10 de diciembre: el día primero
Hay hechos que quedan por siempre en nuestra memoria. Nunca olvidaré lo que fue,treinta años atrás, volver al imperio de la legalidad constitucional.
Por Magdalena Ruiz Guiñazú | Para LA NACION
Por Magdalena Ruiz Guiñazú | Para LA NACION
Significaba nada menos que reintegrarse al mundo de las naciones democráticas. A la aplicación de las leyes de Vélez Sarsfield. Era como haber logrado una meta imposible. Los largos años de oscuridad, en los que la desaparición de personas, la tortura y la ilegalidad se habían convertido en un quehacer cotidiano, quedaban atrás.
Y, pese a que hoy escribimos estas líneas entre disturbios y pillajes, aquel 10 de diciembre de 1983 sellaba una nueva manera de vivir.
Quizá los jóvenes no puedan comprender cuánto significa respirar un aire nuevo, libre de amenazas.
Y en aquella tarde, también, junto al fragor de la calle, tras los muros del Teatro Colón de Buenos Aires, la cadena oficial de radio y televisión no emitió un comunicado numerado.
Simplemente recurrió al genio de los que supieron evadirse de la sordera que acompaña al dolor: en esa ocasión (y ejecutando un deseo presidencial) conteniendo lágrimas de emoción pudimos escuchar el Himno a la Alegría de un ser libre como fue Beethoven cuando, sin oírla, pudo escribir la Novena Sinfonía.
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