maduro como Cabello remarcaron la unidad que existe entre los cuadros del gobierno y los militares en Venezuela.
En ese marco, las posibilidades de que hacia el 2014 haya un gobierno militar en Venezuela no son algo descabellado si no se consigue una gobernabilidad que trascienda la figura personalista de Hugo Chávez. Y menos descabellado aún resulta si se tiene en cuenta el fuerte secretismo que imperó alrededor de la salud del dignatario en sus últimos meses de vida y las características abiertamente antidemocráticas de la cúpula de poder que lo rodeaba y que intenta mantenerse en el gobierno.
Habría que ver cómo reacciona el kirchnerismo cristinista a partir de ese escenario, teniendo en cuenta su caracter orbital alrededor del chavismo y su abierto desprecio para con las fuerzas militares demostrado una y otra vez desde los atriles del gobierno y convertida casi en política de estado.



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