Gracias a los bancos, no habrá default (al final, Brito es liberación ¿?)
Resultará muy interesante observar cómo acomoda ahora el 'relato' el kirchnerismo ya que son los bancos -en el discurso gubernamental, gente que no es fiar- quienes rescataron la situación ofertando garantizarle al acreedor Paul Singer, US$250 millones a cambio de que obtenga el 'stay' o sea la medida cautelar que bloquea la claúsula RUFO y permite pagar los intereses del bono Discount.
por EDGAR MAINHARD
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). El Frente para la Victoria tenía visiones muy enfrentadas sobre qué hacer el 30/07, tal como ocurre con la mayoría de los temas difíciles:desde Amado Boudou hasta a quién apoyar para Presidente 2015.
Cada día que pasa le cuesta más esfuerzo a Cristina Fernández de Kirchner imponer sus caprichos que resultan, en definitiva, la conducción política del declinante FpV.
El incumplimiento de deuda dividió aguas en el oficialismo porque varios funcionarios empinados consideraron que no era ni revolucionario ni progresista incumplir obligaciones financieras, y menos con argumentos irracionales.
En cambio otros militantes y funcionarios consideraron que era la ocasión para recuperar la orientación "nac & pop" de otrora, cuando el régimen tenía dinero.
Ya no se trataba que Axel Kicillof y Juan Carlos Fábrega tuvieran diferentes apreciaciones del problema y cómo resolverlo. Fue evidente que Carlos Zannini no conseguía imponer su análisisjacobino, y que abundaron las coincidencias entre Jorge Capitanich, Gerardo Zamora y Julián Domínguez acerca de que era disparatado 'coquetear' con el incumplimiento.
Cristina Fernández de Kirchner seguía despotricando contra el juez estadounidense Thomas Griesa (como si la Cámara de Apelaciones y la Corte Suprema de Justicia de USA no hubiesen ratificado el fallo del magistrado de 1ra. instancia) pero hasta los diferenciados Daniel Scioli y Florencio Randazzo terminaban en una coincidencia mínima: defaultear era ridículo.
La cuestión era cómo salir de la encerrona.
Alejandro Catterberg, de la investigadora de opinión pública Poliarquía, se lo explicó al periodista Charly Fernández, en la noche del domingo 27/07: "Cuando comenzó este conflicto, la Administración Cristina lució muy desarmada. La gente sospechó improvisación y el resultado fue negativo para la imagen presidencial. Pero más tarde, lograron identificar un enemigo (Griesa), inventar una causa nacional (reponer la cautelar o 'stay') y apostaron al nacionalismo amenazado por los 'buitres'. El resultado fue positivo para la imagen de Cristina, que se recuperó. Y hasta ganó varios puntos. Ahora necesitan un triunfo mínimo para retirarse satisfechos. Hay que darles algo que les permita decir, en el frente interno, 'Ganamos', y listo".
Entonces apareció el banquero Jorge Brito, quien tenía bastante para perder con un incumplimiento porque las acciones del Banco Macro cotizan en New York. Si bien el incumplimiento sería del Estado, inevitablemente el riesgo-argentino perjudicaría a su empresa, entre otros problemas. Brito es un hombre de negocios multipropósito, que relizó grandes negociaciones con Julio De Vido, quien negoció que Néstor Kirchner dejara de odiarlo y comenzara a beneficiarlo aunque, a la vez,siempre Guillermo Moreno, lo tenía entre ceja y ceja.
Brito frecuenta tanto a Juan Carlos Fábrega, presidente del BCRA, como al jefe de Gabinete,Jorge Capitanich, y al gobernador Daniel Scioli, pero también a Sergio Massa, el líder del Frente Renovador. Brito avanzó en un plan que varios economistas habían deslizado a fines de la semana pasada pero nadie tenía espaldas suficientes como para llevarlo adelante: depositar una garantía a favor de los 'holdouts' demandantes para que ellos permitieran pagar a los 'holdins'.
Y debían ser privados quienes lo hicieran porque el Estado deudor no puede aparecer en esa negociación sin arriesgarse a que le ejecuten la llamada 'clausula Rufo', que dice que a los 'holdouts' hay que darles el mismo tratamiento que a los 'holdins' que aceptaron el canje unilateral (con quita de capital e intereses) dispuesto por Néstor Kirchner y Roberto Lavagna.
La 'cláusula Rufo' vence a fin de año. En enero de 2015, el Estado argentino podría negociar con los 'holdouts' sin transgredir norma alguna. Pero los 'holdouts' le ganaron un juicio al Estado argentino, y quieren ejecutar la sentencia. ¿Cómo lograr que posterguen sus apetencias? Con una garantía, eso se sabía desde hace 1 mes. Pero no se 'dibujaba' ese paso porque el Estado argentino se negaba: una cuestión de empecinamiento irracional de Cristina Fernández de Kirchner antes que inteligencia y espíritu práctico.
Por lo tanto, los bancos de capital privado nacional que se encuentran en Adeba tomaron la iniciativa que lanzó Brito a ver si podían convertirse ellos en el puente entre el Estado deudor y los 'holdouts'. Son los bancos que semanas atrás cuestionó la Administración Cristina porque los acusó de subir demasiado la tasa de interés, un planteo hipócrita porque ante la suba de la inflación los bancos tienen que subir la tasa para evitar la caída de los depósitos en moneda local.
Si funciona la estrategia, la Administración Cristina tendrá que cambiar su 'relato' de toda la situación. Durante varios días, el oficialismo presentó los supuestos beneficios del nuevo incumplimiento. Uno de sus voceros más extremos, Horacio Verbitsky, escribió en el diario Página/12:
"(...) El acceso a los mercados voluntarios de capitales está ocluido hace muchos años, lo cual no fue óbice para el crecimiento. Su retroceso en el último año obedece a otras razones, en las que el gobierno está trabajando. La financiación para inversiones privadas será un poco más difícil y onerosa para algunos, pero no para todos. El principal efecto será un incremento en el costo de los seguros para el comercio exterior. Nada agradable, pero tampoco el abismo que vaticinan quienes precisan de él para imponer nuevas condiciones al país y a sus habitantes. (...)".
Luego fantaseó que, a partir del default, que para Cristina no debía llamarse default:
"(...) será posible convocar al nuevo canje, algo que con toda probabilidad será aprovechado por quienes reestructuraron sus tenencias en 2005 y 2010, porque les permitirá volver a cobrar eludiendo el escollo judicial con el que Griesa intentó someter a la Argentina. Ya sin esa vulnerabilidad, si el 85 por ciento de los hold-in aceptara la oferta, la cláusula de acción colectiva que ahora se incluye en toda reestructuración forzaría la aceptación del resto. Así, el arma que hoy apunta al corazón de la Argentina se vería como una inofensiva pistola de juguete. (...) El reestablecimiento de un mercado local argentino (como ya ocurrió en México, Colombia o Perú) es una posibilidad muy cierta. (...)".
Un disparate que, sin embargo, habían reivindicado muchos kirchneristas.
Sin embargo, aparentemente, prevalece la moderación y la racionalidad. Sin default, Cristina podrá emitir algunos bonos nuevos y conseguir dinero como para que la crisis -que seguirá intensa porque el déficit fiscal se encuentra fuera de control, culpa de Kicillof- no resulte tan profunda.
Eso sí: hay que acomodar el 'relato', que deberá encontrarle la épica a Jorge Brito y amigos. De todos modos, el kirchnerismo ya hizo tantas acrobacias discursivas que una más no le provocará sonrojos.
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