No al aborto: El Papa y los temas 'éticamente sensibles'

Los medios de comunicación de hoy (viernes 20/09) dieron mucho espacio a la frase que pronunció el Papa en la entrevista con Antonio Spadaro para la revista "La Civiltà Cattolica": "No podemos insistir solo en las cuestiones relacionadas con el aborto, el matrimonio homosexual y el uso de los métodos anticonceptivos. Esto no es posible. Yo no he hablado mucho de estas cosas, y me lo han reprochado. Pero cuando se habla de ello, hay que hablar en un contexto. El parecer de la Iglesia, por lo demás, es bien conocido, y yo soy hijo de la Iglesia, pero no es necesario hablar de ello constantemente". Algunos que piensan que estas palabras representan un cierto desinterés ante la batalla sobre los temas llamados "éticamente sensibles".Y el Papa decidió dejar en claro su pensamiento.


Papa Francisco: "Ser católicos implica una mayor responsabilidad: ante todo hacia uno mismo, por el esfuerzo de coherencia con la vocación cristiana; y luego a la cultura contemporánea, por ayudar a reconocer la dimensión trascendente de la vida humana, la huella de la labor creativa de Dios, desde el primer instante de su concepción. Se trata de un compromiso de la nueva evangelización, que a menudo requiere de ir contra la corriente, pagando uno mismo. El Señor cuenta con vosotros para difundir el "evangelio de la vida."
El papa Francisco recibió este viernes 20/09 en audiencia a los participantes al Encuentro de la Federación Internacional de las Asociaciones de Médicos Católicos. En su discurso el Papa reflexionó sobre la “situación paradójica en la profesión médica”. 
 
A pocas horas de la publicación de la entrevista, en el Vaticano fueron recibidos los ginecólogos católicos. El Papa en el discurso en la Sala Clementina habla, y mucho, sobre la vida y el aborto, recordando que "el fin último de la acción médica sigue siendo la defensa y la promoción de la vida". 
 
Francisco citó la declaración de la Congregación para la Doctrina de la Fe de 1974, que dice: "El primer derecho de la persona humana es su vida. Ella tiene otros bienes y algunos de ellos son más preciosos; pero aquel es el bien fundamental y condición para todos los demás Ella tiene otros bienes y algunos de ellos son más preciosos; pero aquel es el bien fundamental y condición para todos los demás".
 
"Ser católicos -indicó el Pontífice- implica una mayor responsabilidad: ante todo hacia uno mismo, por el esfuerzo de coherencia con la vocación cristiana; y luego a la cultura contemporánea, por ayudar a reconocer la dimensión trascendente de la vida humana, la huella de la labor creativa de Dios, desde el primer instante de su concepción. Se trata de un compromiso de la nueva evangelización, que a menudo requiere de ir contra la corriente, pagando uno mismo. El Señor cuenta con vosotros para difundir el Evangelio de la vida".
 
El Papa también invitó a salir del recinto católico: "Queridos amigos, ustedes que han sido llamados a ocuparse de la vida humana en su fase inicial, recuerden a todos, con los hechos y con las palabras, que esta es siempre, en todas sus fases y a cualquier edad, sacra y siempre de calidad. Y no por un discurso de fe, ¡sino de razón y ciencia!". Es una batalla de humanidada, antes que de fe. En esta trinchera deberían estar todos los hombres de buena voluntad.
 
“Si se pierde la sensibilidad personal y social para acoger una nueva vida, otras formas de acogida provechosas para la sociedad también se marchitan. La acogida de la vida forja las energías morales y capacita para la ayuda recíproca". La paradoja se ve en el hecho de que mientras se les da nuevos derechos a las personas, a veces incluso presuntos, no siempre se protege la vida como un valor primario y el derecho básico de todos los hombres. El objetivo final del médico siempre es la defensa y promoción de la vida”.
 
El Papa hizo un llamamiento a las conciencias de todos los profesionales y voluntarios de la sanidad, de manera particular a los ginecólogos para que colaboren en el nacimiento de nuevas vidas humanas.
 
“Una mentalidad generalizada de los beneficios, la "cultura del descarte", que hoy esclaviza los corazones y las mentes de muchos, tiene un costo muy alto: requiere que se eliminen seres humanos, sobre todo si son físicamente y socialmente más débiles. Nuestra respuesta a esta mentalidad es un "sí" decidido y sin vacilaciones a la vida. El primer derecho de la persona humana es su vida. Ella tiene otros bienes y algunos de ellos son más preciosos; pero aquel es el bien fundamental y condición para todos los demás".
 
El otro aspecto en el que insistió Francisco fue el de dar testimonio y difusión de “la cultura de la vida”. Porque la credibilidad de un sistema sanitario no se mide sólo por la eficiencia, sino sobre todo por la atención y el amor hacia las personas, cuya vida es siempre sagrada e inviolable.
 
"Ser católicos implica una mayor responsabilidad: ante todo hacia uno mismo, por el esfuerzo de coherencia con la vocación cristiana; y luego a la cultura contemporánea, por ayudar a reconocer la dimensión trascendente de la vida humana, la huella de la labor creativa de Dios, desde el primer instante de su concepción. Se trata de un compromiso de la nueva evangelización, que a menudo requiere de ir contra la corriente, pagando uno mismo. El Señor cuenta con vosotros para difundir el "evangelio de la vida."
 
Y después afrontó la cuestión más importante: "Una mentalidad generalizada de los beneficios, la 'cultura del descarte', que hoy esclaviza los corazones y las mentes de muchos, tiene un costo muy alto: requiere que se eliminen seres humanos, sobre todo si son físicamente y socialmente más débiles. Nuestra respuesta a esta mentalidad es un 'sí' decidido y sin vacilaciones a la vida. El primer derecho de la persona humana es su vida". 

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