En la vigilia pascual, Francisco llamó a "no resignarse ni perder la confianza"

Durante la primera vigilia pascual que encabezó como sumo pontífice, Francisco llamó a “no encerrarnos en nosotros mismos, no perdamos la confianza, nunca nos resignemos”, durante la homilía que conmemora la resurrección de Cristo. 



"Los problemas, las preocupaciones de la vida cotidiana tienden a que nos encerremos en nosotros mismos, en la tristeza, en la amargura" y recordó a los incrédulos que “no hay que cerrarse a la novedad, en las sorpresas de Dios, porque ésta transforma”.
 
La ceremonia denominada la "liturgia de la luz" es la más importante de la Semana Santa y empezó en el atrio de la Basílica de San Pedro, totalmente a oscuras, con el Papa y los sacerdotes vestidos de blanco.
 
Una vez encendido en el atrio de la basílica el cirio pascual, una gran vela que simboliza a Cristo resucitado, y que sirve para alumbrar las velas de los fieles, comenzó la procesión silenciosa del Papa y sus ministros hasta el altar mayor, momento en que se encienden las luces del templo.
 
Este año, esta liturgia, que solía durar tres horas, fue reducida por decisión del Papa argentino. Durante la ceremonia, Francisco administró los sacramentos -bautismo, confirmación y primera comunión- a cuatro jóvenes procedentes de Italia, Albania, Rusia y Estados Unidos.

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