Francisco y Benedicto XVI en Castel Gandolfo y un informe secreto

El papa Francisco y el papa emérito Benedicto XVI han mantenido su 1er. encuentro personal oficial desde que el argentino Jorge Mario Bergoglio fue elegido pontífice el pasado 13 de marzo, informó el Vaticano.

El papa Francisco regresó al Vaticano tras visitar y almorzar con Benedicto XVI. El helicóptero en el que regresó Francisco partió de Castel Gandolfo a las 14:42 hora local. El Papa fue despedido en el helipuerto por Joseph Ratzinger. La visita duró casi 3 horas y durante la misma rezaron juntos en la capilla del palacio apostólico, mantuvieron un encuentro a solas durante 45 minutos y comieron junto a sus secretarios privados.


CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). El papa Francisco y el papa emérito Benedicto XVI se fundieron en un abrazo cuando se encontraron en la residencia de Castel Gandolfo, donde vive el pontífice emérito desde que renunció al papado el 28 de febrero pasado, informó el portavoz vaticano, Federico Lombardi.
 
Francisco partió del Vaticano a las 12:03 horas local en un helicóptero, que aterrizó en el helipuerto de la residencia pontificia de Castel Gandolfo, 25 minutos después. 
 
"Somos hermanos", declaró Francisco cuando el ex Benedicto XVI le ofreció un puesto de privilegio en la capilla donde ambos iniciaron la oración a la Virgen de Czestochowa que abrió la reunión, según el testimonio del portavoz de Santa Sede, Federico Lombardi, que describió el encuentro como "un momento de profunda y elevada comunión".
 
Francisco entregó a su predecesor un icono de Nuestra Señora de la Humildad "en honor a la humildad demostrada"por el Papa emérito a la hora de presentar su dimisión. "Pensé en usted", dijo Francisco a Benedicto. "Nos ha dado muchas muestras de humildad y gentileza en su pontificado". Benedicto respondió: "Grazie, grazie".
 
El papa Francisco regresó al Vaticano tras visitar y almorzar con Benedicto XVI. El helicóptero en el que regresó Francisco partió de Castel Gandolfo a las 14:42 hora local. El Papa fue despedido en el helipuerto por Joseph Ratzinger. La visita duró casi 3 horas y durante la misma rezaron juntos en la capilla del palacio apostólico, mantuvieron un encuentro a solas durante 45 minutos y comieron junto a sus secretarios privados. 
 
El informe secreto
 
Interesante agregar al informe un reporte del 'vaticanista' Marco Tosatti días atrás en el Vatican Insider, del diario La Stampa, del Grupo Fiat:
 
El Papa Francisco tendrá que leer en estos días. Y no tanto la relación de los tres "sabios" cardenales sobre "Vatileaks, como un memorándum personal escrito por Benedicto XVI, una especie de manual con las instrucciones de uso. Lo ha insinuado en “Avvenire” el arzobispo Loris Capovilla, secretario de Juan XXIII, a quien sus 98 primaveras no han sustraído (a lo sumo añadido) ni siquiera una pizca de lucidez. Hablando con el sobrino del “Papa Bueno”, Capovilla ha dicho: “ De todos modos, y non hablo del dossier Vatileaks, Benedicto XVI ha dejado en el escritorio de su sucesor algo así como trescientas páginas escritas personalmente a su atención, es lo que me dicen en Roma". Como buen capitán, el papa Ratzinger ha dejado las “consignas” a quien se pusiera al timón de la barca de Pedro.
 
Y es probable que más que en el informe de los tres cardenales, el Papa Francisco pondrá atención en estos cuadernos de viaje.
 
 Precisamente alrededor de este informe crecen las críticas y la confusión, a la vez que se hace más claro el modo en el cual ha trabajado la Comisión. Basándose sobre todo en las “denuncias” del actual nuncio en Estados Unidos, Carlo Maria Viganò, y sobre todo registrando rumores y acusaciones sin, en muchos casos, permitir el contradictorio. Es decir, limitándose a registrarlas. Uno de los puntos controvertidos tiene que ver con la llamada “investigación” organizada por Viganò en el Gobernatorado sobre un sacerdote, Paolo Nicolini. Monseñor Nicolini, muy estimado por Ruini, también gozaba de la estima de Viganò, que le pedía a menudo asesoramiento de carácter técnico y administrativo.
 
Según fuentes informadas, Monseñor Nicolini, además era consultado por el Secretario de Estado, Tarcisio Bertone que le pedía información técnica sobre el Gobernatorado, del cual Viganò era secretario, y quizás también sobre Viganò mismo. Esto hizo que Viganò pensara que  Monseñor Nicolini estaba haciendo una especie de doble juego, y cuando Bertone  le anunció que no se convertiría en cardenal, y que iría como nuncio a Estados Unidos, estalló el caso transparencia.
 
Se creó una comisión, dirigida por un amigo íntimo de Viganò, Monseñor Egidio Turnaturi. Y las pesquisas, como escribía Vatican Insider, encontraron “infundadas otras acusaciones relacionadas con Monseñor Nicolini, aunque la comisión consideró  probadas las observaciones sobre su carácter y sugirió que se tomarán medidas”.
 
Fue también muy importante la intervención del Presidente del Gobernatorado, el Cardenal Giovanni Lajolo, que puso los puntos sobre las íes, reivindicando entre otras cosas para todo el equipo, y para sí mismo, el mérito de haber puesto en marcha una labor de transparencia.
 
Pero la inclinación del informe de los tres cardenales de Vatileaks hacia lo declarado por Viganò, al lado de otros elementos, influye negativamente en la credibilidad de la totalidad de dicho informe. También porque en la imagen del gran acusador se han abierto algunas grietas, no de pequeña entidad. Nunca ha querido (más de un año después de su marcha a Estados Unidos) dejar disponible el apartamento que ocupaba en el Gobernatorado, y que sigue todavía cerrado con todos sus muebles dentro. El cardenal Bertone había escrito una carta, pidiéndole de entregar las llaves al Vaticano; pero por algún motivo (¿amistad, coberturas en la Secretaría de Estado?) durante mucho tiempo el mensaje no fue enviado.
 
Además, es de hace pocos días la noticia según la cual Vatileaks nace de una mentira.
 
Lorenzo Viganò, biblista jesuita, ha sostenido en una entrevista que su hermano “mintió a Ratzinger cuando pidió permanecer en Roma porque tenía que ocuparse de mí enfermo". Según lo que se ha escrito, para oponerse al traslado a Washington, Carlo Maria Viganó, escribió al Papa Ratzinger diciendo que no podía partir por la "necesaria, precisa y directa asistencia" que estaba dando a su hermano.
 
Lorenzo afirma en la entrevista que vive en Chicago, que esta bien y que no tiene relación con su hermano desde hace dos años, por "tensiones a causa de nuestra herencia". Y afirma: “es gravísimo que Carlo Maria haya escrito una falsedad al Papa, usándome para fines personales”.
 
Desafortunadamente, según parece, los tres sabios (los cardenales Herranz, Tomko y De Giorgi) han, quizás por respeto hacia la institución, dado mucho crédito a las acusaciones de Viganò. Interrogando, entre otras cosas, como si fuera un común acusado al secretario de Estado, Bertone... Una línea que visto todo lo que está saliendo a la luz, arroja una sombra sobre la fiabilidad de todo el informe. 


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