La corresponsal de LA NACION, con el Papa
Tras la audiencia con miles de periodistas en el aula Pablo VI, el papa Francisco saludó a varios de los acreditados en el Vaticano, entre quienes estaba la corresponsal de LA NACION, Elisabetta Piqué.
Sonriente, afectuoso y cálido, el pontífice pidió una "Iglesia pobre y para los pobres" e hizo una reflexión sobre el trabajo de la prensa. Recordó que la Iglesia no tiene una naturaleza política sino espiritual, cuyo único objetivo debe ser transmitir "la verdad, la bondad y la belleza de la palabra de Cristo".
Hacia el final de su discurso, bendijo a los trabajadores de prensa en castellano.
"Como muchos de ustedes no pertenecen a la Iglesia Católica, otros no son creyentes, de corazón doy esta bendición en silencio, a cada uno de ustedes, respetando la conciencia de cada uno, pero sabiendo que cada uno de ustedes es hijo de Dios'', sostuvo.
Después del discurso saludó personalmente a un grupo de periodistas, con quienes no escatimó gestos de cariño. Muchos de ellos eran argentinos.
Virgina Bornard, colaboradora del arzobispado de Buenos Aires, fue una de las afortunadas y aprovechó para regalarle un mate.



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