¡Peligro! La inflación sube y sube y sube y...

Hay 2 temas que los Kirchner pretenden ignorar como si así fuesen a desaparecer: la inseguridad y la inflación. Pero la gente muere y los precios suben y suben, más allá de la voluntad de los Kirchner. Buen informe del diario Hoy, de La Plata.

| 17/08/2010 | 11:20


LA PLATA (Hoy). 2 meses de calma en torno a la inflación hicieron parecer que el problema había desaparecido. Pero fue sólo eso: una mera ilusión.

Este problema que tanto afecta a la sociedad y que ni siquiera es reconocido por el Gobierno nacional volvió a instalarse en la agenda diaria y, más preocupante aún, en la billetera de los argentinos que comienzan a percibir nuevos aumentos en productos y servicios de primera necesidad, que pulverizan su poder adquisitivo.

Distintos especialistas consultados por Hoy, de diferentes tendencias políticas y económicas, aseguran que la inflación en lo que va del año ya superó el acumulado de todo 2009 y prevén que al finalizar 2010 el índice será el mayor desde la devaluación.

Concretamente, la mayoría de los consultores privados coinciden en que la inflación de 2010 será de entre el 25 y el 30%, aunque cada día que pasa los pronósticos se acercan más al techo que al piso.

“Julio mostró un índice mayor que los 3 meses anteriores y agosto, por lo que se ve hasta ahora, viene con un índice mayor a julio”, amplió el ex secretario de Hacienda de la Nación Manuel Solanet, consultado por Hoy.

El economista entendió que se trata de una inflación de orden “general”, pero advirtió que se puede dar un “relativo descongelamiento de las tarifas de luz y gas”, y eso, además, repercutirá en las expensas.

A su vez, las organizaciones de defensa de los consumidores remarcan las constantes y sistemáticas subas en lácteos (fundamentalmente la manteca), yerba y huevos, entre otros. Se trata de productos indispensables en la mesa de cualquier argentino.

Eso no es todo. La escalada de precios, sumada a los problemas de financiamiento del Estado en los mercados internacionales, podría influir en las tasas de interés de los créditos.

El Gobierno nacional esperaba que el supuesto éxito del canje de la deuda se tradujera, primero, en tasas convenientes de un dígito para que el propio Estado consiguiera créditos en el extranjero y luego para que esta posibilidad se traslade a empresas argentinas y genere un efecto cascada en todo el mercado. La realidad, que suele ser la única verdad, está mostrando otro panorama.

“No creo que las tasas bajen. Al contrario, si algo ocurre, van a subir por el mismo efecto de la inflación”, remarcó Solanet.

La escalada de la inflación, más allá de la quietud de los últimos meses, es lógica. Para Marcelo Lascano, economista que formó parte del Plan Fénix, uno de los principales motores de la suba de precios “es la falta de inversión de los últimos años” que hace que la oferta sea cada vez más restringida.

Lascano apuntó principalmente a los alimentos, como la carne, que “son muy sensibles a los índices de inversión”. Puntualizó, como factores principales, que el país tiene “100 millones menos de cabezas de ganado”, a lo que se le suman los mayores costos del transporte por los constantes aumentos en los combustibles.

Canasta básica por las nubes

La canasta básica promedió, en julio, una suba del 1,4%, según un relevamiento realizado por Consumidores Argentinos, que remarcó la notoria “dispersión”, de acuerdo al establecimiento en que se relevaron los precios.

Según la ONG, los aumentos se vieron en lácteos y apareció en las góndolas manteca de primera calidad que hizo que el precio de este producto se dispare
“un 30%”.

El informe señala que las verduras, que habían dado un fuerte salto durante julio por cuestiones estacionales y eso había limitado notablemente el consumo, mostraron una baja, mientras que también aparecieron algunos productos de segundas marcas que estaban “desaparecidas”.

El impacto de los salarios

El titular de la CGT, Hugo Moyano, señaló ayer que una “inflación cero” se “paga con el congelamiento de los salarios”, algo que rechazó de manera contundente.

El líder de los camioneros también criticó a aquellos economistas que lo cuestionaron por haber defendido “una inflación controlada”, y los acusó de tener “simpatías por los planes liberales de los ‘90”.

Según el dirigente sindical, cuando se habla de inflación, se está diciendo que hay que “controlar los salarios, o en muchos casos reducirlos”.

“La inflación cero se logra reduciendo los salarios, esa era la inflación que teníamos en la década del ‘90”, recordó.

Las naftas aumentaron 40% en 1 año

El mercado de los combustibles, que desde la privatización menemista se encuentra desregulado en la Argentina, es uno de los sectores que mayor incremento de precios ha registrado en el último año y medio.

Las naftas han registrado un aumento del orden del 40%, muy por encima de los índices de inflación, ya sean oficiales o privados.

“Acá hubo un quiebre cuando el grupo Eskenazi, que es muy cercano a los Kirchner, se quedó con parte de las acciones de Repsol-YPF. Esa adquisición se está pagando con las propias ganancias que arroja la empresa, y por eso el Gobierno nacional no aplicó ninguna medida para frenar los aumentos. Ahora dice que va a aplicar la ley de Abastecimiento contra Shell, pero es una cortina de humo. Desde el año 2003 hasta 2008, los Kirchner insinuaban a las empresas los precios, y a las que no respondían les enviaban los grupos piqueteros”, le dijo a Hoy el economista Félix Herrero, principal asesor del diputado Fernando 'Pino' Solanas y vicepresidente del Movimiento por la Recuperación de la Energía Nacional Orientadora (Moreno).

Tal como viene informando este diario, la Secretaría de Comercio Interior de la Nación tiene previsto, entre hoy y mañana, enviar inspectores a las estaciones de servicio para verificar el nivel de despacho de los combustibles y evitar nuevas alzas en los precios de los combustibles de todas las marcas. En caso de haber infracciones, se podrían aplicar las penas establecidas por la ley de Abastecimiento.

Herrero agregó: “Lo que el Gobierno no dice es que, gracias a los aumentos de los combustibles, YPF está teniendo ganancias fabulosas, pero en lugar de destinarlas a la inversión para aumentar la producción de combustibles y equilibrar los precios, se opta por distribuir las ganancias entre los accionistas y así pagar sus deudas. Tanto Eskenazi como la constructora Sacyr Vallehermoso, que también tiene acciones, son grupos muy endeudados”.

La privatización concretada por el gobierno menemista tiene plena vigencia en la Argentina, y hace que el Estado no cuente con una empresa testigo, como lo era la estatal YPF, para fijar reglas de juego claras. Todo lo contrario sucede en países vecinos, especialmente en Brasil, donde la estatal Petrobras no sólo ha logrado el autoabastecimiento en la principal economía del continente, sino que también ha logrado expandirse a distintos países.

El problema productivo como trasfondo

“La inflación afectó las bases del progreso económico y social, favoreciendo al especulador y al aventurero en desmedro del auténtico productor (...) Posibilitó la formación de rápidas fortunas, amasadas sin esfuerzos (...) Destrozó el orden y la jerarquía basados en el propio esfuerzo, en el ahorro, en la capacidad creadora y en la conducta. Es esa la tremenda responsabilidad que corresponde a la inflación en lo que se presenta como una crisis nacional que supera el estricto cuadro de lo económico, pues afecta a lo político, lo social y, esencialmente, las fases morales de sustentación del individuo y de la sociedad”.

Esta contundente definición la hizo Arturo Frondizi, presidente de la Nación desde 1958 hasta 1962. Y tiene una vigencia absoluta. Ya en aquel tiempo el desarrollismo planteaba que el problema de la inflación no había que encontrarlo en la moneda y en su circulación: el acento había que ponerlo en la producción. Por eso, tal como lo planteó ese gran intelectual que fue Rogelio Frigerio, la inflación sólo se resolverá cuando se supere la estructura económica subdesarrollada.

Es difícil poder explicar cómo, luego de un lustro seguido de crecimiento económico a tasas chinas, no se haya modificado, prácticamente, la estructura económica de los años ‘90, que consistía en convertir a la Argentina en un país de servicios, con exportaciones de muy poco valor agregado.

Las grandes ganancias fueron y son apropiadas por la patria financiera, que genera el dinero por el dinero mismo, y poco y nada contribuye al crecimiento del sector productivo (el acceso a los créditos se vuelve cada vez más dificultoso).

Así también, los grandes beneficiarios de este modelo son los grupos monopólicos que tienen posición dominante en sectores claves de la economía, quedando prácticamente a su arbitrio la fijación de precios. Por ejemplo: sólo dos empresas en el país fabrican tolueno (YPF y Petrobras), el producto petroquímico del que deriva el plástico; una sola compañía (Siderar) produce el 99% de chapa laminada en frío y el 84% de la laminada en caliente; Aluar tiene el monopolio del aluminio, otro insumo de uso difundido. Y ejemplos similares se repiten en otras áreas estratégicas del mercado argentino.

La historia económica de nuestro país demuestra que alcanzar una inflación 0, como se registró durante la Convertibilidad, sólo se pudo conseguir poniéndoles bandera de remate al patrimonio y a la industria nacional, llevando a gran parte de la población a una situación de pobreza y/o indigencia. Por ello, niveles tolerables de inflación no tendrían que constituir una señal de alarma; todo lo contrario, mostraría una actividad económica en crecimiento.

El problema es cuando la inflación entra en el terreno de los dos dígitos, como está ocurriendo en los últimos años, lo que pone en serio riesgo el poder adquisitivo de la clase media y de los sectores populares.

Si bien existen múltiples explicaciones para explicar esta situación, una de las principales hay que encontrarla en que el sistema productivo no está en condiciones de poder satisfacer los más mínimos repuntes en la demanda de la población. Se trata, en definitiva, del mismo problema que hace más de 50 años alertó Frondizi, que fue el último gran estadista que tuvo nuestro país.

Los Kirchner tuvieron una oportunidad histórica de comenzar a revertir esta situación, pero optaron por mantener -y hasta incrementar- los privilegios de los grupos concentrados de la economía. Por el contrario, países hermanos, como Brasil, Chile y Uruguay, más allá de sus propias falencias estructurales, han emprendido desde hace tiempo un proceso de desarrollo sostenido, y la inflación no tiene la misma magnitud que en la Argentina.

2 estudios que encienden la alarma

La inflación acumulada entre enero y julio últimos fue del 15,6%, y superó el alza registrada en todo 2009, mientras que los precios de los alimentos que se venden con menos control del Gobierno, en almacenes y supermercados chinos, se dispararon hasta un 56%.

La estimación global de inflación corresponde a un cálculo realizado por la consultora Ecolatina, y está muy lejos del 6,7% relevado por el INdEC para el período enero-julio de este año.

El trabajo de Ecolatina advierte que la suba de precios no se detendrá “si la demanda interna continúa creciendo”, un tema que viene siendo seguido de cerca desde el Banco Central, y que está en parte vinculado con la elevada emisión monetaria.

En tanto, según la última medición del Centro de Investigaciones en Finanzas (CIF) de la Universidad Di Tella, la proyección de aumento de precios de la gente para los próximos 12 meses es del 25% en el GBA y en el interior del país, y del 30% en la ciudad de Buenos Aires. Para el segmento de menor poder adquisitivo, la expectativa llega al 34%.

La inflación siglo 21

Los registros de la inflación en la Argentina, luego de la crisis socioeconómica y la salida del país de la convertibilidad, han tenido subas y bajas. Hasta 2006, los índices del Indec, con más o menos dudas, eran tomados por ciertos, pero a partir de 2007, cuando el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, tomó el mando del instituto, existe una inflación oficial y estimaciones por parte de las consultoras privadas que, pese a las diferencias entre sí, son las consideradas “reales”.

Evolución del costo de vida
2009 15,5% (7,7%) (*)
2008 23,5% (7,2%) (*)
2007 22,3% (8,5%) (*)
2006 9,8%
2005 12,3%
2004 6,1%
2003 3,7%

(*) Entre paréntesis se consignan las cifras del Indec.

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Hasta el Indec ya superó lo previsto

El presupuesto 2010 del Gobierno nacional fijó para este año una inflación del 6,1%. Cuando los legisladores nacionales levantaron la mano y aprobaron la norma medular, sabían que la realidad iba a marcar otra cosa.

Pero jamás imaginaron que el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) también los iba a contradecir, y mucho menos en sólo siete meses del año: para el polémico organismo, la inflación hasta julio alcanzó el 6,7%. Si bien es menos de la mitad de lo que marcan las consultoras privadas, el hecho de que ya se haya superado lo presupuestado marca a las claras que la situación es complicadísima.

A partir de los propios cálculos oficiales, los datos contenidos en el presupuesto de 2010 se transforman en ficticios toda vez que los precios desbordaron los cálculos preliminares, y lo que llevaría a tener que modificar la ley en el Congreso.

Sin embargo, con las facultades delegadas aún vigentes, la subestimación de la suba de precios le permitirá al Gobierno nacional contar con recursos adicionales que no fueron incluidos en la norma de ingresos y egresos y podrán ser manejados en forma discrecional por el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández.

Tres de los nueve rubros que releva el Indec acumulan porcentajes inflacionarios superiores al promedio presupuestado, mientras que dos están al límite de superarlos en los próximos 2 meses.

Según los datos del organismo oficial, alimentos y bebidas acumuló en siete meses un alza de 8,9%, mientras que en educación se verificó un incremento de 8,36%, y en indumentaria, de 6,5%.

En tanto, en equipamiento y mantenimiento del hogar el ajuste acumulado es de 5,71% y en atención médica es de 4,86%. Este último rubro superará el 6% en agosto, cuando se computen los aumentos de las cuotas que ya fueron comunicados a los clientes.

En esparcimiento, el aumento desde enero es de 4,44%, y prácticamente responde a las variaciones que se produjeron en las vacaciones de invierno.

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