¿Qué sucede qué, con 30% de inflación, se prefiere hablar de Showmatch?

Marcelo Tinelli, con una propuesta impensable años atrás para él, para la sociedad y para Canal 13, obtiene altas marcas de rating a través de conflictos armados, lenguaje y dichos de la peor calaña, gestos indecentes y apelando, cada vez más, a elementos como el próximo baile del caño y el acquadance. Pero, ¿qué sucede que este programa y los que maman de él, logran un elevado encendido televisivo? ¿Por qué sucede esto en una Argentina donde la inflación volvió para quedarse al menos, por ahora en 2 dígitos?

JORGE HÉCTOR SANTOS | 17/08/2010 | 22:35




CIUDAD DE BUENOS AIRES (Especial para Urgente24). Salvador del Río, periodista y escritor mexicano, el 26/02, escribía que el presidente mexicano, Felipe Calderón, le adjudicaba a la prensa de su país y en general a quienes en diversas formas recogen los datos de la realidad -inseguridad, economía- haberle causado a México en el ámbito internacional “un problema grave de percepción”. Hablar mal del país parece un deporte nacional”.

Estas palabras de Calderón, dice el periodista en su artículo, coincidían con signos que ni la prensa del país y del extranjero, ni la preocupación compartida por todos los sectores de la población podrían dejar de considerar.

La secretaria de Seguridad Interna de USA, Jeannette Napolitano, declaraba ante una comisión del Senado de su país su convicción de que en México el estado de derecho es inexistente. Mientras que, el Departamento de Estado norteamericano publicaba una recomendación a sus connacionales para evitar dirigirse a varios de los estados del país azteca, por la misma razón.

Del Río, sigue diciendo, evidentemente la preocupación del presidente de la República al reclamar de los medios de comunicación y de la ciudadanía mesura en la difusión y el comentario de malas noticias, obedece al reconocimiento del efecto que esto tiene en la imagen de México en el exterior con sus consecuencias en el flujo de inversiones, particularmente las extranjeras.

La preocupación presidencial se justifica, pero no el empeño por culpar de ello a la prensa o a los supuestos practicantes del deporte de la maledicencia en detrimento de la imagen del país. Por esos mismos días los indicadores económicos referentes a los resultados del año pasado reflejaban una realidad que desmiente el optimismo con el que el propio presidente suele abordar el tema de la economía: la inversión extranjera directa registró una caída de más de 50% en 2009.

En cuanto al desempleo, datos del Instituto Nacional de Geografía y Estadística, que desmienten las cifras del Instituto Mexicano del Seguro Social, muestran que en el mes de enero pasado más de 500.000 mexicanos engrosaron la suma de desocupados, que asciende ya a 2.76 millones de personas, el 5.7% de la población económicamente activa.

Cuestionada en el extranjero, vapuleada en lo interno y en lo externo, la economía de México resiente, sí, los efectos de la realidad, en lo social muy cercana al estado fallido, que el presidente de la República quisiera ver ocultada por los medios de comunicación y en la conciencia de la sociedad, termina diciendo Del Río.

Cierta semejanza, al menos en lo pretendido –no en las formas- sucede con los Kirchner. Sin embargo, el gobierno del matrimonio pingüino utiliza ciertamente muchos recursos propios para enarbolar la bandera del ocultamiento (bajo la alfombra) de la realidad argentina:

> Manejo con premios y castigos de la famosa caja (¿o 'kaja?).

> Multiplicación de medios en manos de operadores ultraK, subvencionados con pautas publicitarias oficiales privilegiadas (visibles e invisibles).

> Empleo de los medios de comunicación del Estado como si fueran propios.

> Voceros que encarnan el papel de ministros que no tienen mayor función que salir por todos los medios a su alcance para difamar y atacar vilmente a quien opine en contra de Néstor y/o Cristina.

> Mucho circo con el carísimo (para el pueblo) “Fútbol para Todos”, situación que no tiene parangón en el mundo.

> Ley de Medios, la que, cuando se aplique en su totalidad, implicará la formación de un multimedios del Estado que le permitirá al gobierno K manejar aproximadamente el 80% de las radios y televisoras del país.

No obstante, los Kirchner encuentran un aliado casi impensado en el hoy enemigo Grupo Clarín, donde en el canal del multimedios, el 13, durante 4 veces por semana Marcelo Tinelli es el dueño del mayor circo mediático que favorece a Néstor y Cristina porque sirve de gigante elemento de distracción de los verdaderos problemas que la mayoría de sus seguidores (al igual que los de Fútbol para Todos) desean poner bajo su propia alfombra (esa que disfraza la realidad hasta que un día el disimulo desaparece y la verdad se convierte en –como mínimo- una crisis que supera los mejores analgésicos).

Si al espacio de Tinelli, se le suman todos los programas que acrecientan su carpa, la cantidad de horas al servicio de los objetivos buscados por Néstor y Cristina son tantas que no necesitarían ni siquiera pensar poner en el aire el mal espacio “6, 7, 8” que ciertamente puede jugarles en contra.

Los espacios satélites del mayor envío bochornoso, Showmatch, son tantos que a la enunciación hay que ponerle obligatoriamente ‘etc.’ por temor al olvido de alguno: Este es el show, Viviana Canosa, Bendita, La Cocina del Show, toda la programación de América, con excepción de los espacios informativos, muchos espacios de cable, etc.

No es extraño que Gabriel Mariotto como funcionario a cargo del control de las emisiones que no cumplen con las normas en vigencia haga vista gorda, en nombre de los Kirchner, con tan deplorable tele a cualquier hora, todos los días.

Los argentinos quizás resignados (sería terrible que esto sucediera) frente a tanta incoherencia y problemas que se le acumulan es probable que hayan caído tan bajo justo en medio de una crisis de valores y de principios.

Con esto ignoran o disimulan la ola de inseguridad creciente y una inflación preocupante; porque para 2010 al menos hasta ahora conviven con un 30.5% de suba en alimentos y bebidas y con un 29.1% en la canasta básica que desploma a los de menos recursos. 

El individualismo argentino, tan característico, se ha acrecentado a niveles desconocidos, pero parece que materia de televisión este aislamiento desaparece para aglutinarse sin reparos en los programas más denigrantes de la pantalla.

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