Avanza la Argentina que atrasa (¡...!)

Las consignas del interés reelectoral de Cristina Fernández son preocupantes, basadas en profundizar el sesgo clientelar de un sistema político más cercano a las prácticas del 'voto cantado' que a la soberanía popular de la Ley Sáenz Peña de 1912.


CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). El voto clientelar es 'voto cantado' o 'sufragio cautivo', destinado a utilizar la estructura del Estado para permanecer en el poder.

El Frente para la Victoria propone consolidar una apreciable estructura de captación de votos clientelares para, en una paradoja considerable, "profundizar la revolución popular".

Sin embargo, no le alcanza la 'pesca clientelar' para obtener el triunfo y por eso busca clase media, aunque esta acción provoca contradicciones con el plan inicial.

No es la única contradicción pero... se comprende en el marco de la gestión de una Presidente que, por ejemplo, le propuso al Gobierno estadounidense mejorar la relación bilateral, mientras que ahora provoca el mayor diferendo desde la Guerra de Malvinas...

Resulta comprensible, entonces, que si bien Cristina Fernández decía resistirse a los mandatos ilimitados, ahora promueva la permanencia permanente del Frente para la Victoria en la Administración del Estado, como si fuese el Partido Socialista Unido de Venezuela...

El escenario provoca preocupación, a causa de los extremistas que escalan cerca de Cristina, mucho más alto que con Néstor Kirchner.

Al fin de cuentas, Carta Abierta fue utilizado por Néstor para recuperarse del varapalo electoral de 2009 y para arremeter contra Grupo Clarín, que fue el eje de la contraofensiva posderrota.

Pero Cristina tiene a los líderes del colectivo cultural participando del proyecto electoral 2011-2015.

Algunos fragmentos periodísticos dominicales ayudan a comprender la situación.

Comencemos por Mario Vargas Llosa en el diario El País, de Madrid, España:

"(...) lo que parece ofender principalmente a Horacio González, José Pablo Feinmann, Aurelio Narvaja, Vicente Battista y demás partidarios del veto, por encima de mi liberalismo es que, siendo un extranjero, me inmiscuya en los asuntos argentinos. Por eso les parecía más justo que abriera la Feria del Libro de Buenos Aires un escritor argentino en consonancia con las "corrientes populares".

Si tal mentalidad hubiera prevalecido siempre en Argentina el general José de San Martín y sus soldados del Ejército Libertador no se hubieran ido a inmiscuir en los asuntos de Chile y Perú y, en vez de cruzar la Cordillera de los Andes impulsados por un ideal anticolonialista y libertario, se hubieran quedado cebando mate en su tierra, con lo que la emancipación hubiera tardado un poco más en llegar a las costas del Pacífico sudamericano. Y si un rosarino llamado Ernesto Che Guevara hubiera profesado el estrecho nacionalismo de los intelectuales kirchneristas, se hubiera eternizado en Rosario ejerciendo la medicina en vez de ir a jugarse la vida por sus ideas revolucionarias y socialistas en Guatemala, Cuba, el Congo y Bolivia.

El nacionalismo es una ideología que ha servido siempre a los sectores más cerriles de la derecha y la izquierda para justificar su vocación autoritaria, sus prejuicios racistas, sus matonerías, y para disimular su orfandad de ideas tras un fuego de artificio de eslóganes patrioteros. Está visceralmente reñido con la cultura, que es diálogo, coexistencia en la diversidad, respeto del otro, la admisión de que las fronteras son en última instancia artificios administrativos que no pueden abolir la solidaridad entre los individuos y los pueblos de cualquier geografía, lengua, religión y costumbres pues la nación -al igual que la raza o la religión- no constituye un valor ni establece jerarquías cívicas, políticas o morales entre la colectividad humana. 

Por eso, a diferencia de otras doctrinas e ideologías, como el socialismo, la democracia y el liberalismo, el nacionalismo no ha producido un solo tratado filosófico o político digno de memoria, sólo panfletos a menudo de una retórica tan insulsa como beligerante. Si alguien lo vio bien, y lo escribió mejor, y lo encarnó en su conducta cívica fue uno de los políticos e intelectuales latinoamericanos que yo admiro más, el argentino Juan Bautista Alberdi, que llevó su amor a la justicia y a la libertad a oponerse a la guerra que libraba su propio país contra Paraguay, sin importarle que los fanáticos de la intolerancia lo acusaran de traidor. (...)".


Carlos Abrehu en La Gaceta, de San Miguel de Tucumán, ayuda a comprender cómo la transversalidad ya se despega de los propios gobernadores kirchneristas:

"El avance de marzo no develó totalmente algunas de las incógnitas centrales del tramado político. La presidenta Cristina Fernández actúa como si ya fuese candidata a la reelección, pero evita dar un sí categórico. 

Sin embargo, acepta los halagos de sus seguidores, como en el acto de reivindicación de la patria camporista del viernes último. Ninguna figura relevante del peronismo oficial tucumano se hizo presente en el acto de Huracán. 

Pero sí fue la diputada Stella Maris Córdoba por su entronque nacional con el Movimiento Evita, de cuya conducción forma parte, y que fue una de las corrientes organizadoras de la concentración. Córdoba trabaja por fuera del sello del PJ oficial de la senadora Beatriz Rojkés de Alperovich.

La indefinición verbal de la Presidenta contrasta con su decidida inserción en la maratónica serie de elecciones que vivirá la Argentina a partir de hoy con Catamarca. 

Cristina se inmiscuyó en la política de esa provincia para apuntalar a la kirchnerista Lucía Corpacci, y ayer hizo lo mismo en Chubut, adonde fue a enfrentar al delfín de Mario Das Neves, con un candidato propio. 

El domingo (N de la R.: 20/03/2011) se votará en ese distrito patagónico. Es dificil de imaginar que emprenda tamaño esfuerzo sin vincularlo con la operación continuista en la Casa Rosada. Tenemos que profundizar el modelo, predica donde va. Despegar este concepto del protagonismo electoral de la Presidenta, es políticamente imposible. (...)".


Es evidente que la Cristina 2011 es bastante diferente a la Cristina 2007, aunque eso no equivale a un juicio de valor.

Hugo Alconada Mon en el diario La Nación, de Ciudad de Buenos Aires, leyendo los Wikileaks:

"(...) A puertas cerradas en su despacho de la Casa Rosada y sin más testigos que ella misma y el embajador estadounidense Earl Anthony Wayne, que iba a despedirse antes de marcharse a Afganistán, la presidenta Cristina Kirchner habló sin tapujos. 

Criticó a su colega venezolano, Hugo Chávez, por "hablar sin pensar antes", defendió y elogió al presidente Barack Obama e insistió en que quería mantener "relaciones más estrechas con Estados Unidos".

Ocurrió el 27 de mayo de 2009, según relató Wayne en el mensaje "confidencial" que envió dos días después a Washington, que forma parte de los más de 2.500 cables emitidos por el gobierno de los Estados Unidos sobre la Argentina que obtuvo WikiLeaks y que cedió a LA NACION (de lo que se informa por separado).

La Presidenta le remarcó a Wayne que "siempre" quiso mantener "buenas relaciones" con la Casa Blanca, lo que había sido "difícil" antes, en alusión al republicano George W. Bush. Pero que ella estaba "muy, muy complacida" con la actitud del demócrata Obama, por ejemplo, hacia Medio Oriente. (...)".


A aquella Cristina se le contrapone la actual Cristina, que cuenta Pepe Eliaschev en El Día, de La Plata:

"(...) En la embajada de los Estados Unidos en la Argentina, el tema del avión sigue reverberando, pese a que ya salió del ámbito judicial. Hasta que Cristina Kirchner no decida qué hará con el material confiscado, el gobierno de Obama no pestañeará. Los Estados Unidos dicen una sola cosa en este tema: devuelvan el material que nos incautaron antes que nada. 

El C 17 llegó a Ezeiza el 10 de febrero y de inmediato se apersonó Timerman para revisar hasta las mochilas de los doce oficiales del Pentágono que venían por pactos previos a Buenos Aires. Timerman acusó al presidente Obama de no cumplir con las leyes argentinas y de no colaborar con justicia. Ya en un plano de ira total, le exigió a la Casa Blanca que le pidiera disculpas a Cristina Kirchner.

"No se ha comprobado la realización de un actuar destinado a inducir a error a los funcionarios aduaneros", dictaminó el juez Aguinsky. Remató: "no corresponde que se prosiga con la instrucción de las presentes actuaciones".

La Argentina tiene un acuerdo con el gobierno de los Estados Unidos para efectuar la segunda fase de un programa de capacitación del equipo especial (un SWAT criollo) de la Policía Federal al que se convoca en casos de tomas de rehenes. La primera se realizó en 2010, "a requerimiento del Ministerio de Justicia", como revela la causa judicial, y la segunda fase fue comisionada por el ministro de Justicia, Julio Alak, en abril y noviembre de 2010.

Cuando el enorme C130 aterrizó en suelo argentino, Timerman andaba twitteando contra el jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri, acusándolo de preparar torturadores en escuelas norteamericanas con la complicidad de la Casa Blanca. Todo fue muy gracioso, aunque un poco triste. (...)".


Esta Cristina alienta a quienes reivindican lo peor de la Argentina 1973/1974.

Eduardo van der Kooy en el diario Clarín, de Ciudad de Buenos Aires, permite apreciar los términos de la nueva ofensiva cristinista contra Mauricio Macri (y la mayoría de los porteños):

"(...) La Cámpora ha crecido en participación política acicateada por la propia Presidenta y funcionarios de parecido paladar. Nilda Garré, Carlos Zanini y Alicia Kirchner figuran, en ese aspecto, a la cabeza. La ola cobra una altura impensada: existe en ese círculo quienes promoverían a alguno de los jóvenes –¿Abal Medina, Pedro Cabandié, Andrés Larroque?– para acompañar a Cristina en la fórmula presidencial.

Esa juventud es la que no concibe, ahora mismo, otra candidatura que la de Cristina. Es también la que alienta la jugada de un aliado en Buenos Aires, el diputado Martín Sabbatella, para acotarle las posibilidades a Daniel Scioli. De esa usina, además, nacieron los rumores sobre una reforma constitucional para permitirle en el 2015 otro turno a Cristina, como si octubre ya hubiera pasado. La Presidenta los desautorizó porque no era la ocasión.

La oportunidad, simplemente, es también lo que aguarda Cristina para comunicar su candidatura. La oportunidad no llegará antes de fines de mayo porque el ministro Florencio Randazzo aclaró que el tiempo legal para presentarlas vence recién el 24 de junio. La incertidumbre, aunque no sea tal, es otro enredo para la oposición.

El kirchnerismo ha dejado por ahora tranquilos a los radicales, aunque sueña con darle una sorpresa en las elecciones de hoy en Catamarca. Después de pactar una tregua con Scioli pareció volver sobre Mauricio Macri. El jefe porteño estaba por salir de su indecisión política y progresar con su candidatura presidencial cuando volvieron las ocupaciones en la Ciudad. Y volvieron también los encontronazos con el Gobierno.

Hay una cronología que resulta imposible soslayar. La semana pasada la jueza María Cristina Nazar determinó que la toma del Parque Indoamericano, en diciembre pasado, no fue delito y archivó la causa.

Impuso el criterio –melodioso para los K– acerca de que donde hay una necesidad hay también un derecho. Pocos días después hubo intentos de ocupaciones frustradas y otras concretadas, como las viviendas de Villa Soldati. ¿Podría existir algún vínculo político oculto entre una cosa y la otra? Las miradas del macrismo divergen: hay quienes creen detectar influencia K sobre Nazar; otros opinan que se trata de una jueza sencillamente incompetente.

El fallo de Nazar tuvo otras consecuencias. Sirvió para que cayera un pedido del Ministerio Público Fiscal que ordenaba la detención de seis personas que habían estado involucradas en la ocupación del Indoamericano. Entre ellos, por lo menos, un par de punteros kirchneristas. Varios de esos punteros, según la información macrista, estuvieron ahora en la toma de casas de Villa Soldati. Algunos testimonios de los ocupantes parecieron dejar huellas: “No estamos cometiendo ningún delito” , declararon ante las cámaras de televisión.

Las convulsiones regresaron en un momento en que Macri debe definir tres claves políticas. Su sistema de alianza con el peronismo federal, donde la diáspora siempre prevalece sobre la unidad. El broche para que Francisco De Narváez termine siendo el candidato en Buenos Aires, donde ya venció a Kirchner. La definición de la estrategia electoral en Capital: ¿debe llevar la elección en el distrito el mismo día que las presidenciales? ¿O debe anticiparlas? Una victoria antes de octubre ayudaría a su candidatura. Parece claro que la base del armado del jefe porteño descansa en Capital y Buenos Aires. (...)".


El tema lo profundiza Joaquín Morales Solá, en el diario La Nación, de Ciudad de Buenos Aires:

"(...) Macri será candidato a presidente contra las versiones que lo situaban otra vez en la duda. Es otro ardid goebbeliano del gobierno, señaló Macri sobre esos rumores. Macri, que ratificó a La Nacion su candidatura presidencial, terminará aliado al peronismo disidente, con el que ahora pone algunas distancias hasta crecer por mérito propio. 

(...) La decisión estratégica de confrontar con Macri empujó al Gobierno a otro de sus recurrentes extremos: obligar a la Policía a desobedecer la orden expresa de un juez federal. En este caso, para peor, no se trata de cualquier juez, sino de un delegado directo de la Corte Suprema de Justicia para controlar el saneamiento del Riachuelo. 

El juez Luis Armella había resuelto que fueran alejadas de la ribera del Riachuelo familias que vivían consumiendo plomo. El gobierno de la Capital les adjudicó 140 viviendas populares que estaban a punto de ser entregadas. Esas viviendas fueron ocupadas el fin de semana por pobladores de otras villas miseria de la zona.

El juez le ordenó a la Policía Federal el inmediato desalojo de los ocupantes, pero el gobierno nacional dispuso que la Policía no obedeciera a la Justicia. 

El precedente es muy serio por dos razones. 

La primera: el conflicto social y la inseguridad son manchas que se extienden, imparables, bajo un gobierno que se ufana de la "inclusión". 

La otra: la Policía es auxiliar de la Justicia y no necesita de la autorización del Gobierno para acatar las resoluciones de los jueces. Los jueces sin policía se convierten en el acto en escritores de literatura, porque carecen de medios prácticos para hacer cumplir sus órdenes. No es la primera vez, ni será la última, que el kirchnerismo desobedezca o haga desobedecer una orden de los jueces y hasta de la Corte Suprema.

La propia Presidenta ordenó, además, que no se desviara un alambrado, que está en terrenos del gobierno federal, para que la administración de Macri no pueda terminar un crucial desvío de la avenida Lugones. 

La disputa consiste en si están cumplidos, o no, todos los requisitos. Nada, en fin, que dos gobiernos no puedan resolver con una llamada telefónica. La sociedad es, mientras tanto, rehén de los caprichos. Una información señala que Cristina no le perdonó nunca a Macri que haya hecho una fiesta de casamiento cuando ella estaba de luto; Macri se casó un mes después de la muerte de Néstor Kirchner. (...)".


Qué curioso esto porque hubo un funcionario muy cercano a Cristina, Nº2 de Juan Manuel Abal Medina que contrajo matrimonio días después de la muerte de Néstor, en el Sheraton Retiro.

Mucha hipocresía. Volvamos a Vargas Llosa:

"(...) ¿Qué clase de Argentina quieren los intelectuales kirchneristas? ¿Una nueva Cuba, donde, en efecto, los liberales y demócratas no podríamos jamás dar una conferencia ni participar en un debate y donde sólo tienen uso de la palabra los escribidores al servicio del régimen? La convulsionada Venezuela de Hugo Chávez es tal vez su modelo. 

Pero allí, a diferencia de los miembros del grupo Carta Abierta, la inmensa mayoría de intelectuales, tanto de izquierda como de derecha, no es partidaria de los vetos y censuras. Por el contrario, combate con gran coraje contra los atropellos a la libertad de expresión y la represión creciente del gobierno chavista a toda forma de disidencia u oposición.

De quienes parecen estar mucho más cerca de lo que tal vez imaginan Horacio González y sus colegas es de los piqueteros kirchneristas que, hace un par de años, estuvieron a punto de lincharnos, en Rosario, a una treintena de personas que asistíamos a una conferencia de liberales, cuando el ómnibus en que nos movilizábamos fue emboscado por una pandilla de manifestantes armados de palos, piedras y botes de pintura. 

Durante un buen rato debimos soportar una pedrea que destrozó todas las lunas del vehículo, y lo dejó abollado y pintarrajeado de arriba abajo con insultos. Una experiencia interesante e instructiva que parecía concebida para ilustrar la triste vigencia en nuestros días de aquella confrontación entre civilización y barbarie que describieron con tanta inteligencia y buena prosa Sarmiento en su Facundo y Esteban Echeverría en ese cuento sobrecogedor que es El matadero. (...)".

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