“Contra gobernantes ignorantes, ¿qué se puede hacer?”

Cómo canalizar la indignación popular frente al indignante caso del robo de dineros públicos en el caso de las Madres de Plaza de Mayo. Sergio Shoklender mató a sus padres, Hebe o nadie del gobierno lo tuvo en cuenta cómo antecedente psiquiátrico para darle la administración de US$ 350 millones sin control alguno.




por JORGE HÉCTOR SANTOS
 
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). Cualquier empresa más o menos importante para ingresar a un postulante a un cargo de responsabilidad solicita no solo sus antecedentes sino también un examen psicológico.
 
Por la Fundación de las Madres pasaron (entre fondos desembolsados y fondos comprometidos + un reajuste pendiente por mayores costos) US$ 350 millones que provienen del Estado Nacional que gestiona el gobierno de Cristina Kirchner. 
 
Ni la Presidente de la Nación ni su esposo Néstor en vida, ni Hebe de Bonafini -titular de la Fundación-, ni ningún ministro o secretario del Ejecutivo tomó en consideración que le daban a administrar esa voluminosa cifra a un personaje extraño, quien cumplió sentencia penal por parricida, como fue el caso de Sergio Schoklender, apto para la fotografía con todos ellos... siempre que indagaran en las características de su trastocada salud mental.   
 
Un asesino de sus padres, está catalogado por especialistas consultados por los medios estos días, con estas alarmantes particularidades:
 
“Normalmente asumen cargos de poder porque no tienen escrúpulos para llegar a esos lugares,

No tienen principios morales,

Carecen de responsabilidad social,

Tienen desconsideración por los derechos de los demás,

Presentan fallas para ajustarse a las normas,  

No experimentan ningún tipo de arrepentimiento,

A una persona con este trastorno no debería adjudicársele ningún tipo de responsabilidad social".
 
Cristina Kirchner no es la reina, es la jefe del Gobierno y de ella dependen todos sus ministros y secretarios y todos, sin excepción, tienen la responsabilidad indelegable de administrar de manera proba y más que eficiente los recursos del erario.

Por lo dicho, lamentablemente para ella, la presidente no se puede hacer la distraída frente a este escándalo que quiera o no la envuelve.
 
¿Cómo es entendible entonces que nadie haya cumplido con el más mínimo deber de saber cuáles eran las complicaciones de Sergio Schoklender, dueño de una personalidad tan crudamente definida, quien había sido elegido extrañamente por Hebe de Bonafini, con el consentimiento del gobierno nacional, para realizar una tarea que no podía de ninguna forma llevar a cabo ni él ni su hermano Pablo?
 
¿Cómo se puede explicar que ni la presidente, ni Néstor Kirchner en vida, ni los servicios de inteligencia del Estado, ni los funcionarios, ni Hebe hayan advertido que Sergio Schoklender, de íntima relación con todos ellos, se enriquecía a diario viajando de aquí para allá en su avión privado (entre cuyos destinos se hallan los sugestivos los 77 traslados al Chaco), conduciendo autos importados de alta gama, navegando en yates de lujo, retirando millones de los bancos, frecuentando el casino, armando empresas que ponía a su nombre, poseyendo multiplicidad de viviendas de alto valor, no tributando impuestos, armando un grupo paramilitar de al menos 12 integrantes para proteger sus actividades; mientras gestionaba US$ 350 millones?
 
Cristina Kirchner, en medio de semejante corrupción que embadurna su cargo, erróneamente no solo no dijo una palabra del tema sino que para colmo señaló: "En nuestra gestión hicimos 800 mil viviendas, el Estado recuperó ese rol indelegable". El rol indelegable del gobierno que dirige al Estado es controlar al máximo los dineros públicos entre los que se cuentan los que pasaron por las manos de sus ministros, de Schoklender y de Bonafini.
 
Quién puede poner en duda que desde Cristina pasando por todos sus funcionarios hasta Hebe han demostrado, por lo menos, una cuota importante de incapacidad para cumplir la función de administrar el Estado y la 2da. constructora de viviendas del país, frente a tamaña incompetencia.
 
Por todo lo expuesto es apropiado recurrir a la pregunta hecha por el periodista Jesús Ruiz Mantilla al inspirador de los ‘indignados’ españoles, Stéphane Hessel de 93 años, autor de  ‘¡Indígnense!’ el libro que vendió 400 mil ejemplares en España y 2 millones en Francia y leer con detenimiento la respuesta de este:
 
> “Contra gobernantes ignorantes, ¿qué se puede hacer?”
 
> “¡Indignarse! Necesitamos otros gobernantes y, también, compromiso de la sociedad para respaldar a los más decentes. No podemos caer en esa desazón de la juventud, ni en pensar que todos los políticos son iguales, porque no es cierto. La rabia y la indiferencia no nos llevan a ninguna parte”. 

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