Club de París: La receta del FMI sin FMI y la 'herencia' de Cristina
Era lógico que el peso mayor de los pagos al Club de París los iba a tener que afrontar el próximo gobierno, pero las cifras estremecen a la oposición que aspira al sillón presidencial en 2015 porque sumando otros vencimientos de deuda en 2016 habrá que pagar US$17.400 millones. Hay otros puntos oscuros. Según el comunicado oficial del Club, Kicillof aceptó hacer un pago a cuenta por US$1.150 millones sin que el acuerdo final esté cerrado. Tampoco hay obligación para abrir líneas de crédito para la Argentina. Nadie explica cómo la deuda reconocida por el ministro de Economía pasó de US$6700 millones en 2008 a US$9.700 millones ahora. Por último, el FMI no participa del acuerdo porque Kicillof se comprometió a aplicar la clásica receta del organismo que ya se nota en la economía argentina: devaluación del peso, aumento de tasas, aumento de tarifas (vía quita de subsidios) y depresión de los salarios.
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24).- Después del anuncio, el análisis. Y el acuerdo con el Club de París empieza a entrañar varias cuestiones oscuras y otras riesgosas. Era sabido, tal y como adelantó Urgente24 el miércoles (28/05), que el grueso de lo que se acordara con los países de ése organismo lo pagaría el próximo gobierno. La cuestión era cuánto. Otro tema era el rol del Fondo Monetario Internacional. No hubo FMI en el plan de pagos acordados sencillamente porque los integrantes del Club entendieron que Axel Kicillof ya está aplicando la receta del Fondo. Luego el apoyo decisivo de USA viene por la misma razón. Por último, la ‘herencia’ cristinista se hace muy pesada sumando otros vencimientos de deuda a partir de 2016 y será peor si el Banco Central no recupera suficientes reservas.
Muy interesante el análisis de Marcelo Bonelli en Clarín, algunos puntos salientes:
El apoyo del Tesoro de los Estados Unidos, a través de su delegado en Francia, fue crucial para que la Argentina pudiera cerrar el acuerdo financiero con el Club de París.
Clarín confirmó que fue el representante de Washington el que dio un aval clave en las negociaciones y el que logró torcer la intransigencia inicial de representantes de Alemania, los Países Bajos y Japón. Después, acompañaron la posición que lideró EE.UU. los directores de Francia, España e Inglaterra. La jugada de los Estados Unidos obedece a la intención de darle cobertura política a la estrategia de ajuste ortodoxo que Axel Kicillof lleva adelante y agrada a Wall Street.
El ministro –en forma desprolija– instrumentó un programa de estabilización clásico y con entusiasmo intenta resolver las exigencias de la Casa Blanca: Repsol, Club de París, Ciadi y aparecer dócil en caso holdouts.
Luego, Cristina autorizó a aplicar la receta del FMI: devaluación, aumento de tasas, tarifazos y caída del salario. Precisamente la instrumentación de esa receta hizo viable una cuestión política para la Casa Rosada: que el Club de París no insistiera con la auditoría del FMI, dado que Kicillof lleva adelante su tradicional programa.
Boudou aceptó exigencias frente a Ramón Fernández, el titular del Club de París. Estas son: – Hará un pago a cuenta por un total de 1.150 millones de dólares, sin que el acuerdo final se encuentre totalmente cerrado. El comunicado oficial fue muy explícito sobre esta exigencia: “La realización de un pago inicial bajo un compromiso formal de Argentina es necesario e importante.” – Reconoció que el monto de la deuda asciende a 9.700 millones de dólares, cuando los registros del propio Palacio de Hacienda hablan de una cifra muy inferior.
El último trabajo oficial, de comienzos del 2007, señala que las obligaciones con el Club de París eran de solo 5.562 millones de dólares.
Una diferencia del 74%, que no justifica ningún punitorio.
La última estadística, de diciembre del 2013, dice que la deuda trepaba a 6.089 millones de dólares. Una diferencia del 59%.
El incremento no está justificado y podría incluir maniobras irregulares durante la gestión de Boudou.
–No es obligatoria la apertura de líneas de crédito de las naciones del Club de París hacia la Argentina. Sólo lo harán los países “que lo deseen”. Esta cláusula desvanece el relato oficial, porque el acuerdo ayuda pero no habilita los préstamos, los cuales no se destrabarán hasta que cese la incertidumbre económica. Fue un requisito de los acreedores más duros y el Club de París lo incluyó explícitamente en su comunicado: habló de deseo de los países, y no de apertura irrestricta de créditos para invertir.
En Infobae, se destaca que los pagos de bonos en divisas pasan de los u$s6.300 millones este año, a u$s13.800 millones en 2015 (incluyendo los u$s500 millones del Club de París). O sea, más del doble. En 2016 el peso de los vencimientos con el Club de París se hacen más palpables: llegan a u$s2.100 millones. Ese año hay que pagar deuda en moneda dura por 17.400 millones de dólares.
Según la consultora Fisonport: "El comunicado oficial nada dice sobre los pagos subsiguientes hasta completar los 9.700 millones de dólares más intereses. Eventualmente, quedarían 7.400 millones para cancelar en tres años (2017, 2018 y 2019)".
US$ 7.400 millones para cancelar después de 2016 en tres años "es una carga excesiva que se impone al próximo gobierno, a cumplir en un corto plazo", sentenció Fisonport.
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