Solanas, senador gracias a Carrió, ahora le muerde la mano
Fernando Solanas es senador nacional gracias a Elisa Carrió, quien lo fue a buscar cuando él se encontraba varado en el final de su irregular trayectoria política. Todos sabían que o Rodolfo Terragno o Alfonso Prat Gay eran mejores candidatos que Solanas y garantizaban un mejor desempeño en la Cámara alta. Pero Carrió estaba enojada con Prat Gay y dispuesta a demostrar su poder dentro de UNEN. Contra todas las opiniones adversas, Carrió sostuvo al inverosímil Solanas, mal cineasta y pésimo político, inflando su gran ego que ahora le provoca ínfulas de líder de masas cuando su salida del Frente Amplio UNEN le restaría una mínima porción de sufragios porque Solanas no existe, es una recreación de Carrió. En todo caso, Solanas es un castigo a la soberbia que muchas veces exhibe Carrió en sus decisiones, sean acertadas o erradas, y le provoca tantos sinsabores a su vocero, Matías Méndez. Obvio que el Frente para la Victoria, en caída, busca a Solanas sólo para hacerlo hablar contra Carrió y su proyecto de reunir al FAU con el PRO, única forma de garantizar una 2da. vuelta electoral no peronista.
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). El Frente para la Victoria/Partido Justicialista se solaza en la crisis que Fernando Solanas le quiere provocar al Frente Amplio UNEN.
Pero, en definitiva, es una situación similar a cuando Martín Insaurralde se marcha del FpV/PJ hacia el Frente Renovador.
¿Por qué al FpV/PJ le provoca enojo que Insaurralde no quiera perder junto a "la Ola Naranja" y ambicione ganar con el FR, pero le causa simpatía las críticas de Solanas a Elisa Carrió? Al fin de cuentas, Insaurralde tiene mucha más intención de voto que Solanas...
Pero, ahí fue el clientelar Página/12 (al que le quedan 480 días de vida), a entrevistar a Solanas. Firma la nota un tal Miguel Jorquera (que no es el divertido Miguel Jorquera, bartender en Blue Cilantro, en islas Caiman).
–La decisión de Carrió de aliarse al macrismo generó un cimbronazo muy fuerte en el FA-Unen y los cruces con usted pasaron de lo político a lo personal. ¿Cómo evalúa el futuro de la alianza electoral?
–Las peleas personales son desagradables, sobre todo cuando se predica la tolerancia, la pluralidad, la concordia y se termina mostrando una enorme intolerancia. Esto no se resuelve con caprichos ni con gestos destemplados. En política se construye con muchos matecitos de paciencia, respeto por la opinión del otro, sobre todo en un espacio que se fundó sobre la base de esa regla. Tenemos muchas coincidencias y algunos temas en debate y orígenes distintos, venimos trabajando con el centroizquierda en la tarea parlamentaria y muchas otras cosas. Pero no se puede construir un espacio sin tolerancia, sin respeto al otro. Todo eso ya se vio esta semana y también es inaceptable desde el punto de vista personal, los desplantes de una dirigente que seguramente está muy alterada, algo le está pasando, porque se ha ido muy de cauce. Yo acepto todas las diferencias y polémicas políticas, que son las que más me interesan, las otras cosas son del anecdotario personal, pero tampoco voy a dejar pasar inexactitudes porque hacen a mi trayectoria y dignidad personal.
–Pero las diferencias con Carrió llegaron a un punto en el que incluso se adjudicó el caudal electoral que lo llevó a usted al Senado.
–Esta señora no fue la que me eligió senador. A mí me eligieron los ciudadanos que ya me habían colocado en el año 2009 con casi un 25 por ciento en la otra legislativa. En ésta obtuve otros más, pero ni por broma fueron del PRO. El PRO había perdido las PASO con nosotros el 11 de agosto de 2013. El rejuntado de Unen, por el que nadie daba cinco guitas, le ganó al PRO y con un presupuesto publicitario 15 veces menor que el del PRO. Esa situación hizo que hasta el último voto del PRO fuera a sus dirigentes por temor a otra derrota. Tres puntos más de mis votantes los aportó esa masa de entre un 20 y 25 por ciento que fluctúa y que no es activo de ninguna fuerza política. Es la que le dio un enorme puntaje a Cristina en 2011, después bajó y todas estas cosas. En febrero del año pasado, cuando empezó nuestra relación, yo tenía el doble de votos que ella. Todas esas cosas son menores. Acá lo que importa es el debate de qué país queremos.
–La política de alianzas define o condiciona el proyecto político y en este tema las diferencias parecen insalvables. ¿Se rompe el FA-Unen o perdieron una precandidata presidencial?
–No me puedo adelantar a los acontecimientos, pero coincidimos la mayoría de los ocho partidos que lo integramos, salvo un sector del radicalismo y Carrió, que están negando todo lo que vinieron diciendo en estos tiempos y están provocando la destrucción de Unen. Son gestos de provocación porque se apartan de la carta fundante de Unen, que firmamos y la hicimos pública el 22 de abril del año pasado. El que quiera hacer otras cosas, que la haga, pero el espacio de Unen no da para eso.
–¿A qué le adjudica el cambio de opinión?
–Son proyectos distintos y cuando se van acercando los momentos de definiciones, eclosionan. Internamente empezamos la etapa de afinar las propuestas, esto nunca se discutió en la mesa de Unen y las veces que se discutió, se ratificó que el PRO no tenía cabida en este espacio.
–¿En qué ámbito se discutió?
–Por mi parte, que encabezo un grupo de senadores del interbloque, más seis diputados nacionales, y entre todos éramos cuatro jefes de partido, Luis Juez (FC Córdoba), Humberto Tumini (Libres del Sur), Mario Mazzitelli (PSA) y yo (Proyecto Sur) nos expresamos en los primeros días de mayo que el PRO no tenía ninguna cabida.
–A ese pronunciamiento no se sumaron los legisladores radicales. Y a uno de ellos, Sanz, titular de la UCR y precandidato presidencial del FA-Unen, no le disgusta coquetear con integrar una fórmula junto a Macri.
–Esta semana ha sido una acelerador de partículas o de ideas en Unen. Yo no soporto desplantes, actos intempestivos ni retos, como son los discursos de la señora Carrió. Su discurso en el acto del lunes pasado estaba lleno de estas ideas, ahora hay que aceptar también que el otro se posicione y conteste. Lo que hay que hacer es bancársela. Todos nos tragamos un sapito, pero no un sapo tan gordo. Mi discurso fue respetuoso, puedo hablar con fervor, pero expreso ideas que están en debate. Ya tuvimos debates públicos en Unen y hay que aceptarlos con altura.
–Dentro del frente hay partidos con mayor despliegue territorial, como la UCR, y en el radicalismo existe un sector importante que adhiere a la postura de Carrió. ¿Cómo se resuelve eso?
–En el radicalismo hay dos posiciones, es un secreto a voces. Por un lado, el sector que continúa las tradiciones de (Hipólito) Yrigoyen, (Arturo) Illia y (Raúl) Alfonsín. Y por el otro, un radicalismo que construye en las sombras, el del aparato, el del “Coti” Nosiglia y su armado con Macri. La relación Nosiglia-Macri es histórica y antigua. Nosotros no tenemos nada que ver con esta última ni con el PRO, al que lo conbatimos como una fuerza de alta corrupción, de gran sobreprecio en la obra pública, con un manejo institucional absolutamente cuestionable desde hace décadas. El pueblo argentino tuvo que hacerse cargo de una parte de la deuda pública de los Macri al final de la dictadura, cuando (Domingo) Cavallo la traspasó al Estado, después fueron famosos por el contrabando de autopartes con el Uruguay, el tema de las escuchas ilegales y lo último, la dolorosa contratación con China de material ferroviario con la obligación de comprarle repuestos por veinte años, sin participación de manos de obra argentina, por intermediación de su padre, Franco Macri.
–Esto es parte del diagnóstico, pero la propuesta que generaron para modificarlo se resquebraja rápidamente. ¿Cómo se soluciona?
–El próximo martes hay una reunión de la Mesa Nacional, mañana hay un encuentro de todos en Mendoza, al que yo avisé, antes de este conflicto, que no iba a ir porque todavía estoy convaleciente de una operación quirúrgica, pero a la que van a ir compañeros míos como Mario Cafiero, Javier Gentilini y del resto de las fuerzas. Me imagino que allá, bajadas las tensiones con algunos vinos, continuará este debate. Lamento que de mi discurso trascendió sólo el escandalete y la teatralización del final y ahí dije que estábamos ante una derecha moderna con otras caras: Macri, Massa y Scioli. Y nosotros no queremos la continuidad de esa derecha moderna, somos férreos opositores.
–¿Usted va a sostener su postura aún si eso significa la ruptura del FA-Unen?
–Nosotros no rompemos el frente, el frente lo están rompiendo estas actitudes que van en contra de todas las declaraciones de la mesa nacional de Unen, incluido el radicalismo y del propio Sanz, de que acá no había lugar para el PRO. Lo del lunes aceleró todo, me llamaron de Mendoza para decirme que algunos plantearon que si era necesario había que acordar con el Frente Renovador. Todo esto suena a payasada poco seria y es una traición a las propuestas que le propusimos a la ciudadanía. Sin duda más democracia y mejores instituciones, pero también más justicia social y defensa del interés de la nación y sus recursos naturales, y nosotros no nos vamos a apartar de ellas.
–Macri dijo que no interferiría en la interna de Unen, pero que tomaría un café con Carrió. ¿Considera que hubo una política deliberada del macrismo hacia sectores de Unen para provocar su ruptura?
–No me consta que se hayan reunido previamente, pero lo deben haber hecho sus embajadores. Carrió hablaba bien de (Gabriela) Michetti, y Michetti decía que le encantaría que Sanz fuera parte de una fórmula con Macri. Hemos escuchado todas estas cosas en la últimas semanas. Pero por otro lado, hubo una formidable reacción de la mayoría de las fuerzas de Unen y de grandes sectores históricos del radicalismo.
–¿Usted le va a poner fecha a la definición del tema de las alianzas?
–Seguiré trabajando por la unidad del espacio, pero no a cualquier costo sino de acuerdo con los compromisos que tomamos frente a la ciudadanía. Seré una activo militante por la unidad, a pasar de las ofensas de algunos de sus personajes, porque soy un convencido de que hay que formar una nueva mayoría en la Argentina y eso se conforma con la migración de las distintas culturas populares y democráticas que han aportado al país y mucho voto independiente, porque nadie tiene al ciudadano atado.
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