Buscando un culpable: ¿Se va o se queda Julio De Vido?
Si Guillermo Moreno terminó apartado de la Administración Cristina, ¿por qué no sucedería lo mismo con Julio De Vido, en un escenario de 'sálvese quien pueda'? Hoy día, Julio De Vido surge como el personaje emblemático de la pérdida del autoabastecimiento de hidrocarburos y de los diversos problemas que se profundizan en el caos eléctrico.
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). La opinión pública necesita un culpable de la crisis en la distribución de la energía eléctrica (en Ciudad de Buenos Aires y Gran Buenos Aires), y en la generación (en diversas localidades del interior del país). Con insistir en que Edesur y Edenor son los responsables no alcanza por muchos motivos pero hay 2 muy importantes:
> son empresas casi intervenidas por el Estado Nacional desde hace años, y con representantes permanentes de la Presidente de la Nación en los directorios, que no han cuestionado todo lo que el ministro Julio De Vido afirma que corresponde criticar ahora que la crisis sumergió a todos; y
> el Estado Nacional conoce que la interrupción de la concesión en ambos casos no resuelve nada (hasta podría resultar un alivio para las empresas) y, en ese caso, Cristina Fernández de Kirchner se haría cargo personalmente de las inevitables crisis próximas.
La crisis necesita un culpable, que no puede ser Cristina Fernández de Kirchner, obviamente.
Tampoco puede ser responsable, en el imaginario K, la memoria del ignorante Néstor Kirchner, a quien desde Roberto Lavagna a Daniel Scioli ya en 2003 le explicaban que había que reformular el cuadro tarifario y negociar acuerdos de inversión de las empresas para que no ocurriese lo que está sucediendo, pero él simulaba no entender de qué le hablaban y siempre justificaba mantener la ridícula situación.
Hasta ahora, a Julio De Vido sólo lo sostiene que Elisa Carrió propicie el juicio político al ministro, que fue tan poderoso en los días de Néstor Kirchner, y luego inició un descenso progresivo y permanente.
Sin embargo, cuando De Vido amenazó con marcharse, explicando que tenía problemas de salud (la diálisis cotidiana), Cristina se lo impidió, y lo mantuvo hasta la fecha: hombres de Néstor, tal como sucedía con Guillermo Moreno, hasta que éste rodó para darle fuerza a la designación de Jorge Capitanich y Axel Kicillof.
Pero el 'efecto positivo' del arribo de ambos funcionarios, ya caducó. Ambos lucen ya con un deterioro semejante al que tendrían funcionarios de mucho tiempo en el gabinete de Cristina.
¿Podría concederles alguna fuerza remanente la salida de De Vido, al menos para intentar replantear la política energética en lo que se refiere a energía eléctrica?
El debate es generalizado en el gabinete de Cristina Fernández de Kirchner, quien obviamente no escucha los rumores porque se encuentra en El Calafate, Santa Cruz, y sólo se le conoce un silencio sólo quebrado para afirmar que no será candidata a nada en 2015. Pero hasta ahora no le deseó felices Nochebuena y Navidad a sus gobernados, justo ella que dice haber redescubierto su fe católica apostólica romana desde que Jorge Bergoglio es Papa.
Sólo queda la posibilidad de que Cristina dirija un mensaje de fin de año a los ciudadanos, aunque tendrá que reflexionar sobre sus palabras porque el horno no está para bollos.
Hay funcionarios que insisten -no es el caso de Carlos Zannini, dicen- que De Vido debería permanecer porque mantiene diálogos con sindicalistas e intendentes bonaerenses que nadie más conserva en la Administración Cristina. Pero esa no es una razón suficiente cuando hay un malestar generalizado en la población que, además, denuncia la impunidad, y cuestiona que De Vido sólo arroje su verborragia sobre las empresas aunque tampoco 'saca los pies del plato'.
Pero hay funcionarios que De Vido ya es una carga para Cristina, cuya popularidad en 45% ya nadie cree porque la ubican mucho más abajo, casi inexistente.
Mientras se resuelve el futuro de Julio De Vido, aquí algunos apuntes sobre el final de 2013 e inicio de 2014:
"(...) se viene propagando una imagen de inacción gubernamental ante hechos coyunturales como los cortes de luz. Julio de Vido, el ministro que rigió los destinos de la política energética en la última década, no hizo mucho más que montar un “call center” con 15 operadores telefónicos que reciben quejas de usuarios afectados en la región metropolitana. Intentó mitigar así la -a esta altura- clásica mala atención de las empresas, que colocan grabaciones y despersonalizan el contacto.
El ministro de Planificación encarna el desgaste que puede sufrir una persona con el paso del tiempo en funciones de elevada responsabilidad pública. De otro modo no puede entenderse que haya declarado -como si fuera un meteorólogo televisivo- que “la ola de calor es como un tornado sin viento”. Más enfático fue Capitanich cuando amenazó a las empresas con rescindirles el contrato de concesión y advertir que el Gobierno analiza traspasar el servicio a la Provincia y la Capital.
“Otra vez se quieren sacar el muerto de encima, como hicieron con los subtes”, bramaron en el Gobierno porteño al enterarse del regalito de fin de año que les estaría empaquetando el kirchnerismo.
En La Plata, en tanto, reaccionaron con más mesura, aunque puertas adentro de la gestión sciolista hay preocupación. Tanto unos como otros coinciden en pronosticar que serán ellos los que -eventualmente- deberán pagar el costo político de aumentar las tarifas del mercado eléctrico. Igualmente, la dupla Capitanich-Kicillof empezó a dar señales de que buscará “corregir las asimetrías” que se presentan en el cuadro tarifario, según anticipó el propio jefe de Gabinete.
En los hechos, el Gobierno ya subió el pasaje de las líneas de colectivos metropolitanas a $2,50, lo que le permitiría ahorrarse unos $3.000 millones en concepto de subsidios al año. La Casa Rosada y el Palacio de Hacienda comienzan a perfilar un 2014 austero en términos fiscales. Por eso cerraron este año con un acuerdo con los gobernadores de provincias que están endeudadas con la Nación, empezando por Buenos Aires.
Daniel Scioli fue el primero de los mandatarios en firmar el convenio, por el cual accedió a que le refinancien un pasivo de 4.600 millones de pesos a cambio de revisiones trimestrales del poder central. Pasando en limpio, el acuerdo llevará a los gobernadores a tener que marcar más seguido los teléfonos de Capitanich y Kicillof.
En ese contexto, el correntino Arturo Colombi firmó bajo protesta -había advertido en la semana sobre la posibilidad de tener que emitir cuasimonedas- mientras que el cordobés José Manuel de la Sota directamente se ausentó del encuentro.
El aumento salarial que el gobernador mediterráneo concedió a la Policía provincial en medio de una ola de saqueos fue en su momento como un incentivo para los uniformados de otros distritos, que iniciaron una serie de acuartelamientos.
De la Sota ya mantuvo contactos con varios colegas -entre ellos Scioli- para que las provincias le exijan a la Nación un fondo extra destinado a pagar los aumentos a policías, pero no tuvo éxito porque la Casa Rosada le cortó el paso rápidamente.
Es más, Capitanich pidió a los gobernadores que sigan el ejemplo del Chaco, cuyo vicegobernador a cargo, Juan Carlos Bacileff Ivanoff, dijo que no cumplirá el acuerdo con los policías locales porque fue firmado “bajo extorsión”. (...)
"Jorge Capitanich es una sombra de lo que fue. Se ha convertido a la religión del cristinismo exaltado, que tiene como dogma hablar en público para que lo escuche la Presidenta. Integran esa facción política funcionarios presuntamente democráticos que no le hablan a la sociedad, sino a la que los manda. Nadie que haya conocido a Capitanich puede creer que es sincero cuando dice, por ejemplo, que la inflación es culpa sólo de algunos argentinos insolidarios. O que los cortes de energía son responsabilidad exclusiva de las empresas eléctricas.
El problema de fondo es que Capitanich no puede, ni siquiera hablando naderías todos los días, aceptar el fracaso de un relato. Una simple alusión indirecta a esa derrota sería el fin de su experiencia como jefe de Gabinete de Cristina Kirchner. La Presidenta tiene un arte especial para convertir el discurso público de sus ministros en un diálogo a solas con ella. Capitanich no es el único. Todos los ministros son iguales. La diferencia consiste sólo en que Capitanich habla todos los días. ¿Para qué lo hace? ¿Por qué? Es un misterio.
Varios economistas sostienen que la inflación de diciembre será del 4%, pero que la que mide sólo los precios de los alimentos trepará hasta el 6%. El discurso de que sólo los otros tienen la culpa es inverosímil. El Gobierno es el único y arrebatado fabricante de dinero que cada vez significa menos. Ni modera el gasto público, que es uno de los más elevados de la historia, ni manda parar la infernal máquina de hacer billetes, que es una forma infalible de espolear la inflación. Una inflación cercana al 30% aguarda al final de una década de gobierno arbitrario y personalista. (...)".
"En estos días, varias consultoras han publicado sus predicciones para 2014 y, en general, todas coinciden en el escenario, aunque difieren en los resultados finales, pero no por mucha diferencia. En general, las consultoras estiman que la economía crecerá entre 0 y 1,5% y que la inflación rondará entre 28 y 30%.
A pesar del escepticismo reinante, algunos creen que, más por necesidad que por convicción, el gobierno deberá recurrir a retocar las tarifas eléctricas. De esta manera tendría un doble beneficio, ya que gastaría menos pero le subirían los ingresos por los impuestos asociados a estos servicios. Esto surgió de la consultora Abeceb, desde donde prevén, también, un dólar oficial cercano a $ 8 y un informal cercano a $ 13.
También es preocupante lo que pueda ocurrir con el saldo comercial y el nivel de las reservas. Sabido es que el equipo de gobierno ha decidido intentar volver a los mercados internacionales, para lo cual están intentando resolver cuestiones pendientes.
La renegociación de las sentencias en Ciadi ha sido un primer paso y queda terminar de arreglar con Repsol (negociación que aún está abierta y sin final claro) y con el Club de París, que estaría exigiendo un pago inicial importante. En este caso, los más duros son Alemania y Japón.
En este rubro, las estimaciones van desde un superávit de US$5.000 millones a US$8.500 millones, mientras que la estimación de reservas varía entre US$ 20.000 millones y US$25.000 millones. Por supuesto, en estas diferencias hay diversas evaluaciones acerca del éxito que el gobierno pueda tener o no para conseguir crédito.
También influirá el saldo comercial, ya que los últimos datos permiten esperar una menor cosecha de granos con precios descendentes. No se espera una mejora en la situación de las economías regionales, mientras que las exportaciones a Brasil se complican más que este último trimestre, lo que trae dudas acerca de la actividad industrial en el sector automotriz.
En este aspecto, la expectativa de una aceleración inflacionaria complica la perspectiva comercial, ya que no habría recuperación del tipo de cambio real.
Y todo esto terminará repercutiendo en la situación fiscal. Los estudios de Fiel revelan que se espera un mayor deterioro de la situación fiscal, por la persistencia de los subsidios y la asistencia que la Nación deberá hacer a las provincias, que están en una situación límite. En ese sentido, los cálculos oscilan entre $70.000 millones y $110.000 millones de déficit del Tesoro para 2014.
En todos los casos, hay preocupación por los niveles de demandas salariales que los sindicatos puedan plantear en las próximas paritarias. Esta expectativa inflacionaria, por supuesto, da por sentado el fracaso del nuevo acuerdo de precios que el gobierno propone a partir del 3 de enero. De ser así, no debería extrañar una profundización de la intervención del gobierno, lo que agudizará el problema.
Desde la consultora Ecolatina, las previsiones no son buenas, ya que esperan un magro crecimiento del 1%, con una inflación del 28,5%. Se prevé un dólar oficial en $ 8,30 y un saldo comercial de US$4.800 millones, mientras que el resultado del Tesoro espera un déficit de $115.000 millones."
"La Argentina concluiría el 2013 con un superávit comercial de 9.000 millones de dólares pero con limitaciones en sus exportaciones que preocupan a futuro, según un reporte elaborado por la consultora Management & Fit.
En noviembre el saldo positivo de la balanza comercial aumentó un 11% anual, pero el "repunte pasajero" aún no logra terminar con el fuerte descenso que se acumula en lo que va del año.
Los datos oficiales indican que las exportaciones avanzaron 3% respecto del año anterior y, a su vez, se registró que en las importaciones hubo una desaceleración.
Según el análisis de la consultora, el Gobierno se enfrenta al dilema de optimizar el nivel de actividad y aceptar mayores importaciones, en especial energéticas, lo cual disminuiría el superávit comercial, única fuente generadora de divisas.
La alternativa sería sostener el stock de dividas del BCRA hasta 2015, lo que provocaría una economía con un "chato crecimiento y una inflación elevada", según la consultora.
Respecto de las ventas externas del agro, según el INDEC, disminuyeron casi 5% anual, con bajas en precios y menos cantidad de volúmenes despachados.
Por cuestiones estacionales, el aporte del complejo sojero fue escaso, lo cual se suma a la baja asociada a los cereales, que tienen al trigo como principal producto.
Las exportaciones de manufacturas repuntaron, pero dos tercios de ese incremento se deben a las ventas de productos químicos, aunque la venta de vehículos, que tienen a Brasil como principal destino, también tuvieron un papel importante.
Las ventas de combustibles siguen en caída, mientras que las importaciones aumentaron un 6% en relación a noviembre del año pasado, aún así, el déficit de 138 millones de dólares resultó ser el más bajo del año.
"La incapacidad para abastecer la demanda energética continuará obligando a cubrir el faltante con importaciones, en especial si las redes eléctricas se exigen más de lo debido a causa de las altas temperaturas, por lo que el déficit del sector podría superar los 6.500 millones de dólares para 2013", indicó el estudio.
Respecto de otras compras externas, las importaciones no energéticas subieron 1,2% anual, tasa similar a la que se registró en octubre, pero menor a la de septiembre."
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