Adiós al 2013 : No, no y no
La reacción más usual en alguien que no quiere admitir su responsabilidad es, sin dudas, la negación. Y en eso, Cristina Fernández parece ser una especialista. Si hay algo que caracterizó al Gobierno nacional especialmente en este año que termina fue, más que nunca -y quizás lo haya sido porque muchos problemas 'explotaron'- la negación: no hay inflación, no hay inseguridad, no hay crisis energética, no hay corrupción, no hay narcotráfico... no, no y no. El maravilloso y mentiroso mundo de los K.
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24) Si hay algo que caracteriza al gobierno de Cristina Fernández es la negación constante de todo problema que implique alguna responsabilidad de su gestión. Y este año que termina fue, más que nunca -y quizás lo haya sido porque muchos de esos problemas 'explotaron'- un año de negación: no hay inflación, no hay inseguridad, no hay crisis energética, no, no y no.
Sin embargo, por más que la Presidente se empeñe en negar los problemas, tarde o temprano estos terminan explotando, y su responsabilidad -y la de sus funcionarios- es innegable (algún día, Dios y la Patria se lo demandarán...)
Hagamos un repaso por los principales problemas que el Gobierno K niega, miniza y -lo peor- no se ocupa de solucionar:
#Inseguridad
La inseguridad es una problemática que se encuentra en el 1er lugar de las preocupaciones de la ciudadanía en cualquier encuesta que se consulte. De hecho, un relevamiento publicado en noviembre por la consultora Magement & Fit mostraba además que el 51,8% de los encuestados opinaba que el gobierno no se estaba ocupando de darle solución.
De más está decir que las consignas contra la inseguridad fueron mayoritarias en las manifestaciones del 13-S y del #8N.
Es histórica la posición del gobierno kirchnercristinista al respecto: siempre ha negado que el delito lo haya desbordado e insiste en que los índices del crímen han descendido durante su gestión.
El colmo de la minimización corrió por parte de la ya célebre frase del entonces ministro del Interior, Aníbal Fernández, quien en aquellos años dirigía las fuerzas de seguridad: "Lo que hay es sensación de inseguridad", dijo entonces.
Actualmente, aunque la cantidad de víctimas fatales por hechos de inseguridad hacen más que visible al problema, el Gobierno sigue minimizando la inseguridad.
La presidente Cristina Fernández creó en 2009 el Ministerio de Seguridad, una ligera aceptación de que no se estaba haciendo todo lo posible en la materia. No obstante, su titular, Nilda Garré no se despegó ni un milímetro del discurso que se sostenía hasta el momento. En agostó último, Garré dijo: "La gente ve muchas cosas que la angustian, algunas de esas noticias son bien intencionadas y otras no. Todo eso aumentó la sensación de inseguridad".
Una reiteración que de poco sirve a las numerosas familias que han perdido a algún familiar o amigo en un hecho delictivo o que ha padecido robos o entraderas. De igual forma, es inútil decirle a estas personas y todas aquellas que se sienten atemorizadas por estos acontecimiento que la Argentina "no tiene los peores índices" y que hay países que en este aspecto están peor.
No obstante, el discurso negador sólo se interrumpe cuando el cristinismo puede sacarle algún beneficio, como ocurrió durante la campaña electoral: fue el caso de la provincia de Santa Fe, y más específicamente la ciudad de Rosario, donde el cristinismo, tanto desde el sector político como el de las organizaciones sociales, se ha propuesto a machacar con el tema de la inseguridad, lo que exhibe más una intención de esmerilar al gobierno socialista de Antonio Bonfatti, delfín de Hermes Binner, del FAP, que a poner en discusión una problemática de larga data.
El cristinismo usa la inseguridad como instrumento contra sus adversarios políticos, mientras la niega cuando se le interpela en cuanto a su responsabilidad sobre ella.
# Inflación
Tanto desde el discurso como desde los números oficiales, la inflación para el Gobierno no existe. Sin embargo, se trata de uno de los problemas con raíz económica y consecuencias sociales más graves para el país.
Según el Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana, el 2013 finaliza con incrementos que se profundizaron especialmente durante el último trimestre. En este período el aumento promedio de los 50 productos de la Canasta Básica de Alimentos fue del 13,68% (3,17% sólo en diciembre), elevando la variación de todo el año al 34,03%.
Mientras en diciembre del año pasado una familia de dos adultos y dos niños pequeños necesitaba como mínimo $1695.95 para alimentarse durante 30 días, hoy no podría lograrlo sin contar como mínimo con $2272.41 mensuales, mientras el INdEC insiste que $680 son suficientes.
De más está decir que el Instituto de Estadísticas y Censos (INdEC) ya ha perdido toda credibilidad, difundiendo índices de inflación que representan menos de la mitad de los estimados por consultoras privadas. Las mismas consultoras que fueron acalladas por el entonces secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, a través de fuertes multas. Pero que además no se condicen con los precios que uno ve todos los días cuando sale a comprar...
"Acá no hay control de precios" lo que hay es un "acuerdo con los supermercados", es una de las frases negadoras, en boca de la entonces subsecretaria de Defensa del Consumidor y 2da de Moreno, María Lucila 'Pimpi' Colombo. "No es cierto que aumenta todo", es otra de sus frases optimistas (e irreales). Otro problema que el Gobierno no reconoce ni soluciona.
# Crisis energética
En estos días más que nunca hemos asistido a un cúmulo de excusas y justificaciones oficiales a raíz de los cortes de luz que afectan a miles de personas, debido a las altas temperaturas que dejaron en evidencia la crisis energética que atraviesa el país.
Desde el Gobierno argumentan que toda la responsabilidad por los cortes de luz es de las empresas distribuidoras, Edenor y Edesur. Cero autocrítica, cero previsión, cero solución: sólo un lavado de manos.
El alto consumo de energía debido a la ola de calor volvió a desnudar, ora vez, la precaria situación del sistema de distribución producto de la desinversión, entre otros factores. Y el Gobierno sigue negando, aún cuando la situación es tan evidente...
La crisis energética es desde hace una década un factor de irritante para el Gobierno Nacional. Tanto a nivel económico, por los ajustes que implica, como político, porque sugiere el fracaso allí donde la administración kirchnercristinista sólo ve triunfos. Es la razón de la expropiación de YPF y uno de los pilares fundamentales de la aplicación del cepo cambiario y de las restricciones a las importaciones.
"Argentina perdió definitivamente el autoabastecimiento energético que exhibía desde hacía dos décadas, un autoabastecimiento basado en la utilización de una matriz energética diversificada, que le permitió tener saldos exportables positivos en materia de hidrocarburos desde 1989 hasta 2010", destacó un grupo de exsecretarios de Energía de la democracia en su último documento.
"El discurso oficial de los primeros años era "dada la crisis el gobierno tiene que subsidiar para que no caiga más la ecuación económica". Cuando avanzamos en los valores económicos deberíamos haber sincerado los retrasos de los valores energéticos. Por un lado era más cómodo y políticamente más agradable mantener el subsidio", opinó el consultor energético Eduardo Fernández. (ver nota relacionada).
Según los especialistas, los cortes de energía “se deben a la falta de infraestructura, que obedece a que no se han hecho las inversiones, porque las condiciones no son las correctas, o sea, tarifas y seguridad jurídica”. Y, además, no hay control.
Con miles de personas sin luz desde hace varios días (hasta 26 días, en los peores casos) el Gobierno continúa negando la crisis energética. Si esto no es crisis, ¿qué es?
# Corrupción
De los problemas mencionados, este es sin dudas el que el Gobierno menos reconocerá, por razones obvias (de responsabilidad penal, sobre todo). Pero no hay que olvidar que la inseguridad que produce la corrupción alimenta el número de víctimas fatales con tragedias como la de Cromañón, la de la estación Once, las inundaciones en La Plata; o las tradicionales por falta de infraestructura.
Cada vez que se involucra a un funcionario nacional en un heho de corrupción, la versión oficial es la misma: se trata de un invento mediático o de una falsa acusación de la oposición.
Sin embargo, según una reciente encuesta del Foro Económico Mundial (World Economic Forum) -por ejemplo- la Argentina obtuvo "una de las más bajas puntuaciones en términos de corrupción".
Y muchos de los funcionarios kirchneristas han sido denunciados e investigados por hechos de corrupción. Algunas denuncias avanzan en la Justicia, como es el caso del vicepresidente Amado Boudou, o del ex secretario de Transporte, Ricardo Jaime.
También fueron denunciados empresarios K, como Lázaro Báez, a quien actualmente la Justicia se encuentra investigando.
# Narcotráfico
Este es uno de los problemas más 'nuevos' en lo que respecta a la agenda pero desde hace tiempo que viene creciendo en nuestro país. Recientemente hubo comunicados de la Iglesia Católica y de la Corte Suprema de Justicia de la Nación reclamando al Gobierno acciones inmediatas para poner fin a este flagelo. ¿Y qué hizo el Gobierno? Sí, adivinó: relativizarlo y lavarse las manos.
Para el secretario de Seguridad Sergio Berni, el crecimiento de la actividad narco es producto de que los esfuerzos para contrarrestarla han fracasado a "nivel mundial".
"La política a nivel mundial de la lucha contra el narcotráfico ha fracasado y a los resultados en el mundo nos remitimos. Hay que entenderlo desde una óptica distinta, que es con la que estamos abordando este problema", dijo Berni, encontrando la excusa que el Gobierno Nacional necesitaba para explicar el avance del narcotráfico en el país.
Sus declaraciones recuerdan a aquellas con las que la Presidente intentaba explicar los avatares de la economía doméstica. No era que en la Argentina hubiera problemas sino que "el mundo se nos cayó encima".
En este sentido, Berni le exigió al "mundo" solucionar el problema del narcotráfico: "El mundo debe dar un debate en serio, sin mezquindades, para intentar una nueva metodología que hasta el momento no se ha aplicado", dijo.
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