Avanzan las reparaciones del ‘Irizar’ y estaría listo en 2015
El ministro de Defensa, Agustín Rossi, se ilusiona con ofrecer a Cristina Kirchner la oportunidad de botar el rompehielos Almirante Irizar antes de que finalice su mandato. El buque se encuentra en reparación desde que sufrió un incendio, en 2007. El costo de esta operación ya alcanzó los 533 millones de pesos y, cada año, el Estado gasta cerca de 20 millones de dólares para alquilar un buque de reemplazo.
Sus antecesores, Nilda Garré y Arturo Puricelli, ya pronosticaron sin suerte la finalización de la obra –que se realiza en los astilleros Tandanor, frente a la isla Demarchi–, para las campañas antárticas de 2009, 2011 y 2013. Para respaldar sus afirmaciones, el ministro invitó a periodistas a visitar el buque. Durante la visita, el capitán de navío Angel Cuccorese, jefe del proyecto de reparación, ratificó que estará listo en 2015 pero, por las dudas, aclaró que siempre hay “imprevistos”.
—¿El buque estará listo para la campaña del próximo año?
—Lo indicó el ministro. El objetivo es llegar a la campaña antártica 15/16 con el buque listo. Será un buque totalmente distinto, tras la reparación y la modernización, que responderá a las normas internacionales más exigentes.
—Lo indicó el ministro. El objetivo es llegar a la campaña antártica 15/16 con el buque listo. Será un buque totalmente distinto, tras la reparación y la modernización, que responderá a las normas internacionales más exigentes.
—¿Cuál es la relación entre el costo de reparación en la Argentina y los precios internacionales?
—Antes de iniciar la reparación, hubo un estudio de factibilidad técnica. Se evaluaron cuatro opciones diferentes, como comprar un buque nuevo, reparar en otro país o comprar uno usado. También hay elementos difíciles de valorizar en la activación de la industria naval argentina y de los eslabones interindustriales. Esa es la parte no valorable, pero el estudio técnico que se preparó para la decisión política de repararlo en el país mostró que en ese momento un buque nuevo estaba entre 250 y 300 millones de euros. Hagamos cuentas... hay una diferencia abismal. El valor final de la reparación fue creciendo desde las primeras estimaciones. Covengamos que el valor puede ir escalando, como pasa en cualquier operación de construcción, a medida que pasa el tiempo. Una cosa es la ingeniería y otra es la obra, eso pasa acá y en cualquier lado.
—Antes de iniciar la reparación, hubo un estudio de factibilidad técnica. Se evaluaron cuatro opciones diferentes, como comprar un buque nuevo, reparar en otro país o comprar uno usado. También hay elementos difíciles de valorizar en la activación de la industria naval argentina y de los eslabones interindustriales. Esa es la parte no valorable, pero el estudio técnico que se preparó para la decisión política de repararlo en el país mostró que en ese momento un buque nuevo estaba entre 250 y 300 millones de euros. Hagamos cuentas... hay una diferencia abismal. El valor final de la reparación fue creciendo desde las primeras estimaciones. Covengamos que el valor puede ir escalando, como pasa en cualquier operación de construcción, a medida que pasa el tiempo. Una cosa es la ingeniería y otra es la obra, eso pasa acá y en cualquier lado.
—¿Por qué hubo retrasos en la reparación? Ya se anunció que estaría listo para campañas anteriores
—Eso pasa en todos los astilleros, también en el exterior. La clave está en que si alguien pensó que esto era sencillo, mejor que venga a ver el buque. Convengamos que éste es un rompehielos y es uno de los más pesados del mundo. En Sudamérica no hay ninguno, el más cercano lo tiene Sudáfrica. La complejidad del buque es alta. Estamos aprendiendo, se está reactivando una industria naval que estuvo parada por quince años.
—Eso pasa en todos los astilleros, también en el exterior. La clave está en que si alguien pensó que esto era sencillo, mejor que venga a ver el buque. Convengamos que éste es un rompehielos y es uno de los más pesados del mundo. En Sudamérica no hay ninguno, el más cercano lo tiene Sudáfrica. La complejidad del buque es alta. Estamos aprendiendo, se está reactivando una industria naval que estuvo parada por quince años.
—¿Tiene fe en que llegamos a 2015?
—Sí, tengo fe. Pero los imprevistos están siempre presentes.
—Sí, tengo fe. Pero los imprevistos están siempre presentes.
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