Peligro de pesimismo en el 4to. trimestre

El pesimismo es lo único que puede alterar la marcha de la economía, que hasta ahora ha sido favorable a los Kirchner. Sin embargo, el matrimonio presidencial comienza a arriesgar aquello que no debería. Y con Hugo Moyano a la cabeza, despliegan banderas que provocan pesimismo empresario, explicó el autor en su editorial por radio El Mundo.

CLAUDIO M. CHIARUTTINI | 26/09/2010 | 20:54


CIUDAD DE BUENOS AIRES (Sin Saco y Sin Corbata). Mientras el matrimonio Kirchner repite las mismas palabras, los mismos encuentros con las mismas personas y las mismas fotos que todos los años se dicen, se encuentran y se sacan en New York, crecen los rumores de que Néstor Kirchner usará el fin de semana sin actividades programadas en la “Gran Manzana” para realizarse una serie de análisis clínicos para conocer el verdadero estado de su salud, algo que se mantiene en absoluta reserva.

Si bien el tema de la salud del ex Presidente no ocupa espacio en los medios de comunicación –en parte por respeto, en parte porque sólo caben especulaciones, en parte porque la Casa Rosada hizo lo imposible para bajarle gravedad al tema- en el ambiente político y entre los operadores económicos no se habla de otra cosa, al tiempo que se tejen todo tipo de teorías y pronósticos.

Conocer el estado de salud de Néstor Kirchner es conocer el estado de salud del oficialismo y sus posibilidades electorales para el 2011 y en la salud y en la política, los síntomas son muy importantes para evaluar el estado general del paciente: y si por los síntomas políticos fuera, el estado del kirchnerismo puede considerarse con pronóstico reservado.

Por ejemplo, el virtual reconocimiento que hizo el Gobernador Daniel Scioli de su posible candidatura a Presidente de la Nación el año que viene, luego de que Néstor Kirchner le refregara en sus narices la figura de Martín Sabattella, confirma que la relación entre los ex compañeros de fórmula presidencial del 2003 es más que tensa.

La Quinta de Olivos ya lanzó contra Daniel Scioli media docena de ministros, mantuvo reuniones con el ex Jefe de Gabinete e intendente de Tigre, Sergio Massa, para ofrecerle el gobierno de la provincia en el 2011 y, ahora, alienta la candidatura del ex intendente de Morón con la esperanza de que podría llevar el primer paño en la lista sábana la fórmula kirchnerista para Presidente de la Nación.

Pese a que la Quinta de Olivos sigue lanzando señales de fortaleza – como la foto con el recién electo intendente de Laguna Paiva en Santa Fe (un vecinalista que se hizo oficialista en una semana, de la mano de Agustín Rossi)- tiene que recurrir a santacruceños para poder controlar al Banco Central, por ejemplo, es una demostración del pobrísimo capital político que rodea al Gobierno y que lo hace prisionero de sus pocos aliados.

Allí entra Hugo Moyano, que aprovecha para crecer en poder cada vez que el Gobierno muestra signos de debilidad. Ahora, intenta que la Administración de Prestaciones Especiales (el cuestionado APE) entregue 25% de sus $ 4.300 millones acumulados a gremios que tienen clínicas propias, en compensación por las inversiones realizadas.

El pedido fue realizado justo cuando Hugo Moyano inauguró su megaclínica y pese a que el APE – un organismo que debe compensar a las obras sociales por los medicamentos y tratamientos de alto costo- retiene el dinero y obliga a cientos de pacientes a no recibir las drogas o los procedimientos que los mantienen vivos, obligando a los afectados a tener que reclamar judicialmente algo que, por derecho, les pertenece.

Como la Quinta de Olivos no quiere ceder el dinero y tampoco puede conceder cada pedido de Hugo Moyano, se ordenó a la bancada oficialista en Diputados no frenar el proyecto para distribuir ganancias de las empresas con más de 300 empleados, lo que facilitará su análisis y votación antes de fin de año, pese a las protestas del establishment.

¿Por qué no hace nada la Casa Rosada a favor de los fieles empresarios oficialistas que pasaron los últimos 7 años haciendo de obedientes y cortesanos extras amanuenses en cada acto que realizó el Gobierno? El matrimonio Kirchner no sólo los ignora, es más, los usa para mostrarse distribuicionista y recuperar los votos progresistas perdidos.

El pesimismo crece entre banqueros, grandes comerciantes, constructores y hombres de campo. Tanto entre los que juraron fidelidad eterna al matrimonio Kirchner como por los que protestaron en voz baja desde el 25 de mayo de 2003. Saben que poco pueden hacer para frenar una medida que todo político quiere aprobar para aparecer como progre.

En plata, estamos hablando de distribuir cerca de $20.000 millones anuales, entre menos de 1 millón de trabajadores, es decir, poco más de $ 20.000 per capita y la entrega de $ 2.000 millones anuales a los gremios para que formen un fondo de contingencia. Ahí está el negocio.

Ante el fracaso del lobby del G-7, la respuesta de los empresarios es irse de la Argentina, como ocurrió con Cresud que deshizo su negocio lechero en la Argentina, pero invierte en Brasil y Bolivia; con la Familia Bulgheroni, que invierte 400 millones de dólares en un tambo en Uruguay o, con la Familia Madanes, que cedió 49% del capital de Fate Argentina para invertir en Brasil unos 200 millones de dólares, un mes después de que la Administración Federal de Ingresos Públicos criticó a otra empresa del holding, Aluar, por no pagar el Impuesto a las Ganancias pese a las utilidades brutas obtenidas en el último ejercicio.

Sin embargo, en la secreta guerra interna entre Néstor Kirchner y Hugo Moyano, las presiones son mutuas. Por ejemplo, la Casa Rosada celebró que la Federación de Trabajadores de la Industria de la Alimentación (FETIA) se peleara con el camionero y dejara la conducción de la Confederación General del Trabajo y ordenó a la cartera laboral reconocer a un gremio de la Central de Trabajadores Argentinos sacando el monopolio de la representación de los empleados de los subtes a la Unión Tranviaria Automotor, uno de los gremios aliados más fuertes del pope sindical.

En el Partido Justicialista miran con descrédito este choque. A los intendentes del conurbano no les seduce la idea de un nuevo mandato de Néstor Kirchner y nadie quiere ser rehén de un Hugo Moyano, por eso rechazan el pedido de la Quinta de Olivos de listas colectoras y resisten los llamados a actos públicos del camionero, que intenta impresionarlos con una demostración de fuerza que sólo le conviene a su proyecto político personal, aunque use de excusa al matrimonio gobernante.

Pero Hugo Moyano y los intendentes no son los únicos problemas que enfrenta Néstor Kirchner. La decisión de condicionar a la Suprema Corte de Justicia para que ayude a desguazar al Grupo Clarín generó una rebelión en el sector judicial y el Gobierno recibió tres rotundas derrotas en tres elecciones por los delegados para el Consejo de la Magistratura y la virtual pérdida del control del organismo que sirve para “apretar” jueces.

El choque con el Poder Judicial tiene, además, otras dos vertientes que hacen crecer el enfrentamiento con la corporación judicial: negar la inseguridad y apoyar la negativa de Santa Cruz a cumplir el fallo, en abierta rebeldía a una orden de la Suprema Corte de Justicia.

Al Gobierno no le importa perder votos por negar la inseguridad o por rechazar un fallo judicial, lo que destroza la separación de poderes en una república es que la Quinta de Olivos use ambos temas para consolidar el núcleo duro de sus votantes, una constante que une cada decisión que toma el Gobierno en los últimos dos años.

Debe quedar claro: el matrimonio Kirchner no es creativo, repite las mismas fórmulas del pasado una y otra vez tratando de obtener los mismos resultados, lo sorprendente dado que la oposición no atina a neutralizar las jugadas o a alcanzar acuerdos mínimos para poder imponerse al Gobierno.

A decir verdad, la oposición se encuentra hace un mes y medio carente de iniciativa, no llega a acuerdos mínimos en temas claves y después de aprobar el pago de jubilaciones al 82% móvil no consigue que avancen sus proyectos ni en la Cámara de Diputados, donde el oficialismo es más débil.

Si algo es claro en el último mes y medio, es la celeridad que han tomado las internas de todos los partidos y alianzas que forman el espectro de la oposición y que ya comienza a dar ganadores y perdedores en las diferentes peleas, pero sin definir, aún, roles ni candidaturas.

Por un lado, el Jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, ha resultado beneficiado de la sucesión de escándalos que rodean a la Comisión Investigadora de las escuchas ilegales y de las denuncias de una estrecha relación entre Aníbal Ibarra, Ciro James y funcionarios del Gobierno.

Mauricio Macri comenzó a recorrer las provincias y ya habla con políticos locales y empresarios como un presidenciable y no quiere avanzar en alianza, mientras Francisco de Narváez, que rompió el estancamiento que tenía en las encuestas, habla de relanzar Unión PRO.

Por su parte, Felipe Sola sigue enredado en especulaciones de alianza con Elisa Carrió mientras Mario das Neves aceptó no ir a internas en el Partido Justicialista, pero las reclama en el Peronismo Federal. Pero en el peronismo no kirchnerista se sorprendieron al saber que Adolfo Rodríguez Saa se alejaría de la fuerza porque sospecha que Felipe Sola está detrás de una campaña de denuncias mediáticas en su contra que poca repercusión tuvieron en Buenos Aires, pero mucha en las radios opositoras en San Luis.

A su vez, en el Pan-radicalismo, Ricardo Alfonsín rompió toda posibilidad de tener a Julio Cleto Cobos en la fórmula presidencial y lanzó una clara señal de que el cargo para Vicepresidente de la Nación es para Hermes Binner o, si el socialista lo cede, para Margarita Stolbitzer.

En menos de 70 días habrán finalizado las Sesiones Ordinarias en el Congreso y, casi con seguridad, la oposición no habrá logrado aprobar ninguno de los proyectos por los que se enfrentó al Gobierno todo el año.

En menos de 90 días, estaremos brindando en la celebración de las navidades, con candidatos que buscarán largas notas en los diarios, realizarán largas caminatas por las playas y llevaran a cabo muchas gestiones de “puesta a punto” para las elecciones del año que viene.

Las fortalezas de hoy pueden ser las debilidades del futuro. Las especulaciones que haremos y escucharemos, abundarán. Imágenes positivas se derrumbarán y, quizás, nuevos candidatos aparecerán.

Lo único que permanecerá igual es la preocupación sobre la salud de Néstor Kirchner, hoy por hoy, el dato más importante que condiciona todos los movimientos, especulaciones y planes de la política argentina y que confirman que, aún herido, es el político más importante del momento.

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